Urgente Aemet anuncia un cambio en el tiempo en la Comunitat a partir de este lunes
El estado de los tribunales

Mazón, ¿todo esto merece la pena?

El rol del presidente el día de la dana multiplica su protagonismo y enturbia la defensa de la Generalitat en la causa penal

A. Rallo

Valencia

Jueves, 30 de octubre 2025, 23:12

La radiografía. La mentira, la tergiversación y el enredo se han transformado en cualidades inherentes al ejercicio de la política. También en esto existe ... una evidente degradación de lo público. El retrato anterior no es una excepción sino, por desgracia, la muestra más mayoritaria. Hasta el punto de poder plantear esta encrucijada: ¿Se ejerce hoy la política sin la mentira? Ejemplos encontramos en absolutamente todos los partidos. El compromiso con la ciudadanía es inexistente. Mazón, inmunizado contra el rubor, dijo el otro día: «¿Quién ha mentido?». Negar lo obvio siempre es mal camino. Mazón hizo lo mismo que Sara Montiel cuando justo después de casarse, salió y ante una nube de informadores soltó aquello de: «¿Quién se ha casado? ¿Qué invento es este?». En esta huida hacia delante de Mazón a lo Montiel hay un hecho diferencial. Aquello resultaba cómico. Pero esto es trágico: tenemos a 229 víctimas mortales. La indignación cierra el camino al humor. Mazón debía saber -y si no se lo debieron decir- que el relato que elaborara a partir del día 30 debía ser, en primer lugar, cierto. Y en el caso de optar por la mentira o las medias verdades -arriesgado al estar condicionado por otras persona- debía estar construido al milímetro, ser tan robusto que se convirtiera en un mástil frente a la tormenta. Esa versión de los hechos, una vez expuesta, debía transformarse en algo indestructible. Sin matices, aclaraciones o modificaciones porque el más mínimo cambio, la mota de polvo más insignificante en el mueble, ya destruía el búnker. La estrategia resultó fallida desde el minuto uno. El marketing, precisamente aquello que mejor dominaba el líder popular antes del 29 de octubre de 2024, le falló en el momento más necesario. Estuvo lento, lentísimo a la hora de abordar una cuestión que era secundaria el 30 de octubre del 2024, pero se intuía determinante en el futuro: ¿Dónde estaba Mazón? Hasta tal punto que esto ha terminado por enturbiar la instrucción judicial y no ya decir la atmósfera política. Porque la consellera de Emergencias, Salomé Pradas, tiene argumentos para defenderse. Es más, todas las declaraciones hasta la fecha le resultan favorables en mayor o menor medida. Buena parte de los testigos hasta la fecha apuntan a fallos de la CHJ o cambios en la previsión de Aemet. Una eventual condena a Pradas con el material que hay ahora mismo se antoja poco probable. Pero es que su caso se analiza ya al margen de la gestión de la catástrofe. Dos compartimentos diferentes de una fatídica tarde. Los reflejos le fallaron al presidente, algo incomprensible en un político hábil como él. Midió mal si su intención era proteger a Maribel Vilaplana. En un asunto como este, lo primero es el presidente de la Generalitat. Y una posición como la suya no se defiende con el silencio. Una vez habló, su versión fue mutando desde comida personal a una de trabajo, del horario en el que termina la sobremesa, de su llegada al Cecopi y del grado de conocimiento de la situación una vez aterrizado en el Centro de Emergencias. A eso hay que sumar la falta de transparencia de lo que hace en su trayecto al Palau y, más tarde, hacia el Cecopi. El presidente no es un asesino. Los gritos que ayer recibió de las víctimas no son merecidos. Pero resulta imposible corregir a los afectados en un momento donde la indignación se conjuga con el dolor. Llegados a este punto, tras el funeral de Estado del martes donde el presidente no pudo ni siquiera saludar a las víctimas, conviene que Mazón y su entorno más cercano reflexionen acerca de la anomalía que genera en la institución, el desgaste de la marca PP, el lastre para su sucesor y también su propia estabilidad personal. ¿Merece la pena?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad