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Algo más que salud. Las bolsitas de infusiones y hierbas medicinales están expuestas a recibir niveles de contaminantes metálicos existentes en la naturaleza.
Los residuos de la infusión

Los residuos de la infusión

Hervir una infusión es síntoma de vida sana. Pero el 96,8% contienen contaminantes. «No hay riesgo para el consumidor. Pero Sanidad debería mejorar los controles de los metales acumulativos», reclama el toxicólogo que los ha analizado

ANTONIO CORBILLÓN

Jueves, 3 de agosto 2017, 01:05

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En 2004 el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) logró demostrar hasta qué punto nuestro organismo está sometido a los efectos de la contaminación ambiental. Contrataron a un prestigioso laboratorio y pidieron a los diputados del Parlamento Europeo que quisieran colaborar que se dejaran extraer una muestra de sangre. Lo hicieron casi medio centenar. El resultado, que se presentó en la sede continental de Estrasburgo (Francia), dejó a todos estupefactos. Hasta 76 productos industriales tóxicos, persistentes y bioacumulativos, circulaban por las venas de sus europeas señorías. El político más contaminado alcanzó hasta 54 elementos nocivos distintos. La media entre todos no bajó de 41.

Entre la población, está más que aceptado el precio ambiental que tenemos que pagar por los avances científicos y el uso y abuso del planeta y sus riquezas. Un coste que se pega a nuestra piel por lo que nos rodea o la ropa que nos ponemos. Que viaja dentro de nuestro organismo por lo que nos llevamos a la boca. Y que afecta incluso a alimentos y bebidas que relacionamos con dietas saludables o biológicas.

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Una investigación conjunta de universidades de Estados Unidos (Columbia, Nueva York; Johns Hopkins, Baltimore) junto a la de Granada acaba de publicar el mayor estudio que se conoce sobre la presencia de metales en las plantas medicinales e infusiones que se usan en España. Concluye que el 96,8% de todas ellas contienen metales pesados de todo tipo. De las 220 muestras analizadas (menta poleo, salvia, manzanilla, valeriana, cola de caballo, té verde y rojo...), una parte menor, el 4,6%, sí presentó niveles de metales ligeramente por encima de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los expertos recorrieron todos los lugares en los que se pueden comprar estas hierbas en España. En total, reunieron muestras de doce plantas en las que no faltaban marcas comerciales y blancas de venta en supermercados, muestras de herbolarios, tiendas de té y hasta de esos mercados tradicionales que las venden al peso y en formato de hoja suelta.

La suma conjunta de los tres laboratorios, dos norteamericanos y uno español, ha permitido concretar el informe sobre infusiones que más variedad de productos y metales ha tenido en cuenta, y que ha publicado hace unos días la revista científica 'Journal of Food Composition and Analysis'.

Los metales pesados y minerales analizados fueron el arsénico, cadmio, plomo, cobre, hierro, mercurio, manganeso y zinc. «Los niveles máximos se superan sólo en muestras de tomillo y manzanilla, debido al cadmio, y en los tés rojo y verde, en el del manganeso», resume el catedrático de Toxicología del Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología de la Universidad de Granada, Fernando Gil Hernández.

Control riguroso

El experto insiste en borrar temores. «Lo que consumimos no es la hoja de la planta sino una infusión de ésta, lo que reduce mucho la parte que se solubiliza. Y, además, en la absorción intestinal se reduce todavía más». En la misma línea apuntan desde la Asociación Española de Té e Infusiones (AITE), que representa al 60% del mercado nacional. «Monitorizamos de forma continua trece metales en 1.300 productos y tenemos un histórico para verificar que cumplimos los límites que marca la ley», resume la secretaria general de AITE, Aylin Gordo.

Sus profesionales aseguran que los controles son incluso mayores que los de las frutas y verduras, pero admiten que «la aparición de metales es inherente al secado» y que «no se pueden reducir más». Y corroboran los argumentos del toxicólogo: «Aunque se detecte presencia de un metal pesado, no se diluye en la infusión, por lo que sólo quedan trazas. Habría que beberse muchos litros y durante muchos años para que pudieran tener alguna incidencia en el organismo», concluye Aylin Gordo.

Al equipo investigador le llamó la atención la ausencia de datos del origen y las condiciones de secado en los etiquetados. «Coja un paquetito en un súper y verá que no figura la procedencia», aconseja Gil Hernández. Desde AITE insisten en que «la Unión Europea decidió en su día que los productos monoingredientes (solo café, té...) no requerían esas aclaraciones». En los últimos años se han instalado en los lugares de origen de las plantas, sobre todo Asia, para tratar de controlar al máximo el proceso de selección.

Expertos y productores creen que el ejemplo de las infusiones se puede trasladar a cualquier alimento. El ambiente y los campos de cultivo «también reciben los elementos nocivos de suelos industriales que van a parar al hábitat», apunta Gil Hernández. El catedrático insiste en que son los avances técnicos, que han pasado de analizar partes por mil de las muestras a partes por millón (e incluso trillón), los que permiten detectar hoy al detalle los elementos tóxicos que nos rodean y afectan.

«Todos los productos de consumo están afectados por algo», completan desde la industria de té e infusiones. Es cierto. Estudios como este aplicados, por ejemplo, a los pescados, criados en los 'mares de plástico' en los que viven, harían saltar más de una alarma.

de la producción mundial (cerca de 5 millones de toneladas) se produce entre China (30%) e India (28%). Muy atrás quedan Kenia (10%) o Sri Lanka (9%). Los países occidentales son casi irrelevantes en las plantas base.

Aunque el consumo ha subido, España es un país cafetero. El 'oro negro' mueve al año cerca de 2.000 millones de euros, frente a los 150 de las hierbas.

gramos al año consumimos de media los españoles en aguas hervidas. Muy por debajo de Japón, el mayor consumidor mundial, con 800 gramos por persona y año. Chile (600 gramos/ año) ha escalado al segundo lugar, muy por encima de China, que apenas supera los 300 gramos por habitante.

Los españoles apostamos más por la gran variedad de plantas en infusión, muchas de producción nacional, que por el té (siempre de importación), que sólo representa el 30%. Aun así, bebemos tanto té como la suma de manzanillas y poleos.

toneladas de hierbas consumimos los españoles el pasado año. El 60% (3.448 toneladas) fueron infusiones varias. En tés nos llevamos a la taza 1.781 toneladas. Detrás se quedan las manzanillas (627) y los poleos (268).

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