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Vicente Clavel en enero de 1958, en Barcelona. :: www.diadellibro.eu
'El día del Libro', una idea original del valenciano Vicente Clavel

'El día del Libro', una idea original del valenciano Vicente Clavel

El escritor y editor afincado en Barcelona instauró la jornada cultural en 1926 para incrementar la venta de obras

ÓSCAR CALVÉ

Sábado, 18 de abril 2015, 23:35

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valencia. Una tendencia muy en boga estos últimos años es la declaración de días internacionales de asuntos tan dispares como el del gin-tonic (9 de abril) o el del beso (13 de abril). Con claro afán comercial, se trata de un pretexto para fomentar el anhelo consumista tan afín a las sociedades occidentales. En el mismo rasero, aunque con un beneficio cultural colateral, podría integrarse el Día Internacional del Libro, que alcanza precisamente este jueves su décimo novena edición.

Hace casi veinte años, el 15 de noviembre de 1995, la UNESCO decidió promulgar a nivel internacional esta causa. Antes de la creación del Día Internacional del Libro, ya existía un tradicional día del libro en España cuyo origen se remonta a 1926. Su máximo impulsor fue un valenciano afincado en Barcelona, Vicente Clavel. Pocos saben que este escritor y célebre editor merece un recordatorio por su visión comercial. Clavel tuvo una de las más brillantes ideas para incrementar la venta de libros en un período en el que carecían de la popularidad actual. Él inventó el Día del Libro.

Los primeros años se celebraba el 7 de octubre. Incrementaba las ventas, pero también se facilitaba la lectura a todas las capas sociales. Todavía en 1923 una revista llamada 'Memoria' daba esta noticia: «DIA DEL LIBRO ESPAÑOL. Otra iniciativa de nuestro consejero don Vicente Clavel. Dedicar un día de cada año a celebrar la Fiesta del Libro Español».

Tres años más tarde, el mismo Vicente Clavel elaboró quince artículos que configurarían un Real Decreto que fue confirmado por el rey Alfonso XIII. El primero de esos artículos servía para declarar las intenciones: «El día 7 de octubre de todos los años se conmemorará la fecha del natalicio del príncipe de las letras españolas, Miguel de Cervantes Saavedra, celebrando una fiesta dedicada al libro español».

Efectivamente, en principio el día del libro se conmemoraba el 7 de octubre, fecha en la que se creía que había nacido Miguel de Cervantes. El resto de puntos que conformaron ese Real Decreto presentaban medidas que aunaban intereses comerciales para las editoriales con beneficios culturales para la sociedad en su conjunto, no sólo para las clases privilegiadas. Cada año, en conmemoración de la fiesta, las diputaciones provinciales debían inaugurar una biblioteca pública.

En los establecimientos de beneficiencia y en las cárceles se fomentaba la lectura. Además de los descuentos en el precio de los libros -como en la actualidad-, escuelas, institutos, universidades y cuarteles militares estaban obligados a celebrar el día del Libro al menos con una hora de lectura pública. Desde 1930 la celebración pasó al 23 de abril, considerada entonces la fecha de defunción Cervantes y coincidente con la festividad de Sant Jordi.

Libros y rosas

Clavel desarrolló su actividad editorial en Barcelona y fue impulsor y testigo del nacimiento del tradicional intercambio de libros y rosas entre mujeres y hombres en la Ciudad Condal. Era costumbre muy antigua que las mujeres que asistían a la misa oficiada en la capilla de Sant Jordi del Palau de la Generalitat recibieran una rosa. También se celebraba una "fira dels enamorats" ese día en el que el regalo más habitual era una rosa. Si el asunto de la flor es complejo de documentar, no ocurre lo mismo con el libro. Fue a partir de 1930, y favorecido por la idea del valenciano, cuando se asentó el regalo del libro correspondiendo al de la rosa.

Más allá de lo anecdótico, Vicente Clavel sembró un legado de difusión literaria cuyos frutos recogió hace dos décadas la UNESCO. La moderna justificación para celebrar el 23 de abril como Día internacional del Libro es falsa. Cervantes y Shakespeare no murieron en la misma fecha.

La Conferencia General de esta institución aprobó en París la celebración con carácter universal del 23 de abril como «Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor». La fecha la propuso la Unión Internacional de Editores amparándose en la potente tradición española. Para su impulso a nivel internacional, no dudaron en inventarse una efeméride que enlazara y ampliara aquella española.

Se justificó que el 23 de abril de 1616 no sólo falleció Cervantes, sino también el que para el mundo anglosajón es el escritor más grande de todos los tiempos, Shakespeare. Hoy sabemos que Cervantes expiró el 22 de abril, y mucho más llamativo, que el inglés murió el 23 de abril del calendario juliano, distinto al gregoriano que se seguía en España. Su muerte sobrevino el 3 de mayo de 1616.

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