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JOSÉ LUIS BORT
El estado de los tribunales

Togas ¿con miedo?

La estrategia de Sánchez consiste en infundir temor: «O yo o el PP y la ultraderecha». Un mensaje que también cala en la huelga

A. Rallo

Valencia

Jueves, 3 de julio 2025, 23:14

La situación. La enseñanza surge, en ocasiones, del momento más inesperado. El periodista Fernando Miñana -el 'Jabois valenciano', le apodo desde hace años- vivió ... tiempo atrás un día de gran incertidumbre, pendiente de una llamada. En realidad, todos lo estábamos aquella mañana. Por curiosidad, más tarde, le pregunté cómo había sobrellevado esas horas de aparente angustia. «He apagado el móvil y me he ido a correr. No se puede vivir con miedo». Desde entonces, en situaciones propias y ajenas, recurro a la última recomendación ante encrucijadas existenciales, debates laborales y dudas de distinta naturaleza. El presidente Sánchez, en cambio, parece empeñado en sumergir a la gente en esa espiral del temor a la expectativa que, en definitiva, no deja de ser la lógica prevención de cualquier ser humano ante un futuro que todos ignoramos. Esto se resume en el mensaje: «O soy yo o el PP y la ultraderecha». Vaya con el asunto. El comunicado no puede ser más perverso. Porque, en resumen, obliga a validar cualquier decisión del Ejecutivo ante el infundado temor de que todo lo que venga será peor. Bajo esta premisa se desprecia el análisis de cualquier medida desde un punto de vista racional -¿existe otro?- lo que lleva a un buen número de electores a anular -también silenciar- su capacidad crítica, la posibilidad de fundamentar o formar parte de una opinión pública, si es que todavía existe. Esto se configuraba como un fenómeno previsible en los más cafeteros, los irreductibles, los de la bandera. Pero resulta sorprendente hasta qué punto parece que esa idea ha calado también en supuestas elites de la Administración. La huelga de jueces y fiscales ha sido el escenario perfecto para desprenderse de algunas máscaras y comprobar cómo quienes enarbolan la bandera del progresismo de día pueden mutar en tremendamente reaccionarios al caer la noche. Parece lógico acabar con la interinidad en la Justicia. Lo que despierta las sospechas es el método y también el momento. Es como si a mitad de un partido de fútbol se decide cambiar de lugar la portería o, incluso mejor, se ponen dos porterías y, esperen mejor aún, se deja una sin portero. Seguro que hay mejores opciones. Este diagnóstico -indudablemente malo para el sistema- es compartido por una amplísima base. Pero, es ahí, donde aparece de nuevo el miedo. «O esto o la derecha del PP». ¿Existen personas que con una supuesta inquietud cultural, con una demostrada capacidad de esfuerzo intelectual y un sueldo aceptable y blindado caen rendidos al mensaje de «cuidado que viene la derecha»? Lo dicho sirve también para el caso inverso. ¿Qué miedo existe a cambiar de partido? Desconfiemos de las trincheras ideológicas. El miedo no puede paralizar a todos. Y menos a quienes se les presupone fervorosos seguidores de 'Saber y Ganar'. Al final, quizá, se descubran como fanáticos del 'Sálvame'.

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