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EL PROBLEMA SON LOS POLÍTICOS

COORDINACIÓN SUPLEMENTOALEX ADALID REDACCION.MOTOR@LASPROVINCIAS.ES

Sábado, 16 de febrero 2019, 00:50

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El mundo del automóvil debería ir viento en popa a nivel global, acorde con una situación económica que ya no es precaria, con crecimientos en casi todos los países, pero resulta que, aunque las ventas funcionan, hay una gran incertidumbre. ¿Por qué? Pues pásmense, por problemas políticos.

El primero de ellos, que aunque parezca lejano sí nos está afectando, es el conflicto provocado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con China. Su afán proteccionista tiene lógica, porque la economía de su país funciona mejor, pero ha llevado a China a imponer aranceles a la importación de coches, afectando a las fábricas europeas.

Los políticos del Reino Unido han provocado un terremoto con el 'Brexit'. Todos los fabricantes han anunciado desinversiones o cierres ante un 'Brexit duro', es decir, una salida del mercado único europeo en la que se impondrían aranceles en los dos sentidos. El país es uno de los principales mercados para las fábricas españolas que, ante la subida de precios de los coches, venderían menos unidades y, por tanto, producirían menos. Otro batacazo.

En España no queríamos ser menos, y el primer territorio del mundo que ha anunciado la prohibición de las ventas de coches, primero del diesel y luego de los gasolina, ha sido las Islas Baleares. El peligro de contagio a otras regiones que quieran el 'postureo' es bajo, pero probable.

Pero la guinda se la lleva la Ministra Teresa Ribero, que indicó que el diesel tenía los «días contados», provocando un cambio de tendencia en las ventas que aún perdura.

Los políticos, que deben estar para solucionar los problemas, se dedican en realidad a crearlos, provocando la contracción en las ventas de coches, un motor económico de indudable calibre, y uno de los pocos sectores donde todo el empleo es de calidad y el dinero que se mueve nunca es 'en B', la especialidad favorita de la clase política, al menos durante los últimos lustros. ¿Qué hacemos con ellos?

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