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Portugal vota estabilidad

Portugal vota estabilidad

El socialista Antonio Costa tendrá que pactar, algo en lo que ya ha demostrado ser un maestro

Diego Carcedo

Lunes, 7 de octubre 2019, 10:39

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Ayer fue un día caluroso en Portugal y muchas personas renunciaron a votar para ir a la playa. Es sin duda una de las razones que explican la escasa participación, poco más del cincuenta por ciento, de votantes en las esperadas elecciones generales. Otra fue la escasa expectación que despertaban unos comicios importantes, pero con el resultado anticipado reiteradamente por las encuestas y por los propios portugueses en la oposición que no manifestaban dudas.

La realidad es que quienes estaban seguros por anticipado de los resultados no se equivocaron. Ganó el Partido Socialista – aunque sin la deseada mayoría absoluta - que a lo largo de la Legislatura que termina consiguió, al frente de un Gobierno de izquierdas, importantes éxitos sociales y económicos que la opinión pública y sobre todo los expertos internacionales consideraron a menudo como un verdadero milagro de gestión orquestada contra todos los pronósticos.

Los dos partidos que respaldaron hasta el último momento al Gobierno de Antonio Costa, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista (PCP) habían sido a lo largo de los cuarenta años de democracia enemigos irreconciliables del PS, partido al que consideraban como hipotecado a la derecha. Ahora el éxito de esa unión se repitió en parte en las urnas: el PS ganó holgadamente y el BE se mantiene como tercera fuerza política a pesar de perder algunos votos.

Sólo el PCP se unió a los partidos de la derecha en el descalabro. La presidenta del democristiano CDS, que obtuvo el peor resultado de siempre, Asunçao Cristas, dimitió del cargo nada más conocerse los primeros datos del escrutinio. La frustración que empaña la euforia socialista, además del estigma de la abstención, es que en el reparto de escaños se quedó a seis u ocho de la mayoría absoluta – 116 en una Asamblea unicameral de 230 –. Tendrá que pactar, algo en lo que Costa ya ha demostrado que es un maestro. En principio tiene varias posibilidades, pero la líder del BE, Catarina Martins, ya ha anticipado que sigue dispuesta a repetir.

No parece que hará lo mismo el PCP cuyo secretario general, Jerónimo de Sousa, quien culpa de su pérdida de votos a las televisiones que, en sus palabras «atrofian a las mentes». Pero si Costa tuviese algún problema, también tiene al alcance pactar con el PAN, antiguo partido de los Verdes, denominado ahora Partido Ecologista, Vegetariano, Homeópata, Animalista y de la Naturaleza. Tenía un escaño y lo ha cuatriplicado. Entran en el Parlamento tres partidos nuevos entre ellos Chega homólogo de Vox, el primero de extrema derecha que obtiene representación.

En síntesis, los portugueses han votado en paz, sin incidentes reseñables, y con una idea muy clara: el mantenimiento de la estabilidad que han conseguido después de muchos avatares y gracias a la cual el país ha conseguido recuperar su economía, reducir a la mitad del desempleo y aumentar su prestigio internacional como demuestra el tener a un portugués en la Secretaría General de la ONU y a otro presidiendo el Eurogrupo.

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