El fútbol sigue siendo cruel con el Levante
El conjunto granota, que se quedó con uno menos en la primera parte, pierde ante el Celta en el tiempo de añadido tras haber empatado gracias a la fe de Arriaga
El fútbol es un deporte cruel, y especialmente con el Levante. No hace falta repasar la historia reciente del club granota, pero es que lo ... de encajar goles en los últimos minutos que rompen el corazón de los aficionados empieza a ser una cosa ya habitual. El tanto de Miguel Román decidió el encuentro para el Celta, que se llevó los tres puntos del Ciutat de València. Es una completa lástima, porque otra cosa no, pero a este Levante no se le puede reprochar compromiso, garra y entrega. Y el mejor reflejo de ello es Kervin Arriaga. El centrocampista hondureño es, con permiso de Carlos Álvarez y Etta Eyong, el mejor jugador de este equipo.
No quizá por su faceta ofensiva, pero es el que equilibra al conjunto granota y el que lidera desde el corazón y la pasión, esa misma fe que le llevó a estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado para marcar su primer gol como levantinista y empatar un partido que parecía que se escapaba. No fue el mejor encuentro del Levante de Julián Calero, pero se mostró una buena imagen que cerca estuvo de convertirse en un resultado positivo después de que un infortunio dejara al equipo con uno menos con la pronta expulsión de Unai Vencedor.
Levante UD
Ryan, Toljan (Dela, 82'), Moreno, Elgezabal, Manu Sánchez (Matturro, 82'), Arriaga, Vencedor, Víctor García (Olasagasti, 46'), Brugué (Espí, 58'), Carlos Álvarez (Morales, 89') y Etta Eyong.
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RC Celta de Vigo
Radu, Mingueza, Javi Rodríguez (El-Abdelloui, 79'), Starfelt, Alonso (Domínguez, 60'), Carreira, Beltrán (Sotelo, 68'), Moriba (Román, 79'), Bryan, Jutglà (Aspas, 68') e Iglesias.
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Goles 0-1, Óscar Mingueza (40'). 1-1, Kervin Arriaga (66'). 1-2, Miguel Román (90+1').
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Árbitro Quintero González (Comité andaluz). Amonestó a Alonso, Toljan, Elgezabal, Starfelt y Carreira. Expulsó por roja directa a Unai Vencedor.
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Incidencias 19.513 espectadores en el Ciutat de València.
Comenzó con ganas el Celta, un equipo siempre valiente y propositivo. Tuvo una ocasión de peligro, la primera del encuentro, con un centro lateral que salió rebotado y forzó el palmeo de Mathew Ryan, aunque Matías Moreno se la tuvo que quitar de la cabeza a Borja Iglesias, que estaba ya ahí para rematar. Los primeros veinte-treinta minutos del partido dejaron al Ciutat con un ambiente apagado, sin apenas sin ocasiones y con la grada desconectada. El silencio era tal que se escuchó perfectamente el grito de dolor de Ilaix Moriba, que en el minuto 28 recibió un impacto fortísimo de Unai Vencedor. El centrocampista granota resbaló y llegó tarde a un balón dividido, acabando con un impacto de sus tacos en el tobillo del guineano.
El árbitro vio clara la amonestación, pero ya daba la sensación de que era una jugada de naranja. Y así fue, porque el VAR llamó al colegiado, que tras ver la repetición, aumentó el castigo a la roja directa. El Levante, en una acción fortuita y casi involuntaria, se quedaba con uno menos, pero encendió a su público, que veía como injusta la decisión. De hecho, poco después hubo una acción similar de Marcos Alonso con Víctor García, pero se quedó en amarila, lo que enfureció a Orriols, que no entendía por qué una sí y la otra no.
A partir de ahí, llegó el mejor momento del Levante, que de la nada tuvo un chispazo que casi termina con el mejor gol del campeonato. Etta Eyong controló irregularmente de espaldas a portería, y con el balón elevándose al cielo, no tuvo más remedio que sacarse de la chistera una chilena propia de 'Óliver y Benji'. Su disparo de tijera además fue bien direccionado, abajo donde le duele a los porteros, pero Ionut Radu estuvo rápido y desvió a córner. Precisamente en ese saque de esquina, el Levante rascó un penalti de la nada por unas manos de Javi Rodríguez que el árbitro vio a la primera, sin necesidad de VAR.
Etta Eyong asumió la responsabilidadad, y tras engañar al portero del Celta, su disparo flojito pero colocado al lado derecho se chocó con el palo. El rechace, forzado, le cayó a Roger Brugué, que no pudo finalizar con claridad. El Levante, con uno menos, desaprovechó la oportunidad de ponerse por delante, y claro, eso en el fútbol se paga claro. Del 1-0, al 0-1, en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. El Celta mejoró y obligóa una doble intervención de Ryan, uno a Ferran Jutglà y otro a Iglesias, que terminó con el despeje de cabeza de Unai Elgezabal a córner. Precisamente, en ese saque de esquina, el equipo entrenado por Claudio Giráldez encontró un hombre libre en la frontal, fruto de esa superioridad numérica, y Óscar Mingueza, sin oposición, sacó un zapatazo a colocar que entró por toda la escuadra para adelantar a los gallegos.
El Levante pagó caro el quedarse con uno menos, y se marchó al descanso con la sensación de haber perdonado una ocasión que hubiera cambiado el guion. Con el centro del campo mermado por la roja a Vencedor, Calero mandó rápidamente a calentar a Jon Ander Olasagasti, aunque su sustitución no llegó hasta después del paso por los vestuarios, sustituyendo a Víctor García, que había empezado como doble lateral por delante de Jeremy Toljan.
Tras la reanudación, el Levante se recompuso en un 4-4-1 com Etta Eyong como única referencia arriba. El Celta seguía dominando con la posesión del balón a su favor, mientras que la grada pedía a gritos que entrara su hombre fetiche, Carlos Espí. Deseo concedido. Se marchó Brugui, que no tuvo una buena tarde, dejando su lugar para el tanque de Tavernes, que es de esos jugadores que ilusiona a la grada de Orriols con su mera presencia. Bryan Zaragoza, que había estado desaparecido durante gran parte del encuentro, se sacó de la chistera un disparo de esos a baja altura que se cruza toda la defensa esperando algún rebote, pero al no tocar en nadie, salió rozando el palo y puso el miedo en el cuerpo a todos.
Etta Eyong consiguió sorprender a la defensa celeste recibiendo el saque veloz de una falta que el Levante puso en juego rápido, y su disparo tuvo que ser detienido con una mano dura de Radu. Del saque de esquina consiguió sacar petróleo el Levante, que en la segunda jugada, el balón cayó en las botas de Arriaga. El hondureño, posiblemente el mejor jugador del conjunto granota en los últimos partidos, sacó su 'misilito' para fusilar a la portería del Celta, marcando así su primer gol como levantinista, desatando la euforia en Orriols al poner el empate.
No obstante, el fútbol sigue siendo cruel con el Levante, y cuando el partido parecía abocado a terminar con empate y reparto de puntos, Miguel Román, que había entrado como suplente en el Celta, cazó una volea en la frontal del área que colocó en el fondo de las mallas, imparable para Ryan, rompiendo los corazones de Orriols, que ya veían a su equipo sumando un punto que parecía perdido, y que finalmente se terminó escapando. Una derrota que duele, por cómo se da, pero el aficionado debe estar orgulloso del sacrificio y de la pelea de sus jugadores.
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