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Protestas contra Maduro en Venezuela. AFP

La tensión y el caos reinan en Venezuela

Mientras el presidente de Colombia ponía en alerta de defensa a todo el Ejército de su país, Guaidó pedía a sus ciudadanos que acudieran a las fronteras para recibir la ayuda humanitaria vestidos de blanco

Dagoberto Escorcia

Bogotá (Colombia)

Sábado, 23 de febrero 2019, 18:21

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Una caravana de ayuda humanitaria entró a Venezuela por la frontera con Brasil. El caos y la represión reinaron en Ureña donde la Guardia Nacional de Nicolás Maduro impidió el paso de voluntarios. Al líder chavista le desertaron unos pocos integrantes de su ejército. Ese era el balance que, al cierre de esta edición, daba la jornada del 23-F en una Venezuela que vive al límite y se debate entre la paz y la violencia.

La noche del viernes 22-F en las fronteras con Venezuela se cerró con los ojos abiertos y la mente pensando en lo que pasaría al amanecer. El 23-F amaneció tenso y expectante ante lo que podía pasar en cada uno de los puentes por donde pretendía entrar la ayuda humanitaria al pueblo venezolano. Era la hora de la verdad para el Ejército. Nicolás Maduro anunció el cierre de la frontera con Colombia. Pero la pregunta que rondaba la cabeza era si sus fuerzas militares dejarían entrar los camiones cargados de alimentos y medicinas o se opondrían. ¿Se producirían disturbios? Ureña, en el estado del Táchira, dio la respuesta de buena mañana. Ahí predominó el caos. Barricadas, gases lacrimógenos contra piedras, autobús apedreado y luego incendiado, y voluntarios que al cierre de esta edición no pudieron traspasar la barrera de soldados para ir a la frontera a recibir la ayuda humanitaria. La represión fue dura.

En el Puente de Tienditas, en el lado colombiano donde se organizó el concierto 'Venezuela aid Live', Juan Guaidó, el autoproclamado presidente interino de Venezuela y gran opositor al régimen chavista de Nicolás Maduro, recibió la ayuda humanitaria que le entregaron Iván Duque, Sebastián Piñera y Mario Abdo, presidentes de Colombia, Chile y Paraguay, respectivamente. Guaidó se subió en uno de los camiones transportadores para dirigir la entrada a su Venezuela. Otra vez se arriesgaba. El día anterior burló la prohibición que tenía de salir de Venezuela para llegar al concierto en Cúcuta. Confesó que las fuerzas armadas lo habían ayudado. Llegó trotando rodeado de guardaespaldas tras un viaje en un helicóptero colombiano.

Mientras, en otra frontera, en la parte brasileña, una caravana de ayuda entraba en territorio venezolano sin oposición de las Fuerzas Armadas entre gritos, aplausos y una cara de inmensa felicidad de ciudadanos venezolanos. Todo lo contrario que sucedía en Ureña, donde el caos se había apoderado de la capital del municipio de Pedro María Ureña, donde el ejército se plantaba como un muro con sus escudos y lanzaba gases lacrimógenos a un numeroso grupo de voluntarios que pretendían llegar en un autobús a la frontera para recibir la caravana de alimentos. El autobús fue incendiado por grupos más violentos que intentaban formar una barrera con él para protegerse de la policía. La tragedia estuvo a punto de aparecer porque el autobús se quemó íntegramente al lado de una casa y de un poste eléctrico. Pero no pasó a mayores. Sí, en cambio, la represión de la policía contra los manifestantes que fueron obligados a retroceder.

Guaidó no quería nada de eso. Y sobre el papel, Maduro tampoco. El líder chavista a través del presidente de la Asamblea, el militar Diosdado Cabello, advertía: «Aquí no va a pasar nada. Sólo pasará si un soldado extranjero pretende entrar en territorio venezolano, pero las ayudas pueden pasar. El suelo patrio se respeta». Claro que la frase venía acompañada de cierta dosis de veneno: «El que corre el riesgo de agarrar algo que le entre la USAD (Agencia de Estados Unidos para el desarrollo internacional) como ayuda humanitaria, y que corre el riesgo de consumirlo después es bajo su responsabilidad».

Dos muertos

AFP.-Al menos dos muertos, uno de ellos un joven de 14 años, y 31 heridos, dejaron disturbios en la frontera entre Venezuela y Brasil, donde los militares venezolanos bloquearon el ingreso de ayuda humanitaria, informó un portavoz de un grupo de derechos humanos.

Mientras el presidente de Colombia ponía en alerta de defensa a todo el Ejército de su país, Guaidó pedía a sus ciudadanos que acudieran a las fronteras para recibir la ayuda humanitaria vestidos de blanco, que portaran una pancarta con mensajes pacíficos para las Fuerzas Armadas, que no cayeran en ninguna provocación y que se trataba de sumar a la causa a los miembros del ejército.

El mensaje de Guaidó surtió efecto en algunos soldados y hasta en el algún Mayor de las Fuerzas Armadas, que desertaron y pasaron al lado colombiano lanzando mensajes de apoyo al pueblo venezolano. En total, al cierre de esta edición se contaban con los dedos de una mano, los integrantes del ejército que daban un espaldarazo a Guaidó. Poca cosa si se tiene en cuenta que Maduro tiene un Ejército en el que hay 2.000 generales.

Pero si en Ureña la Guardia Nacional no hacía caso a las súplicas de una señora voluntaria que les decía: «Piensen en su familia. Necesitamos ver libre a Venezuela. Él no te va a salvar la vida», en el Puente Simón Bolívar, frontera colombiana, se podía ver a civiles subidos en algunos tanques del ejército. Y mientras la tensión subía en las fronteras por donde debían entrar los camiones de ayuda alimentaria, en Caracas, la capital de Venezuela, dos manifestaciones recorrían sus calles. Una era favorable a Maduro y desfilaba bajo el hashtag #Trump Hands off Venezuela; la otra era la de los partidarios de una Venezuela libre de las manos del régimen chavista.

Camiones quemados

EP.-Dos de los camiones con ayuda humanitaria estadounidense enviados a la frontera entre Colombia y Venezuela han sido incendiados en el Puente Francisco de Paula Santander que une la ciudad colombiana de Cúcuta con la ciudad venezolana de Ureña. Una veintena de personas habrían resultado heridas, incluida una niña.

«Estábamos acá protestando, llevando la ayuda humanitaria de manera pacífica y hemos sido emboscados por la Policía Nacional Bolivariana. Nos bloqueó la gandola (camión) y nos comenzó a tirar perdigones y bombas lacrimógenos», ha relatado uno de los manifestantes en declaraciones a la televisión colombiana Caracol.

«Aquí hay bastantes heridos. Nos secuestraron dos gandolas y nos las quemaron», ha añadido el activista de la oposición. En las imágenes de la televisión se puede ver una densa columna de humo negro en la distancia. Los heridos están siendo atendidos en una carpa de Migración Colombia instalada en el lado colombiano del puente.

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