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Ari Nagel, con camiseta y gorra de 'super padre'. r. c.Javier Criado. :: r. c.
Netanyahu vs 'Sperminator'

Netanyahu vs 'Sperminator'

Un estadounidense judío, donante gratuito de semen, ha ayudado a engendrar 48 hijos. Todas las madres son israelíes. El Gobierno hebreo le ha parado los pies

I. OCHOA DE OLANO

Jueves, 11 de octubre 2018, 01:14

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Ari Nagel, un estadounidense judío de 43 años, separado de su mujer, con la que tiene tres hijos, empezó hace diez años una particular misión fertilizadora. Consiste en poner su semen a disposición de las mujeres que desean concebir, sin más condición que sean israelíes. Desde entonces, este filántropo de los gametos, profesor de matemáticas de la Universidad de Nueva York, ha ayudado a engendrar 35 churumbeles a lo largo y ancho del mundo. Otros 13 están en camino.

'Sperminator', como le ha bautizado la prensa estadounidense, empezó su labor repobladora «por echar una mano a una chica». «Ayudé a dos mujeres de modo casi simultáneo, ambas en Manhattan, una lesbiana afroamericana y una judía ortodoxa que no encontraba pareja. Ahora, los hijos han cumplido diez años, viven a dos manzanas el uno del otro y son de madres tan diferentes», cuenta el progenitor.

Nagel no solo no cobra por sus donaciones sino que, además, ofrece todo tipo de facilidades a las demandantes. Si estas no quieren interactuar, se marca un 'amazon'; es decir, les hace llegar el semen para su congelación a la dirección que le indiquen; si prefieren el material fresco para una inseminación inmediata, él se desplaza a donde ellas digan; ¿y si la solicitante prefiere la vía tradicional? El matemático acude raudo a hacerles el amor. A 'Sperminator' no le pillan con la guadia baja. «Siempre va pertrechado con un test de ovulación, un recipiente esterilizado, su información genética y de enfermedades de transmisión sexual, y cuenta espermática, porque está muy solicitado y puede que se lo pidan en cualquier sitio, como le pasó hace dos semanas en el aeropuerto con dos lesbianas. Es muy cumplidor y su sentido del deber es grande», explica a Efe Yair Cymerman, codirector de un documental sobre este semental altruista.

Sus «gratificantes» andanzas han llegado ahora a oídos del Gobierno de Netayanhu, que se propopone pararle los pies. Así, el Ministerio de Sanidad hebreo ha informado recientemente a una mujer de 43 años, y a la clínica de fertilización en la que se trató con el esperma de Nagel, que no cumple con un requisito legal preceptivo en Israel: que donante y receptora no se conozcan. El profesor universitario se niega a acatar esa norma, precisamente, por esa razón. «Yo quiero ser padre de esos niños, participar en sus vidas, jugar el papel que las madres quieran que yo juegue», proclama el prolífico donante. «Está convencido de que está haciendo lo correcto», dice en su descargo Adi Rabinovich, codirectora del filme.

«Al modo convencional»

Hijo de una familia judía ortodoxa y exalumno de la yeshivá de Brooklyn (casa de estudio judía), el multipadre cuenta que «la primera vez que doné, con la lesbiana, fue del modo convencional. No sabía que había otros modos de inseminar, no te enseñan eso en la yeshivá...». La mujer, una judía ortodoxa, «me pidió ayuda porque no podía pagar los 13.000 dólares que cuesta una fecundación in vitro, y me parecía más que justo ayudarla», detalla.

Nagel presume de que muchas de las mujeres a las que ha ayudado a engendrar alguno de sus 48 hijos de encargo se han convertido en amigas, hasta el punto de desplazarse dentro y fuera de su país para visitar a su extensa descendencia. Las madres cubren los gastos de los viajes. Él dice pagar la manutención a nueve descendientes.

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