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Trump da poder a Inmigración para ejecutar deportaciones 'exprés'

Trump da poder a Inmigración para ejecutar deportaciones 'exprés'

Cualquier agente de ese departamento podrá determinar, sin pasar por un juez, que un detenido se encuentra en el país de forma ilegal

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 23 de julio 2019, 22:25

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La última vez que Donald Trump avisó de que su Gobierno llevaría a cabo «deportaciones masivas» de «millones» de inmigrantes indocumentados, los agentes de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) detuvieron, ahora se sabe, a 35 personas, de las que 17 fueron «detenciones colaterales». Lo que no cuentan las estadísticas es los millones de personas que dejó aterrorizadas, las que huyeron de sus casas, los niños que se orinaron en la cama pensando que no volverían a ver sus padres y cuántas familias construyeron apresuradamente refugios secretos, como en los tiempos de la persecución nazi.

El círculo de esta cacería, que afecta al menos a once millones de personas, se estrechó aún más este martes al entrar en vigor una nueva autorización del Gobierno a los agentes del ICE que les permitirá deportar de forma expedita a los detenidos sin pasar por un juez. Hasta ahora esa potestad se limitaba a los que capturados en las primeras cien millas de la frontera que no pudieran demostrar que llevaban más de 14 días ininterrumpidos en el país, o hubieran llegado por mar y llevasen menos de dos años.

Tras buscar con lupa las lagunas legales en las leyes y directrices expedidas desde 1997, el Departamento de Seguridad Nacional considera que tiene potestad exclusiva e «inrevisable» (sic) para cambiar esas directrices. Con la excusa de homogeneizar las políticas mencionadas y aliviar el embotellamiento burocrático, desde este martes se aplica la deportación expedita a todos los detenidos que hayan llegado por tierra o mar sin importar en qué parte del país sean detenidos.

Arbitrariedad

¿Y cómo se determinará quién es susceptible de ser deportado, si ningún juez lo revisa? ¿Tendrán que ir todos los hispanos con el pasaporte y la tarjeta de residencia en el bolsillo hasta para salir a la esquina? El peso de demostrar su situación «a satisfacción del agente de Inmigración» recaerá sobre ellos.

No sería la primera vez que este departamento deporta a ciudadanos estadounidenses, detenidos por el simple hecho de hablar español o tener un nombre hispano. El miedo ahora se extiende mucho más allá de los once millones de indocumentados y llega al 14% de la población nacida en el extranjero.

Varias organizaciones se han apresurado a llevar a los tribunales el terrorismo migratorio de Trump, pero la maquinaria judicial lleva su tiempo. Precisamente ese es el argumento del Gobierno para justificar esta medida extrema. «El efecto de este cambio será mejorar la seguridad nacional y la seguridad pública, mientras se reducen los costes», defiende la directiva en la que se anunció.

De camino, se hace también un favor a los detenidos, que en lugar de estar en custodia los 51,5 días de media que se tarda en una deportación ordinaria, sólo pasarán 11,4. «Eso despejará más camas para que el ICE pueda hacer más arrestos en el interior del país», se congratula el Departamento de Seguridad Nacional.

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