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El ministro británico de Asuntos Exteriores, Boris Johnson. Efe
Boris Johnson pide a los rivales del 'Brexit' que olviden la marcha atrás

Boris Johnson pide a los rivales del 'Brexit' que olviden la marcha atrás

El ministro de Exteriores inicia la serie de discursos y diplomacias para favorecer una negociación beneficiosa para Reino Unido y la UE

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal en Londres

Miércoles, 14 de febrero 2018, 16:49

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El ministro británico de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, ha demandado a los partidarios de dar marcha atrás al resultado del referéndum sobre la Unión Europea que abandonen la idea- porque sería “un error desastroso, que llevaría a un sentimiento permantente e inerradicable de traición”- en un discurso que aspira a unir a los británicos para convertir el ‘Brexit’ en un éxito.

La queja persistente de los negociadores de la UE, de empresarios británicos y de los críticos con la política de Theresa May es que veinte meses después de la consulta de 2016 no presenta propuestas concretas sobre la futura relación. La primera ministra y sus aliados mantienen que han publicado documentos que definen parte de la ‘relación profunda y especial a la que aspiran”.

En las negociaciones en curso sobre el periodo de transición desde el 29 de marzo, cuando Reino Unido dejará de ser miembro de la UE, y la separación del mercado común, la unión aduanera y las instituciones comunes, el Gobierno británico insiste en que desea una relación comercial sin aranceles ni fricciones, algo que Michel Barnier considera imposible.

En ese contexto, y esperando a que May y sus ministros más significativos se reúnan la próxima semana para avanzar en la definición de objetivos compartidos, el responsable de Hacienda, Philip Hammond, y el ministro para la Marcha de la UE, han emprendido sendas giras por capitales europeas, que incluyen Madrid, y May pronunciará el viernes un discurso sobre la futura colaboración en seguridad.

A Boris Johnson le ha correpondido la tarea de aunar a los ciudadanos británicos en torno a su oratoria florida, su carisma humorístico y un euroesceptismo que no está basado en los sentimientos de ‘little England’, de apego a prejuicios de patria chica. El exalcalde de Londres es quizás el más destacado político de la élite rica y liberal que muchos votantes del ‘Brexit’ consideran culpable de sus males.

Tres temores

En su discurso, pronunciado en la sede de la sociedad de estudios Policy Exchange, quizás la más influyente en el Partido Conservador durante la última década, identificó tres ‘temores’ de los partidarios de la permanencia, que ilustró con la idea expresada por una mujer de su circunscripción electoral. A ella no le entusiasma la UE, “sino que no quiere vivir en una ‘Britain’ que no está en la UE”.

Los temores, ha dicho Johnson, son estratégicos, espirituales y económicos. Intenta apaciguarlos mostrando su convencimiento en que los británicos, que representan el 13% de la población de la UE pero gastan el 20% de la suma del presupuesto en Defensa de todos sus miembros y el 25% en ayuda al desarrollo, “seguiremos siendo europeos en lo práctico y en lo psicológico”.

Espiritualmente, el Reino Unido será “británico, europeo y global”, ha dicho. Quiere más vías de comunicación con Francia a través del Canal de la Mancha, que siga aumentando el turismo, que los británicos se jubilen en España como hacían antes del ingreso español en la UE, pero al mismo tiempo ahondar amistades con canadienses o paquistaníes.

El problema de la UE, según Johnson, es que avanza hacia un ideal de unidad sin ‘demos’, sin una población cohesionada en la política. Preguntó a los asistentes quién podía distinguir entre la Carta de Derechos Fundamentales del Tribunal de Bruselas y la Convención Europea de Derechos Humanos, que se decide en Luxemburgo. A él le insultan por la calle votantes hostiles, “como es su derecho”, pero quién conoce a su representante en el Parlamento Europeo.

División en familia

Sobre el último temor, el económico, aseguró que nadie puede decir que la marcha de la UE será un éxito o un fracaso. Ofreció el horizonte de la libertad de regulación- “sería una locura atravesar este proceso de desenredarse de la UE y no aprovechar las libertades que nos dará”-, pero la lista de beneficios enumerados no es larga y puede crear algunos problemas con el mercado común en el futuro.

Reinio Unido decicidirá las cuotas pesqueras, eliminará algunas normas medioambientales en el planeamiento, podrá avanzar más libre en la investigación de células madres, cambiar el IVA, ser más flexible en la regulación de la banca… Aceptó que en la transición Reino Unido tendrá que cumplir las reglas de la UE y no mencionó que la fecha de separación total ha de ser marzo de 2021.

El deseo de apaciguar la división sobre el ‘Brexit’, especialmente de sus élites, es ampliamente compartido. Dependerá en gran medida del cuadro general de la relación futura con la UE, que tendría que conocerse en octubre, y en la aceptación de que la transición puede ser más larga. Las divisiones conservadoras llevaron al referéndum y serán también la principal guía de la política británica en los próximos meses.

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