Pau Ballester, 30 años de la voz del Ciutat de Valencia
El speaker del Levante comenzó por casualidad en el cargo y ha tenido que hacer cursillos intensivos de griego, holandés o ruso para algunos partidos
«Se sent, es nota, Valencia és granota». A lo largo de los años, esta frase la ha abanderado el levantinismo y su padrino no es otro que Pau Ballester. Quizás, si nos referimos solo por el nombre, no por todos será asociado. Pero si añadimos la etiqueta de que es el speaker del Levante UD, ya no hay dudas.
Porque Pau, como levantinista confeso y nacido en las proximidades del antiguo estadio de Vallejo, lleva poniendo la voz al Ciutat de Valencia durante los últimos 30 años. Parecía cosa del destino. Es más de la media vida que tiene el estadio. El fin de semana de la clausura de la temporada, coincidiendo con tal efeméride, el club le brindó una grata sorpresa, al reconocerle públicamente tal honor en el descanso y en donde estuvo acompañado por los suyos. «Era algo que no esperaba. Ha sido uno de los días más felices y de plenitud que he tenido», comenta Pau.

Esa primera vez, tres décadas atrás, la recuerda con exactitud. «Fue una auténtica casualidad. Mi hermano tenía un amigo en la directiva en aquella temporada 1994-95, le pidió que fuera a hacer la megafonía de la liguilla de ascenso a Segunda y él me dijo que le acompañara», destaca. Ese estreno fue en un empate a uno contra el Numancia; semanas después, le tocó vivir 'el Ecijazo', uno de los partidos más amargos aún con el paso del tiempo.
A pesar de esos inicios que dejaron un desastroso desenlace en lo deportivo, al no haber nadie encargado de esa función y donde durante unos años lo compartió con su primo José, Pau se animó a seguir hasta consolidarse. «Nunca hubo una reunión para decir que asumiera esa figura de speaker. Yo era simplemente el de la megafonía», explica. Volcado en cuerpo y alma en cada cita que le ha tocado ejercer, recuerda con especial cariño partidos como el que permitió mantener el liderato en Primera con el gol de Rubén Suárez contra la Real Sociedad, los derbis contra el Valencia, el de pandemia en Copa contra el Villarreal que sirvió para llegar a semifinales… y, cómo no, los de Europa League. En esa época le tocó hacer cursillos acelerados de griego, holandés e incluso ruso para dar la protocolaria bienvenida a los clubes y aficiones visitantes. «Cada partido está lleno de pasión, emoción y anécdotas por distintas razones», añade.
Precisamente, entre ese cúmulo de curiosidades que seguro le darían a Pau Ballester para escribir un libro, cita alguna de ellas. Con la boca pequeña y entre algunas risas, pero al haber prescrito ya el delito, asume la responsabilidad de titular en el viejo marcador del Ciutat de Valencia el mensaje de «el gol de Reggi ha sido gol». O como en un par de ocasiones fue expulsado por el árbitro. «Fue durante los primeros años, una en un partido de Copa, creo recordar contra el Tenerife. Todavía no estaba instalado el videomarcador analógico. Yo hacía la megafonía desde el cuartito del túnel de vestuarios y me situaba junto al banquillo, al lado del entrenador local», relata nostálgico.
«Siempre he intentado contagiar en cada grito, en cada gol y en cada lágrima ese sentir para darle al estadio su personalidad, sin perder nuestra identidad y valores, para reconocerlo como el verdadero templo del sentimiento granota», considera Pau en tono reflexivo. Ahora, que todo funciona mediante la tecnología y se puede acompañar de música al instante, es mucho más fácil. Pero antes parecía un mundo totalmente distinto. «Yo empecé con un radiocasete que había en el túnel del vestuario, en un cuartito pequeño», rememora. No obstante, sabe que todo el ambiente que se genera en el Ciutat no es un asunto individual, sino que conlleva un trabajo en equipo del que forman parte Raúl Flores, Vicent y otros muchos trabajadores del departamento de comunicación o del propio club.
Todo ello ha servido para ser uno de los referentes en LaLiga en cuanto a generar ambiente y animación, en donde muchos clubes han visitado las instalaciones para tomar nota. Ahora, nuevamente, el Levante estará deportivamente entre los veinte mejores clubes de España. Para Pau, que ha vivido también el fútbol en Tercera División, este ascenso ha sido uno de los momentos «emocionalmente más intensos», con una gestión a destacar. «No podemos olvidar el enorme esfuerzo y trabajo que han hecho Danvila, Pablo Sánchez y todos los trabajadores del club en una temporada tan extremadamente difícil. Es algo que ni el más optimista, incluso no sé si Calero con su «todo va a salir bien», lo habría pensado. Hay que ponerlo en valor», expone. Además, reconoce el mérito que ha tenido el entrenador, en un logro que va más allá de lo deportivo. «Calero nos ha quitado la mochila del yunque y nos ha dado una maleta llena de optimismo. Ojalá este optimismo, en cierta manera, nos asiente las bases para construir un gigante, pero con los pies en el suelo y desde la humildad, no un gigante con pies de barro», opina con sinceridad.
Porque en esa expansión que está viviendo el levantinismo, y que también quedará patentada con el futuro número de abonados, si cabe Pau Ballester pone más énfasis en que Valencia es granota. «Se ha demostrado en estas celebraciones, en los últimos partidos y en las ganas que tiene ahora la gente de Valencia de formar parte de nuestra familia». Porque son 30 años al pie del micrófono, pero quiere seguir muchos más y, a poder ser, con numerosas alegrías y emociones en clave azulgrana.
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