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PLA DE LLÍBER

JESÚS REINA

Jueves, 21 de febrero 2019, 00:57

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Los dianenses pecamos de perspectivas ancladas en la mar, con un Montgó que nos retrae la mirada hacia otros territorios. Dicen que somos la capital de la Marina Alta, y por eso nuestra conciencia nos recuerda que no estamos solos, que debemos un respeto al resto de pueblos.

La iniciativa 'Descobreix el paisatge' de la Concejalía de Medio Ambiente de Dénia me parece afortunada por promover la socialización de nuestra cultura territorial, quizá sin el éxito que una exigua, pero atómica ración de gamba roja, provoque en el humilde paladar del trabajador o pensionista, aunque no por ello menos exquisitos los variados manjares de entornos tan singulares.

Siguiendo con la interesada óptica dianense, cada vez estoy más convencido que el mercado municipal puede ser la zona cero que muestre la producción agroalimentaria comarcal, así como el laboratorio de su creatividad gastronómica. Pero para ello hace falta proyecto, seguir modernizando la infraestructura, coordinarla con otros pueblos y ponerla definitivamente al servicio del turismo y los consumidores locales.

Horas de sol y cálida temperatura de febrero, almendros en flor salpicando la Marina, belleza extraordinaria que obliga a estar alerta. Y es que mi trabajo me lleva a recorrer los paisajes agrícolas y de interfaz a los que aludo. Testigo de rincones con márgenes de piedra, ruinas, olivos, cerezos de montaña y decadencia citrícola.

Hoy me espera uno de esos recorridos, tal vez tropiece con una nueva estampa tradicional, pero ayer me volvió a estremecer el Pla de Llíber, milagro divino por seguir aún libre de pecados, múltiple división hereditaria de cepas donde conviven las variedades más endémicas con las internacionales, pero con la moscatel romana reinando un santuario rural y productivo que merece adoración.

Enclavado entre esquilmadas montañas serpentea el Gorgos, dejando huellas de viejos agricultores que siguen batallando cada palmo. Detalles como la Font d'Aixa entre vertientes arrasadas, para llegar a otra plana, la de Xàbia, que como la de Dénia, necesita reinventarse con urgencia.

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