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Teléfono de la esperanza en la delegación de Alicante, momento en el que una de las voluntarias atiende una llamada de un usuario. lp
La línea de la solidaridad que atiende a 7.000 personas

La línea de la solidaridad que atiende a 7.000 personas

Su principal motor son los voluntarios, en la región hay más de un centenar encargados de la asistencia telefónica

MAR GUADALAJARA

VALENCIA.

Lunes, 7 de octubre 2019, 00:26

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Al descolgar el teléfono y marcar, pasan a ser completamente anónimos. Al otro lado de la línea, les atiende un completo desconocido pero alguien dispuesto a escuchar. Reconfortados, consiguen decir en voz alta, muchos asimilando así, el problema que le impide avanzar. Al marcar esos nueve dígitos se pone de manifiesto su intención de encontrarle solución. Más de 7.000 personas marcaron esos nueve dígitos de la esperanza en Valencia en el último año. La mayoría de ellas volvieron a llamar e incluso, recibieron atención psicológica por parte de la asociación Teléfono de la Esperanza, la línea de la solidaridad.

Cualquier motivo puede impulsar a alguien a llamar, como el viejo refrán o consuelo popular, lo último que se pierde es la esperanza. «Desde problemas matrimoniales o económicos hasta temas más graves de salud», explica el presidente de la sede valenciana, José Ortí. Durante la crisis asegura que «hubo un aumento de las llamadas, fue una época muy dura, sobre todo por la gravedad de la situación, imagínese familias enteras sin sustento económico, quiebra de empresas y despidos», dice Ortí reparando en que no es una cuestión «de pobres o ricos, por desgracia, los problemas se pueden apoderar de cualquiera, nuestra intención es estar ahí», al otro lado del teléfono.

La soledad y la depresión son los principales motivos ahora. En el último año en Valencia, la mayoría de atendidos presentaba estos problemas. Hay más de 516.000 hogares unipersonales en Valencia. Son las mujeres quienes más la padecen, sobre todo al superar los 65 años, según los últimos datos del INE. La soledad es una de las principales causas de exclusión social que afecta a todos los rangos de edad, de hecho la mayoría de jóvenes con ideas suicidas dicen sentirse solos. Sentirse solo trae de la mano la que los expertos han calificado como la epidemia actual: la depresión.

Valencia fue la tercera ciudad en la que se abrió una sede de la organización

Cerca del 30% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años asegura haber padecido o cree estar atravesando por algún tipo de problema de salud mental durante el último año. Por los síntomas descritos, uno de cada cinco jóvenes sufriría un cuadro de depresión, según el último Barómetro juvenil de vida y salud, realizado por la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicció, FAD. «Por desgracia, es algo grave por lo que se ven afectados tanto jóvenes como adultos, tampoco parece haber distinción en este caso», comenta el presidente, quien matiza que no existe un perfil determinado de aquello que recurren a su atención.

La confianza es la base sobre la que se construye el éxito de la organización. La primera relación de confianza debe establecerse entre la persona que llama y quien está al otro lado de la línea. «No todo el mundo confía nada más descolgar el teléfono, es un paso que los usuarios dan gracias a los voluntarios, nadie llama por capricho, si una persona llama aquí es por que está mal», reconoce Ortí.

El siguiente pilar de confianza es el que se establece entre la propia asociación y las personas que colaboran las 24 horas del día atendiendo las llamadas. La formación adquiere así un papel protagonista.

«Lo mejor que tenemos son ellos, todo es gracias a su trabajo y dedicación», agradece el presidente. Un año es el tiempo que transcurre hasta que quienes deciden colaborara pueden descolgar el teléfono para la atención. Un año en que reciben formación especializada para saber cómo gestionar y abordar cada problema. Además, asisten a cursos para conocer la técnica telefónica , el funcionamiento de las líneas y otro en el que aprenden a «trabajarse a sí mismos», explica Ortí, que se trata de conocerse, descubrir los puntos fuertes y débiles de cada uno, un aspecto fundamental al que «se involucran mucho igual que asistiendo a los cursos que ofrecemos para los pacientes por los que hemos pasado todos los de la organización», matiza. Así, el centenar de voluntarios que colabora actualmente en la sede valenciana está constantemente recibiendo formación con el objetivo de que su labor sea efectiva para los usuarios.

«Acabamos de hacer una convivencia con todos los voluntarios para hacer una puesta en común, porque todo lo que hacemos puede repercutir en quienes llaman», dice al tiempo que asegura que «los voluntarios son el motor de la asociación, aquí nadie cobra nada, todos arrimamos el hombro atendiendo a diario, no hay distinción», aclara.

A punto de cumplir los 50 años en Valencia, la organización hace un balance positivo de su labor, que alcanza ya nivel internacional llegando hasta Bogotá, Medellín, Zurich, Londres o Lima. La primera sede se fundó en Sevilla tras un largo proceso de estudio en el que se visitaron diferentes ciudades para detectar aquellos problemas psicosociales más relevantes, así como para tomar contacto con las instituciones. Valencia fue la tercera ciudad en la que se instauró, en 1972, hoy en día su labor es ya irremplazable, porque aún queda esperanza al otro lado del teléfono.

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