Borrar
En la foto superior, los vecinos se disponen a levantar el pino. En la inferior, el árbol ya plantado. :: lp
El fuego devora el pino de Agres

El fuego devora el pino de Agres

Esta tradición medieval se conoce también como la fiesta de las 40 horas

PPLL

Miércoles, 18 de febrero 2015, 00:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

valencia. No llega a los mil habitantes, pero tiene tantos encantos, su paisaje, su monasterio, las neveras, las fuentes... que cada fin de semana sus numerosos alojamientos están al completo. Agres es un bello y pintoresco pueblo enclavado en el corazón del parque natural de la Mariola.

Estos días previos a la Cuaresma ha vivido una fiesta muy antigua, con reminiscencias paganas, la Fiesta del Pi. No sólo es exclusiva de esta localidad, sino que también se realiza en otras poblaciones cercanas como Planes, Palomar o el pequeño municipio de Millena. Se suele celebrar alrededor de la primavera o verano. Aquí, en Agres, la fiesta tiene lugar el fin de semana anterior a la Cuaresma, lo que se conoce como tiempo de carnaval, pero que en este pueblo nada tiene que ver con Don Carnal. Se conoce como la fiesta de las 40 horas.

Esta Fiesta del Pi de Agres está basada en una tradición medieval. Se dice que la gente del pueblo, cuando se acercaba la Cuaresma, tomaba durante 40 horas la autoridad del pueblo y hacían lo que les venía en gana, sin ningún tipo de prohibición.

Los señores del pueblo marcaban su territorio en los árboles y la gente lo que solía hacer en esta fiesta era cortar uno de estos árboles al señor para que no pudiera determinar su territorio. Todo esto fue derivando en una fiesta pagana que hoy en día todavía se conserva y en la que los quintos del pueblo son los protagonistas. Puede ser la fiesta más antigua que se conoce en Agres.

El fin de semana se abría con diversos actos en los que tenía lugar la «plantà» de un almendro y de una carrasca; dos árboles que, posteriormente, fueron quemados. Unas llamas que daban calor a todos los vecinos del pueblo que se reunían en la plaza para disfrutar de las veladas a cargo de una discomóvil. El sábado se quemó la hoguera del Ayuntamiento, que era el almendro, y después, en el denominado día de los casados, ardió la carrasca. Pero la jornada más importante, con más carga simbólica, es el día de los quintos, que siempre se celebra el lunes anterior al miércoles de ceniza y que sirve para celebrar el paso a la edad adulta.

Ahora que no hay mili, los quintos son tanto los jóvenes como las jóvenes que cumplen 18 años. Han estado todo el año trabajando en equipo para recoger dinero y preparar los festejos de su gran día.

El buen tiempo engrandeció la celebración. A primera hora de la mañana, y acompañados por vecinos del pueblo, los quintos salieron a buscar leña y después realizarían el camino para ir a por el pino que ellos habían escogido para esta ocasión especial. Sierra en mano, y en un ambiente festivo, cortaron el pino. Luego lo cargaron en un tractor y lo llevaron a la plaza de la Iglesia.

Allí les esperaban muchos vecinos del pueblo preparados para tirar de la cuerda con el objetivo de plantar el pino. Un árbol de grandes dimensiones que durante toda la tarde presidió la plaza y que luego, después de la tradicional cena, se quemó devorado por las llamas en medio del jolgorio de los jóvenes y menos jóvenes. Un día de fiesta para todos.

Ayer martes, los niños fueron los protagonistas. Por la mañana se fueron a repoblar en las montañas que rodean esta bella población, con plantones de pinos y carrascas.

Una tradición que, una vez más, y gracias a los jóvenes, se mantiene viva, simbolizando este caso el paso a la edad adulta, su plena incorporación a la sociedad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios