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Tumba de Nino Bravo. J. Signes
Un cementerio de tesoros históricos valencianos

Un cementerio de tesoros históricos valencianos

La visita más ilustre a un museo entre panteones y nichos que recuerdan a personajes influyentes de la Valencia de los dos últimos siglos

M. G.

VALENCIA.

Viernes, 1 de noviembre 2019, 01:09

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«Quiero descansar en el más modesto cementerio valenciano junto al 'Mare Nostrum' que me llenó de ideal mi espíritu», son las palabras grabadas en el mármol del sencillo nicho del novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Sus restos como los de muchos otros personajes ilustres descansan en el Cementerio General de Valencia. En la celebración de Todos los Santos, la marcada tradición lleva a cientos de valencianos hasta el camposanto para la visita a sus seres queridos fallecidos. Pero en estos días de gran afluencia en el cementerio también se aprovecha para hacer el recorrido más ilustre entre los tesoros históricos de los dos últimos siglos que allí descansan.

El féretro de piedra de granito donde descansa Joaquín Sorolla es otro de los puntos más emblemáticos y de visita obligada. No sólo es un repaso por la memoria entre personalidades como Constantí Llombart, Maximiliano Thous o el Marqués de Sotelo, sino que el cementerio también aguarda las anécdotas e historias que les rodean. Como la que envuelve al que fue alcalde de la ciudad, José Campo y Pérez, el Marqués de Campo. El conjunto monumental construido para su conmemoración estuvo colocado en la plaza del Ayuntamiento. Y es que antes de alzarse donde lo hace ahora, llegó a instalares en la gran vía del Marqués del Túria, junto a la plaza de Cánovas.

En la sección 7ª, derecha descansa un fenómeno musical con nombre y apellido. A Nino Bravo sus familiares le envían «un beso y una flor», su lápida ha sido una de las más visitadas, incluso las letras que formaban su nombre fueron arrancadas por sus seguidores. La familia tuvo que cambiar la piedra y ahora mantiene su nombre de pila: Luis Manuel Ferri Llopis.

No es de extrañar que algunos llegan a considerar el Cementerio General como un museo al aire libre por albergar arquitectura, escultura, historia y biografías únicas.

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