Fiestas con arraigo

Entre otros festejos, debemos destacar la Fiesta de los Niños de la calle de San Vicente, que este año conmemora el 400 aniversario de su vigencia, gracias a la colaboración de multitud de personas que se vuelcan con dicha asociación; entidad, por otro lado, rebosante de historia vinculada a la figura de San Vicente Ferrer.

En esa línea histórica aparece la fiesta que el barrio de la Xerea dedica a la imagen de Sant Bult, pequeña imagen de Cristo crucificado, vestido y coronado con una tiara, cuya antigüedad, según la tradición, data de 1238. Este festejo está considerado como el más antiguo de nuestra ciudad.

Otra de las fiestas muy populares, aunque bastante desconocida, en la que los niños son los auténticos protagonistas, es la que alberga la barriada de la Trinidad; me refiero a la dedicada a la imagen del Niño Jesús de Praga, situada en la iglesia de los Carmelitas, en la calle de Alboraya.

A la Virgen de los Desamparados, en numerosos barrios de nuestra ciudad, se le dedican multitud de festejos, gracias a los esfuerzos y, sobre todo, a la devoción de las juntas de fiestas, como es el caso de la barriada de Patraix, que dedica celebraciones a nuestra Patrona. La imagen, según los archivos del Arzobispado dados a conocer, fue tallada por los imagineros Peregrín Pérez y Gaspar Gerardo, en madera de pino de 1,30 metros, por la que se pagaron 5.000 de las antiguas pesetas.

Y en este escueto resumen no podemos olvidarnos de la celebración del Corpus Christi, conocida como «Festa Grossa», de la mano de la Asociación de Amics del Corpus; una extraordinaria celebración de gran impacto social en nuestra ciudad.