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Líderes del xenófobo Alternativa para Alemania celebran los resultados obtenidos por su formación en las elecciones celebradas este domingo en Sajonia y Brandeburgo. REUTERS
Los ultras se hacen fuertes en el este alemán

Los ultras se hacen fuertes en el este alemán

La populista AfD se convierte en la segunda fuerza en Brandeburgo y Sajonia, donde el SPD y la CDU logran retener el poder

juan carlos barrena

Berlín

Domingo, 1 de septiembre 2019

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La ultraderecha xenófoba de Alternativa para Alemania (AfD) es la gran triunfadora de los comicios legislativos celebrados este domingo en los estados federados germano orientales de Brandeburgo y Sajonia, los más importantes económicamente del este del país, cuando faltan poco más de dos meses para el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín. Los populistas de extrema derecha se han convertido en la segunda fuerza política en ambos estados, han arrebatado votos a todos los partidos con la sola excepción de Los Verdes y complican la formación de gobierno en las dos regiones, donde será inevitablemente necesario negociar tripartitos para alcanzar mayorías absolutas en los parlamentos de Potsdam y Dresde.

Mientras en Brandeburgo AfD duplicó prácticamente sus resultados frente a los comicios de 2014, en Sajonia estuvo cerca de triplicarlos. Una victoría pírrica, sin embargo, ya que AfD es una formación marginada por sus posiciones políticas de extrema derecha con la que ningún otro partido está dispuesto tan siquiera a negociar y mucho menos a compartir la responsabilidad de gobernar.

Brandeburgo

  • 26,1% es el resultado obtenido por los socialistas en los comicios celebrados este domingo, cinco puntos menos que en las elecciones de 2014.

  • 23,8% es el histórico respaldo conseguido por los ultras de AfD, diez puntos más que hace cinco años.

Alternativa para Alemania tampoco consiguió alcanzar su objetivo máximo de liderar el espectro político en alguno de los dos estados y romper la hegemonía de los grandes partidos tradicionales. Pese al auge de los populistas, las formaciones que llevan dirigiendo los ejecutivos de los dos estados germano orientales desde la reunificación de Alemania consiguieron defender sus posiciones, aunque con pérdidas apreciables.

En Brandeburgo se impuso de nuevo, aunque ajustadamente, el Partido Socialdemócrata (SPD) del primer ministro Dietmar Woidke, mientras en Sajonia ganó con una ventaja mucho más clara la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la mano del actual jefe del ejecutivo local Michael Kretschmer. Sin embargo, las coaliciones con las que habían gobernado los cinco últimos años hacen agua en ambos casos y los resultados de sus respectivos socios impiden una repetición de las mismas si no consiguen un tercer aliado para asegurarse las necesarias mayorías parlamentarias.

Sajonia

  • 32,5%. La CDU de la canciller Merkel fue la opción más votada, aunque perdió siete puntos respecto a los comicios de 2014.

  • 27,8%. Alternativa para Alemania incrementó su porcentaje electoral en 20 puntos.

Las actuales alianzas formadas por el SPD y La Izquierda en Brandeburgo, así como la CDU y los socialdemócratas en Sajonia necesitarán en ambos casos imperiosamente la cooperación de Los Verdes para asegurarse esas mayorías y con ello el poder. Junto a los populistas, la formación ecologista es la única que ha ganado votos en los dos comicios regionales y sus diputados en los dos parlamentos serán decisivos para dar continuidad a los actuales ejecutivos.

Por ello puede darse por seguro que socialdemócratas y cristianodemócratas buscarán su colaboración y prácticamente por hecho que Los Verdes formarán parte en el futuro de los gobiernos de las dos regiones. Todas las demás formaciones han cedido votos a AfD, tanto el SPD, como la CDU y La Izquierda, el partido surgido de la fusión de los excomunistas de Alemania Oriental y un ala disidente de la socialdemocracia. A los perdedores pueden sumarse los liberales del FDP, el tradicional partido bisagra de la política alemana, que no consiguió representación alguna en las dos cámaras por no superar el preceptivo 5% de votos.

Alivio democrático

Los populistas reaccionaron con entusiasmo nada más conocerse los sondeos a pie de urna que confirmaban sus fuertes ganancias en Brandeburgo y Sajonia. «No solo estoy satisfecho, estoy entusiasmado. Mejor no podían haber salido las cosas», dijo Jörg Meuthen, presidente de AfD, quien negó rotundamente que su partido sea radical o extremista y agradeció el amplio respaldo recibido en las dos regiones. A su vez, visiblemente aliviados se mostraron los líderes de los partidos ganadores en cada región. «Será posible formar gobierno con fuerzas democráticas», subrayó Michael Kretschmer, el líder de la CDU en Sajonia que repetirá seguramente como primer ministro tras una complicadas negociaciones de coalición. El joven político conservador destacó además que en su grupo parlamentario no existe «ni una sola voz» que se muestre abierta a conversar con los radicales de derechas.

Por su parte, el jefe del ejecutivo en Brandeburgo y presidente del SPD en la región, Dietmar Woidke, reconoció que deben buscar más el contacto con el pueblo. «Creo que debemos comunicar más con la gente. Es mejor salir más a la calle y escuchar lo que les preocupa», señaló el político, quien comentó que las prioridades marcadas para su último gobierno y el próximo son las correctas, sobre todo la mejora de las infraestructuras para crear perspectivas de empleo.

Andreas Kalbitz.

Kalbitz, de neonazi a líder de la oposición

El hombre que ha estado a punto de convertir a AfD en ganadora de los comicios legislativos en Brandeburgo es un exmilitar que oculta y manipula su pasado, con tendencia a la mitomanía y miembro del ala más ultranacionalista de la formación euroescéptica y xenófoba. La autobiografía de Andreas Kalbitz, de 46 años, está llena de lagunas y datos incorrectos que la prensa ha ido desmintiendo según se acercaba la fecha electoral, lo que ha obligado al interesado a corregirse prácticamente todas las semanas. Seguro es que nació en Múnich en 1972, pero no se sabe nada de su infancia y adolescencia. El primer dato verificable es que fue paracaidista en el Ejército Federal entre 1994 y 2005. También que entre 2010 y hasta su quiebra en 2014 dirigió la pequeña editorial Apollon, y que entre 2014 y 2015 fue presidente de una asociación ultraderechista dedica a revisar la historia del nazismo, fundada en 1985 por un antiguo oficial de las temidas SS hitlerianas.

Kalbitz lucía hasta hace poco en su curriculum unos estudios de informática en la Escuela Superior de Brandeburgo que resultaron ser ficción. La prensa reveló a mitad de campaña que había sido expulsado de la facultad por incomparecencia tras cuatro semestres, sin haber hecho un solo examen. No tuvo objeciones en reconocer que «nunca había estudiado realmente». Asegura pese a todo que tiene un título de formación profesional como técnico de ventas de productos digitales e impresos. Aunque guarda celosamente su vida personal, se sabe que está casado con una ciudadana británica y que es padre de tres hijos.

Entre tanto ha salido a la luz que en su juventud formó parte de varias asociaciones juveniles neonazis que fueron prohibidas por las autoridades, que escribió artículos en publicaciones censuradas y que en 2007 viajó a Atenas con trece neonazis, entre ellos el presidente del Partido Nacionaldemócrata (NPD), Udo Voigt, a una cumbre de la Alianza Patriótica organizada por el partido ultraderechista heleno Amanecer Dorado. Todos detalles ocultos hasta ahora de su curriculum real.

El líder de AfD en la región que rodea geográficamente Berlín estuvo al parecer afiliado en su juventud a la Unión Cristianosocial que gobierna Baviera, pero al poco tiempo se unió a Los Republicanos, un partido político de extrema derecha que era observado entonces por los servicios secretos interiores de Alemania. En 2013, año de su fundación, se afilió a AfD y en 2014 consiguió un escaño en el parlamento de Brandeburgo e inició su carrera ascendente dentro del polémico partido. Ahora liderará la oposición en la cámara regional. Y se siente respaldo por casi la cuarta parte del electorado.

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