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Quico Catalán, el pasado miércoles en Orriols. jesús signes
Diez años al mando

Diez años al mando

«Hubo cuatro o cinco candidatos. Pero si alguien no se ofreció fue él», recuerdan Vicente Andreu, Mariano Durán y Celestino Aparicio Catalán dirige el Levante desde hace una década. LAS PROVINCIAS reúne en Orriols a los administradores concursales que lo eligieron

ALBERTO MARTÍNEZ

Viernes, 26 de abril 2019, 00:29

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valencia. Cuando se asoman al palco del Ciutat de València, se les remueven los recuerdos y los sentimientos. Inevitable. En su momento, Vicente Andreu, Mariano Durán y Celestino Aparicio trabajaron en la sombra buscando un haz de luz al que agarrarse. Ellos ejercieron como administradores concursales del Levante y se resistieron a gestionar su liquidación. Estaban convencidos de que todavía tenía vida por delante. No se equivocaron. Mientras buscaban oxígeno, afrontaron una de las decisiones más trascendentales en la historia reciente de la entidad granota. Necesitaban un hombre de confianza. Una persona a la que entregar el timón del día a día. Abrieron conversaciones con diversos candidatos, pero sólo uno colmó sus expectativas a nivel profesional y emocional. El 28 de abril de 2009, Quico Catalán tomó posesión del cargo como director general. El domingo cumplirá una década al mando. La era del renacimiento.

Con motiva de esta efeméride, LAS PROVINCIAS reunió en Orriols a los tres administradores concursales que escogieron a Catalán hace una década. Ellos fueron los responsables del nombramiento. «Estamos muy satisfechos de haber acertado con la persona que elegimos», admite Vicente Andreu. No fue la única opción que estuvo sobre la mesa de los interventores judiciales del Levante. «Había otros candidatos. Cuatro o cinco. Pero si alguien no se ofreció fue él. Fuimos nosotros los que le llamamos. Él estaba trabajando como director financiero en una empresa de ingeniería y estaba muy a gusto. Hubo más de una conversación. Estamos muy contentos porque acertamos», añade Mariano Durán. Celestino Aparicio muestra su orgullo: «Nuestro éxito fue encontrarle. Si no, hubiéramos pasado sin pena ni gloria. Como pasamos en muchos concursos de acreedores».

El Levante, que había entrado en concurso de acreedores el 10 de julio de 2008, se encontraba al borde del precipicio. Había descendido a Segunda División y arrastraba una deuda de 88,7 millones de euros. La situación era caótica. El consejo de administración presidido por Jesús Serna, que tomó el testigo de Julio Romero y Pedro Villarroel, en absoluto aportó soluciones y dio la espantada apenas unos meses después de aterrizar. De ahí que, a principios de abril de 2009, el juzgado lo suspendiera de facultades. Entonces, los tres interventores judiciales se tuvieron que hacer cargo de la gestión plena del club.

«Cada uno teníamos nuestra profesión y decidimos nombrar a un director general que llevara el día a día bajo la supervisión nuestra. La firma la teníamos nosotros», relata Andreu. Y el elegido fue Quico Catalán. «Él ya había estado en el consejo con Villarroel y se marchó por no estar de acuerdo con sus decisiones. Vimos su trayectoria en el Levante, que toda su familia era del Levante... Era un poco reticente a volver. No nos dijo que sí enseguida. Estaba en la empresa de su padre muy bien considerado. Nos dijo que lo pensaría y al final aceptó por su amor al club. Estaba convencido de sacarlo adelante», agrega. Celestino Aparicio subraya una de las claves: «Su vinculación familiar le motivó. Y su condición de economista también influyó. La gestión del club, que requería una atención diaria, la fue asumiendo él».

Los administradores concursales se mantuvieron firmes. «Fueron momentos complicados. Hubo un levantinista que fue a hablar con el juez, Fernando Presencia, y le aconsejó que se vendiera la unidad productiva del Levante y que se cambiara el nombre, lo que además representaba un descenso de categoría. Una liquidación. El juez nos llamó y nos planteó eso. Nosotros le dijimos que eso era el final del Levante y que el club tenía futuro y que podía salir adelante sin llegar a la liquidación. Eso era su desaparición. El juez tuvo en cuenta lo que le dijimos», rememora Andreu.

Y todo empezó a fluir. Mariano Durán relata una anécdota relacionada con la efímera directiva de Jesús Serna: «Vicente, y en consecuencia Celestino y yo, dio la orden expresa a aquel consejo tan raro de que los 'corbatas' no bajan al vestuario. A partir de ese momento, se dejó trabajar a la dirección deportiva, es decir, a Manolo Salvador, en la contratación de los jugadores. La pelota empezó a entrar, el club subió a Primera y firmamos un convenio de acreedores».

Merced al convenio, aprobado el 28 de julio de 2010, la deuda se redujo a 61 millones. La consolidación en Primera División, el riguroso control financiero y las jugosas ventas de futbolistas han permitido cumplir con los acreedores. Actualmente, el club sólo debe 13 millones a La Caixa y Cajamar, con los que se alcanzó un acuerdo de refinanciación hasta 2034, y dos kilos al Ayuntamiento, al que se puede pagar hasta 2021.

El Levante ha marcado un hito. «No conozco ningún otro concurso, no sólo de fútbol sino en general, en el que se haya pagado hasta el crédito subordinado. El 94 por ciento de los concursos se incumplen y pasan a liquidación», destaca Andreu. Aparicio profundiza: «Y sin realizar ninguna venta extraordinaria de activos. No se ha vendido nada. Ha sido con los propios recursos que se ha generado. La gestión ha sido excelente».

Quico Catalán, quien en enero de 2010 se convirtió en presidente del Levante después de que la Fundación Cent Anys se hiciera con la mayoría accionarial del club, ha iniciado su tercer mandato. Permanecerá hasta diciembre de 2023. Un recorrido que en absoluto extraña a los administradores concursales. «Es un hombre tranquilo y sabe escuchar. Tenía un buen perfil y conocimientos. Y cuando se pasa por una situación como esta y se supera, se aprende muy bien la lección. La dirección deportiva va por un sitio y la gestión financiera tiene que ser más que eficiente. Estoy convencido de que el Levante seguirá en Primera», apunta Durán. Una permanencia para zanjar la década.

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