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B. O.
Martes, 12 de enero 2021, 23:38
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Veinticuatros hora después del desalojo del Palacio de Justicia de Dénia por la fractura de parte del suelo de la segunda planta del edificio, el suceso seguía siendo el tema de conversación entre muchos de los funcionarios que allí trabajan. Todo el personal pudo ayer volver sus funciones habituales en sus respectivos departamentos, salvo los de la Oficina de Fiscalía, justo la zona donde saltaron los azulejos que provocó el desalojo por precaución. Estos últimos si acudieron a trabajar, aunque tuvieron que hacerlo en otra parte del edificio.
Con el suceso convertido ya en recuerdo, la mayoría coincidía en minimizar el incidente, aunque reconocían que en el momento en que tuvo lugar, el miedo les embargó durante varios minutos. «Lo primero que pensé al oír el fuerte crujido es que el edificio se derrumbaba con todos dentro», explicaba ayer una de las funcionarias que trabaja en la misma planta donde se sitúa la Oficina de Fiscalía.
Otro compañero, también del mismo departamento, aseguró que al notar el crujido «nos faltaron piernas para salir corriendo. El desconocimiento de lo que sucede en ese momento es lo que hace que se pase miedo, por suerte todo acabó en un susto y a los pocos minutos todos estábamos ya en la calle más tranquilos».
Finalmente ayer se descartó el peligro de derrumbe y se confirmó lo que ya habían avanzado desde el departamento de bomberos tras la primera inspección; las baldosas del piso de mármol saltaron porque a la hora de colocarlas no se tuvo en cuenta la junta de dilatación, necesaria para evitar, justamente, este tipo de problemas con los cambios de temperatura. Algo que no sorprendió a muchos de los trabajadores del Palacio de Justicia, quienes apuntaron que el suceso, «es una muestra más de lo mal hecho que está el edificio». Incluso alguno se alegró de que «los medios de comunicación puedan reflejar como están las instalaciones».
Y es que según apuntaron, pese a que el Palacio de Justicia de Dénia se inauguró en el año 2001 «son muchas las deficiencias que se han tenido que reparar en el poco tiempo que lleva construido el edificio. En más de una ocasión se han tenido que arreglar repisas, algunos ventanales».
Aunque para los funcionarios el principal problema sigue siendo la falta de espacio y distribución, «quién diseñó el edificio no tuvo en cuenta la opinión de los que iban a desempeñar aquí su trabajo, porque no es nada funcional».
Durante la mañana de ayer los técnicos de Conselleria inspeccionaron el edificio para confirmar que no existen problemas en su estructura. En cuanto a los desperfectos, se retiraron las baldosas sueltas y se colocaron en los huecos cartones para precintar la zona. Eso sí, nadie sabía ayer lo que podían tardar las reparaciones. De hecho, desde Conselleria ya se explicó el lunes que el edificio se podía utilizar con normalidad, «sin perjuicio de la inmediata reparación de los daños apreciados».
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