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ISABEL DOMINGO
VALENCIA.
Martes, 26 de noviembre 2019, 00:59
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La diócesis de Valencia está de enhorabuena. Desde esta semana cuenta con una nueva basílica menor, por lo que ya serán seis con este título: la de la Virgen de los Desamparados, San Vicente Ferrer, Catedral de Valencia -que es catedral-basílica metropolitana-, la parroquial de San Jaime Apóstol (Algemesí) y la iglesia colegial Santa María (Xàtiva), a las que se suma la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, situada detrás de la Lonja de la Seda y conocida popularmente como iglesia de la Compañía al estar regida por los jesuitas hasta 2017.
Es la distinción especial concedida por la Santa Sede a un templo cuya primera piedra fue colocada por San Juan de Ribera y que reúne tres requisitos valorados por el Vaticano, según explica el rector de la nueva basílica, Luis Miguel Castillo. A saber: ser un templo de excepcional esplendor y significación en la diócesis (cuenta, por ejemplo, con uno de los órganos más grandes de España, con 5.000 tubos), ser el foco espiritual de una comunidad que es santuario para multitud de devotos y poseer un tesoro espiritual, que en este caso es el Sagrado Corazón de Jesús.
Una concesión que, además, llega en un periodo de tiempo con una significación especial, pues la declaración oficial se produjo el pasado domingo, en una misa solemne oficiada por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, coincidiendo con la celebración de la festividad de Cristo Rey. «Con ella termina el tiempo litúrgico ordinario y, también, finaliza en España el Año Jubilar que festeja el centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón», que en Valencia fue un año antes. Sin olvidar que la diócesis está sumergida en el desarrollo de un Sínodo que se prolongará hasta mayo de 2020.
Para Luis Miguel Castillo, la declaración como basílica de la iglesia de la Compañía «es un regalo» que concede el papa Francisco y que permitirá «potenciar que sea un santuario urbano dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, así como punto de referencia para la propagación del culto y la espiritualidad a esta particular devoción». En este sentido, uno de los propósitos es reforzar la adoración y potenciar la oración y meditación, especialmente los primeros viernes de mes.
«Oasis de oración»
A todo ello contribuirá la celebración también de un Año Jubilar en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús. Así, habrá peregrinaciones para ganar las indulgencias plenarias y el jubileo y otras actividades que ya se preparan pero para las que aún no hay fecha, explica Castillo, que también ensalza el esplendor arquitectónico de un templo en el que destaca, por ejemplo, el lienzo de la Inmaculada de Juan de Juanes.
Pero, sobre todo, el objetivo es que el templo «sea un oasis de oración». A su juicio, el culto al Corazón de Jesús «es algo acorde a los tiempos y no trasnochado». ¿El motivo? «Necesitamos volver a Dios a través del corazón. Estamos inmersos en el progreso pero olvidamos la espiritualidad», reflexiona.
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