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JOSÉ IGNACIO GALCERÁ
Viernes, 13 de julio 2018, 00:39
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valencia. El próximo viernes 3 de agosto, Museros vivirá una jornada especial. Esta localidad de l'Horta Nord despedirá con honores al que ha sido uno de los grandes del recorte en los últimos lustros: Simón Gómez. Aunque la retirada del circuito de los principales concursos tuvo lugar a finales de la pasada temporada, sus vecinos y amigos han querido rendirle un último homenaje en el pueblo donde creció y se forjó su afición por el mundo del toro. Será en plena Semana Taurina, arropado por los suyos, por la gente que le ha seguido durante los quince años que ha estado en activo. «Quería despedirme en Museros, delante de mi gente, arropado por ellos», confiesa el recortador valenciano. Ese día estará rodeado de algunos de los compañeros que compartieron sus mismos miedos e ilusiones en sus inicios, recortadores como él que empezaron sus carreras en paralelo.
«Quería hacer una cosa distinta, ya que es mi despedida y me gustaría que participaran en la exhibición gente como Andriu, de Pedreguer; César, de Onda; Roberto Llorente, de Simancas; Carlos, de Arganda del Rey; Orteguita, de Arroyo del Ojanco; Nelet, de Puçol, Alberto, de Betxí... Son personas que me han marcado porque ellos también empezaron a la vez que yo y de esta manera quería recordar aquellos inicios», señala.
Los focos de atención ya no estarán puestos sobre él. Sin embargo un día sí lo estuvieron para quien ha contado, y cuenta, con el respeto del mundo del bou al carrer, y para quien ha tenido una gran proyección más allá de la Comunitat Valenciana y ha gozado muchos años en la élite del recorte. «Valoro enormemente que mi pueblo, donde hay muchos y buenos aficionados, reconozca mi trayectoria. También es verdad que me he sentido muy querido en Castilla. Por ejemplo, el año pasado me hicieron un homenaje en Medina del Campo, la cuna del recorte. Que este homenaje sea en Museros lo hace aún más especial».
Desde los 18 años se entregó en cuerpo y alma al toro. Más bien cabría decir desde aquella primera vez, siendo todavía un adolescente, en Rafelbunyol en la que experimentó la sensación de pasarse muy cerca de su cuerpo a una vaca o de aquel primer concurso en Benaguasil en el que supuso su debut y en el que acabaría alzándose con el triunfo. En aquellos comienzos soñaba con emular a sus referentes, sin embargo poco a poco fue adquiriendo un estilo propio. «Cuando empiezas tratas de hacer de todo un poco: saltos, quiebros de rodillas y de pie, recortes... pero acababa los concursos y me iba con un vacío a casa porque no me llenaba ganar el concurso. Yo he preferido dar otro recorte a dar un salto y ganar. Fui dejando de lado suertes que me podían hacer ganar por encontrarme y disfrutar delante del toro. No ganaba, pero me iba feliz y satisfecho», confiesa.
Entre los espejos en los que se ha mirado siempre, dos recortadores sobresalen por encima de todos: «Uno ha sido mi primo, José Manuel Castellar 'Tager' y el otro, sin duda, Sergio Delgado, que ha sido para mí el más grande que ha habido. Ellos dos han sido en los que más me he fijado aunque de todos se aprende y, de hecho, lo sigo haciendo. Hasta del que está en la grada viéndote se aprende». Después de quince años viviendo el festejo popular desde dentro, Simón Gómez es una voz autorizada para hablar de la evolución del mismo en todo este tiempo, los cambios que se han producido, en qué se ha mejorado y en qué se ha dado un paso atrás. «Ha cambiado mucho. Antes de que yo saliera, a nivel económico estaba mucho más valorado. En ese sentido ahora ha bajado bastante y no sé si compensa demasiado. Lo que ha mejorado ostensiblemente es la cuestión de los toros. Recuerdo mi primer concurso en Benaguasil con toros de Gregorio de Jesús, eran enormes y se las sabían todas... Ahora el tema del ganado está todo mucho más cuidado y se pone más atención. Los chavales que empiezan en concursos pequeños puede que se enfrenten a ganado autóctono pero lo hacen con animales cerriles o casi. Antes no era así. Los comienzos eran más complicados».
Aunque reconoce que nunca ha puesto por delante los triunfos a ser feliz delante del toro, su categoría como recortador, pese a no buscarlo, le ha llevado a alzarse con varios concursos de mucho prestigio.
Llegó a dominar en Valencia, donde tiene hasta cinco títulos de campeón, y estuvo cerca de hacerlo en plazas como Madrid, donde quedó subcampeón en dos ocasiones, o Zaragoza, donde fue finalista también dos veces del Campeonato de España; finalista varias veces de la Liga de Corte Puro; y tiene triunfos en plazas como El Puerto de Santa María, Guadalajara, Toledo, Jaén...
Se va del mundo de los concursos de recortes después de muchos éxitos pero también de percances que le han impulsado a tomar esta decisión. «Las cogidas que he tenido han sido muy fuertes, una de ellas, en Emperador, me tuvo tres años parado, ya que me rompí la rodilla. También influyen las cosas que dejas de hacer, he estado viajando durante muchos años y eso me ha llevado a no pasar tiempo con la familia y los amigos... valoras todo ello, la mentalidad cambia y es cuando tomas la decisión. Aun así, me sentiré torero siempre», explica.
El toro se lo ha dado todo. «Me ha dado amigos, me ha enseñado a ser mejor persona y a ser más humilde. Te das cuenta de que un día puedes estar arriba y al siguiente no. A mí me cogió un toro y estuve tres años parado, la gente prácticamente no se acordaba de mí, hasta que otro toro me recompensó con el triunfo en Fallas. Estar arriba no es lo bonito, lo más importante es disfrutar de los tuyos y delante del animal», apunta antes de concluir: «No me desligaré nunca del toro».
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