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A. CH.
VALENCIA.
Miércoles, 15 de agosto 2018, 00:29
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«¡Ay, mi hijo, ay mi hijo!». A los pies del camión en el que Teo pasó ayer horas de acá para allá, junto a la casa en la que los servicios de emergencia no lograron entrar con el paciente, su madre lloraba desconsolada. «Tranquila, mamá, a ver si te va a dar algo», la calmaban las hermanas del joven con obesidad mórbida. Alrededor, policías locales, bomberos, sanitarios y decenas de vecinos siendo testigos del dramático periplo de Teófilo.
Pero minutos después era a la propia Débora a la que le hervía la sangre, al ver a su hermano en una cama dentro del camión de mudanzas, con un improvisado ventilador tratando de paliar el sofocante calor y «bajándole las pulsaciones sin un médico al lado». Sentada a los pies del vehículo pesado, golpeaba la puerta del remolque y decía. «¡De aquí no nos vamos, nos volvemos al hospital! ¡Es una persona, no un animal», protestaba la familiar.
Entre las intenciones de los parientes de Teo está la de denunciar al Hospital de Manises por dar el alta al joven. En su casa de Turís no posee oxígeno y se ven incapaces de curar las llagas que presenta en la espalda, según lamentan. «Él es muy buena persona, no merece un trato así», añadía Débora entre la impotencia de ver cómo su hermano no lograba una solución. «¡Hay muchos así, muchos como él!», exclamaba mientras golpeaba otra vez el camión, en una nueva reivindicación de más medios sanitarios para pacientes con obesidad.
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