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La Candelaria, rito y folclore en nuestro calendario

La Candelaria, rito y folclore en nuestro calendario

El próximo viernes diversas poblaciones valencianas celebran esta festividad de origen bíblico | Su ubicación en el ecuador del invierno estimuló el ingenio de los precursores de la meteorología

ÓSCAR CALVÉ

VALENCIA.

Domingo, 28 de enero 2018, 01:03

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Semana de récord en los termómetros valencianos. Más de 26 grados y medio el pasado lunes... Llega el fin de semana, y lluvias y frío de padre y muy señor mío. No hay ascensor en la ciudad donde no se comente. El carrusel de temperaturas deja un reguero de bajas por resfriados entre los que se incluye un servidor. Además, resulta imposible elaborar cualquier predicción meteorológica ante tanto y tan repentino cambio. ¿O tal vez sea posible? El dos de febrero, en pleno ecuador del invierno, se celebra el día de la Candelaria. Este, además de evocar dos hechos asociados a un pasaje bíblico, goza de enorme tradición por el tema del cielo, pero del terrenal. Aunque su fiabilidad no esté ni mucho menos comprobada, el refranero valenciano y el de otras lenguas románicas dan cuenta de las previsiones climáticas a medio plazo. El único criterio en firme con el que cuentan esos proverbios es el tiempo que hará ese día. Recuerden, el próximo viernes toca estar pendientes del cielo. El asunto quizá les parezca poco serio, pero campesinos de medio mundo -y cómo no los nuestros-, llevan siglos atendiendo a refranes del tipo: 'Si la Candelària plora, l'hivern ja és fora; si la Candelària riu, ni hivern ni estiu' o el muy similar en italiano 'Per la santa Candelora se nevica o se plora dell'inverno siamo fora; ma se è sole o solicello siamo sempre a mezzo inverno'. Ambos coinciden en que si el dos de febrero llueve o nieva, el final del invierno se acerca. Por el contrario 'Cuando la Candelaria luce el sol, se puede temer que el invierno aumente su rigor'. La estratégica ubicación en el calendario de esta festividad a mitad de estación ha generado que, ajenos a la primitiva referencia religiosa, se elaborasen para la misma fecha, pero en distintas culturas, otros métodos populares para pronosticar el tiempo. Probablemente uno de los más reconocibles sea el día de la marmota, inmortalizado en la gran pantalla a través de la cinta 'Atrapado en el tiempo'. Más recientemente los medios de comunicación de nuestro país también cubren con cierto interés este evento. El dos de febrero millones de estadounidenses observan por la caja tonta como sale de su madriguera una marmota y, en función de la proyección o no de su sombra, lo peor del invierno estará por llegar o ya habrá pasado.

Pese a lo expuesto, no les sorprenda que el origen y desarrollo de la Candelaria sea eminentemente religioso. Múltiples poblaciones valencianas, caso de Fuenterrobles, Rótova o Manises ilustrarán el asunto. Simplemente es preciso discernir dos aspectos. Por un lado, la justificada inquietud humana por predecir el clima, más intensa si cabe en fechas señaladas. Por otra parte, la fiesta religiosa, estrechamente conectada con el periplo vital de Cristo, con el de la Navidad para más detalle. De hecho, la Candelaria marcaba el ocaso del ciclo navideño, razón por la cual muchos templos mantenían el belén montado hasta ese día. No es una cuestión azarosa. Es más bien matemática o legislativa. La solución a continuación.

En la Sagrada Escritura

El profeta Simeón reconoció al Niño como luz reveladora para los gentiles. Las primeras celebraciones eran con candelasSe evoca la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen consagrando a bebés y bendiciendo a parturientas

El viernes se celebra la Candelaria, nombre popular de una doble festividad que evoca la Presentación del Niño en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen, dos efemérides que habrían acontecido el mismo día según se recoge en Lucas 2:22. 'Cuando se cumplieron los días de su purificación [los de María], según la ley de Moisés lo llevaron [a Jesús] para presentarlo al Señor'. En la citada ley de Moisés, en concreto en el capítulo 12 del Levítico, se establecía que la parturienta tenía que estar 40 jornadas en proceso de purificación tras dar a luz. Una vez superado, era menester presentar al bebé en el templo. La mujer alcanzaba la completa expiación y el niño se daba a conocer a la comunidad hebrea. Así obró la Sagrada Familia, la que obviamente, pese a cumplir diligentemente los preceptos religiosos de la época, no tenía nada que expiar. Puesto que la tradición del cristianismo occidental había establecido la fecha del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, la adición de los preceptivos 40 días, situaba aquellos acontecimientos el dos de febrero. Comprenderán ahora el estrecho vínculo entre el nacimiento y la Candelaria, pero, ¿qué circunstancias llevaron a adoptar tal nombre a ambas celebraciones? La respuesta se halla tanto en la Biblia como en las antiguas formas de celebración. El segundo capítulo de Lucas continúa narrando la historia que nos ocupa e introduce a Simeón, un anciano justo con don profético que al ver a Jesús exclamó a Yahveh: «...han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Aquel bebé era la luz del mundo. La luz del mundo, o su reconocimiento por el profeta Simeón aquel hipotético dos de febrero, fue desde antaño celebrado con el encendido de innumerables candelas en iglesias y parroquias. Como tarde desde el siglo X, aunque la remembranza de la purificación mariana y la presentación de Jesús ya se diera a partir del siglo IV en Oriente y algo más tarde en Occidente.

Celebraciones valencianas

También en nuestro territorio, tras la llamada Reconquista, la Candelaria gozaría del homenaje de los valencianos. A las puertas de nuestra catedral se repartían velas encendidas entre los fieles, quienes realizaban una procesión y acudían a continuación a la misa con esos cirios. Al menos desde el siglo XV, se documenta como el dos de febrero: 'fa hom huy festa per la processió, car, primerament, se beneexen les candeles, e puys les encén hom e les donen en les mans dels fels, e puys entrem en la sglésia ab cant'. En la adaptación a nuestra lengua de la conocida 'Legenda aurea' escrita por el genovés Jacobo de la Vorágine también se especifica que en la señalada fecha 'es fa aquesta festa per representar la processió d'aquest dia, car sancta Maria, e Joseph, e Simeon e Anna feren en tal dia com huy molt honrada processió e presentaren Jesuchrist al temple. E, axí, fem nosaltres processió, e portam la candela en nostres mans, per la qual és significat Jesuchrist, e per ço nosaltres la portam fins a la sglésia'. Muchas iglesias de nuestra ciudad seguirán evocando aquellos hechos el viernes mediante la bendición de candelas. También las parroquias de los pueblos de la provincia.

Manises conmemora esta gran fiesta de la luz al menos desde mediados del siglo XVIII. En otros tiempos gozó de mayor esplendor. Eso no impide reconocer el mérito que tiene reavivar una llama cuyos reflejos -no en el sentido doctrinal y sí en el festivo- parecen desvanecerse. A principios de este siglo se apagaron por completo durante algo más de una década. Por fortuna, y por compromiso con sus tradiciones, el esfuerzo de unas cuantas mujeres ha posibilitado su recuperación, respetando el sentido religioso pero ampliando las actividades en aras de un mayor impacto social. En la misa del día 2, a las 19:00h, se entregarán 'les canaletes'. El sábado será una jornada lúdica orientada al público infantil. La misa grande será el domingo 4, a las 11:00h. Se ofrecerá una bendición especial para las madres que han dado a luz el año anterior y una particular consagración para sus hijos, readaptando el pasaje bíblico. A mediodía, la procesión cerrará los actos. En Rótova, la eucaristía asociada a esta festividad incorpora la bendición de las candelas y la posterior presentación de los nacidos en el 2017 a la patrona local.

También Fuenterrobles celebra el día 2 la Virgen de las Candelas, una advocación mariana que evoca las dos festividades ya explicadas. Las mujeres son las protagonistas del acto litúrgico y ofrecen en la Iglesia dos tórtolas (como hicieron María y José en el templo según cuenta la Biblia) y una vela. Algo muy particular de su programa de fiestas es la procesión de la Torta, dulce a modo de turrón que cada año se elabora en una casa del pueblo. La torta se introduce en el centro de una estructura metálica, de la que emergen varillas que acaban en unos soportes donde se colocan los pinos, dulces con forma del árbol del que toma el nombre y con el piñón como protagonista. Cada localidad presenta sus propias características celebrativas pero en ninguna faltará (espero que tampoco en Valencia), alguien que mire al cielo y se aventure a advertir cuánto queda de invierno.

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