La bodega de Requena que alumbra vinos con alma

Visita a Bodegas Vegalfaro, un proyecto de Rodolfo Valiente que pone un énfasis especial en la producción ecológica

Miércoles, 29 de octubre 2025

Vinos con alma. Tierra con propósito. Así es como la Bodega Vegalfaro se define. Narrar una historia vivida cuando la experiencia es reciente te permite ... contar lo que has vivido desde dos puntos de vista. Uno desde un punto de vista objetivo, en el que se transmite aquella información recibida a lo largo de la experiencia y otra desde un punto de vista subjetivo en la que se expresa lo que te hace sentir aquello que te han contado, has visto y en definitiva has vivido. Toda información es importante, pero para hablar de una bodega tan especial prefiero hacerlo desde un punto de vista más sensorial e incluso visceral, donde las sensaciones y las emociones marquen el relato y así poder trasladar un punto de vista más puro y auténtico, tal y como lo he vivido.

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Pues bien, salí del trabajo disparado camino de la bodega de mi buen amigo Rodolfo Valiente. Rodolfo lleva toda una vida vinculada al mundo del vino, aunque desde hace veinticinco años está al frente de la Bodega Vegalfaro en Requena. Su padre, Andrés Valiente con 88 años y al que tuvimos el placer de conocer, fue el encargado de transmitirle su pasión por la viticultura. Me adentré en un camino de tierra durante un par de kilómetros antes de llegar a su bodega. En esta época los viñedos lucen colores que transforman el paisaje y combinan una paleta de tonos amarillos y cobrizos que nos conducen hasta la bodega. Una bodega que se funde con el paraje, resaltando el entorno. Una bodega auténtica a la par que modesta y discreta, lo cual empieza a transmitir el tipo de vinos que Rodolfo concibe.

Llegué con el tiempo justo y pasé directamente a la cocina donde estaba el resto del grupo. Una cocina pegada al salón que le permite preparar catas y algún que otro evento privado. Rodolfo tiene muy presente su tierra y nos tenía preparado productos típicos de su tierra. Allí mismo estaban preparando un sofrito que olía como los ángeles. Un sofrito con setas, orza y tomate. Nos estaban preparando un arroz típico de la zona. El arroz de pueblo o también llamado arroz de bajoca, ya que es un arroz que va acompañado de judía pinta. Y como no podía ser de otra forma para abrir el apetito teníamos el típico bollo de la comarca Requena-Utiel, un buen queso y salchichón y lomo embochado. Pero eso si, regado con un delicioso Pago de los Balagueses y un Caprasia.

Mientras se cocinaba el arroz, Rodolfo nos comentó que forma parte de la Spanish Organics Wine, de la cual es el presidente y donde el vino ecológico es el protagonista. A medida que avanzamos en la conversación y disfrutamos de sus vinos nos adentramos en un mundo donde se percibe los conocimientos y la sabiduría de quien lo transmite. Hablamos de variedades, del clima, de acidez, de taninos y de la tierra que le rodea y de cómo influye todo ello en sus vinos. Estamos ante una persona que lo lleva en la sangre y que un día dejó su carrera profesional para dedicarse en cuerpo y alma al mundo del vino, para formarse y poco a poco extraer la esencia de su entorno y así poder plasmarla en sus propios vinos.

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El nombre de la bodega es un homenaje a la zona donde su ubica. La finca original, conocida como Finca Alfaro, dio nombre a la bodega. «Vega» —por el carácter fértil del terreno fluvial— y «Alfaro», como homenaje a la herencia familiar. Sus vinos pertenecen a la D.O Utiel-Requena, a la D.O Cava y a la D.O.P Vinos de Pago. Los viñedos de la D.O.P. se encuentran cerca de La Solana de Las Pilillas. Un lugar especial y así nos lo transmite Rodolfo, donde los íberos elaboraban vino ya en el siglo V a. C., representando una de las primeras evidencias de viticultura en el Mediterráneo. Por otro lado, sus vinos Caprasia de la D.O Utiel-Requena que provienen de la Finca Alfaro, ubicada a 70 kilómetros del Mediterráneo, en un enclave ideal para la vid debido a la diversidad de sus suelos y orientaciones, así como a su elevación de hasta 900 metros sobre el nivel del mar.

Rodolfo nos cuenta que para los antiguos íberos Caprasia significaba «tierra de cabras». Por ello, quiere rendir homenaje a una época en la que las cabras montesas habitaban la zona y los íberos practicaban la viticultura entre las montañas de la Sierra Cabrillas y el río Cabriel. Terminamos de comer con una espectacular ensaimada hojaldrada rellena de trufa que preparan en la comarca, para proseguir con una visita a las entrañas de la bodega. Una bodega donde no hay elementos distractores. Aquí lo verdaderamente importante es la expresión de sus vinos, su elegancia en boca y sus aromas puros que se desprenden del terruño de sus tierras arcillosas y calizas. Se trata de vinos con carácter y personalidad, pero elegantes y comprometidos con el entorno. Durante la visita observé la pulcritud de sus instalaciones y unas salas de barricas controladas de forma escrupulosa que desprenden la pureza del aroma a madera.

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Rodolfo persigue la excelencia en la elaboración de sus vinos para poder extraer la expresión del entorno y de la vid. De nuestra visita se desprende humildad y pureza en sus palabras y en sus vinos, donde la filosofía es el compromiso con el entorno y con la conservación y respeto del legado recibido. Una bodega con un corte familiar donde todo el equipo forma parte de la familia y que tiene muy presente.

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