Dos vecinos de los adosados inundados en Alcàsser observan como después de vaciar el garaje se les ha vuelto a llenar de agua. J. L. Bort

La piscina eterna de Alcàsser

«Estamos ya exhaustos física y mentalmente, la situación es catastrófica». Los vecinos de un bloque de adosados llevan desde la madrugada del jueves peleando contra el agua en sus garajes

Ignacio Cabanes

Alcàsser

Domingo, 12 de octubre 2025, 00:50

El cuento de nunca acabar, cuando algunos ya habían conseguido secar sus garajes e incluso habían empezado a colocar de nuevo enseres en las partes ... más altas, confiando en que las bombas compradas por ellos mismos pudieran hacer frente a las lluvias, el temporal no les da tregua y vuelve a inundar por tercera noche los bajos de este bloque de catorce adosados situados en una avenida de entrada a Alcàsser. La pesadilla para estos vecinos no acaba y cada noche de lluvias vuelven a estar en vela achicando agua como pueden.

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«Estamos ya exhaustos física y mentalmente, la situación es catastrófica», asegura Ana Eva, indignada por la actitud mostrada por la promotora que les vendió sus casas y que se lava las manos sobre lo ocurrido, responsabilizando al Ayuntamiento de Alcàsser por la canalización municipal de aguas fluviales.

Pero lo cierto es que el único que se ha mostrado desde la primera noche preocupado por la situación de estos vecinos de Alcàsser, y que ha mostrado empatía hacia ellos, ha sido el alcalde, quien ha convocado una reunión para el próximo lunes en el Ayuntamiento, con técnicos municipales, vecinos afectados y el aparejador y arquitecto de la empresa promotora que hizo entrega de los adosados a sus clientes hace apenas unos meses. Muchos de ellos antiguos residentes de municipios afectados por la dana hace un año que optaron por comprarse una vivienda lejos del barranco y que ahora ven como sus ilusiones se ven truncadas por este problema que no cesa. «Vinimos huyendo del agua, y más que una casa, hemos comprado una piscina», criticaban los vecinos, como informó ya LAS PROVINCIAS.

Los vecinos sostienen que es un problema estructural de la obra, que ya se inundó antes incluso de que les hicieran entrega de las llaves. Los garajes cuentan con dos desagües longitudinales en la rampa, pero cuando llueve más de lo normal, en vez de filtrar el agua y desviarla a la canalización municipal, esta rebosa y empieza a salir a borbotones por las arquetas de cada vecino, inundándolo todo en cuestión de minutos.

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«Esta noche ha sido ya imposible, el agua nos llega por las rodillas», relataba otra vecina a punto de llorar de impotencia mientras veía flotando los enseres que había colocado en lugares más elevados confiados en que no podía repetirse de nuevo, tras haber comprado dos bombas para sacar el agua.

Pese a que prácticamente todos los vecinos optaron por esta vía de las bombas –dos por casa– el mecanismo les funciona cuando deja de llover para vaciar el agua, pero en pleno temporal resulta inútil. «Estamos llegando a un nivel de psicosis, que hasta el ruido del lavavajillas me da un vuelco al creer que vuelve a llover», confiesa Ana Eva. Con una bebé de solo siete meses y un niño de cuatro, la pesadilla de esta familia cada vez que comienza a llover es dramática.

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Bomberos en la zona de adosados de Alcàsser afectada por tercer día por las lluvias. J. L. Bort

A otros vecinos el agua no solo les entra por abajo, también tienen filtraciones y goteras de la terraza. La indignación con la promotora inmobiliaria es total y ya están empezándose a movilizar para presentar una demanda colectiva para depurar responsabilidades, «bien sea culpa del Ayuntamiento o de la promotora», aseguran.

Primero cada propietario va a solicitar un peritaje individual con sus respectivas aseguradoras y, cuando tengan claros los daños –algunas paredes de pladur se han roto y el agua entra ya por grandes agujeros– y el origen del problema, van a emprender acciones legales.

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Ahora su mayor preocupación es que alguien les de una solución y bien tengan que levantar la calzada o el suelo de sus casas, que puedan volver a dormir tranquilos sin tener que estar a las tres de la mañana en guardia cubo en mano.

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