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Sagunto, epicentro de la restauración

Sagunto, epicentro de la restauración

Alfonso XII fue proclamado nuevo rey de España hace 140 años en las proximidades del castillo saguntino

ÓSCAR CALVÉ

Sábado, 27 de diciembre 2014, 23:30

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'¿Dónde vas Alfonso XII? ¿Dónde vas triste de ti?'. La cancioncilla popular que aludía al desafortunado Borbón dio nombre a dos películas de notable éxito protagonizadas por el valenciano Vicente Parra. Alfonso XII tuvo una vida breve marcada por la desdicha, especialmente en el terreno sentimental. La prematura muerte de su amada prima María de las Mercedes de Orleans, solo cinco meses después del enlace de la joven pareja, supuso un enorme revuelo mediático. Un habitual gusto por lo dramático y lo anecdótico ha descuidado el conocimiento de una figura clave en la restauración borbónica, proceso que se inició precisamente hace 140 años en una localidad valenciana. El 29 de diciembre de 1874 Sagunto fue sede de un pronunciamiento militar cuyo resultado final fue la proclamación del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, como Alfonso XII, rey de España.

Se trata de uno de los hechos más relevantes en la historia española del siglo XIX. Sin embargo, desde la capital del Camp de Morvedre apenas se promueve la efeméride. Los acontecimientos deben situarse en el contexto revuelto del Sexenio Democrático. Entre 1868 y 1874 se produjo el exilio de la reina Isabel a Francia al grito de '¡Abajo los Borbones!', un gobierno provisional cuyo líder fue asesinado (Prim), la llegada de un rey extranjero (Amadeo de Saboya) y la primera república española.

La convulsión del periodo se vio acrecentada por tres conflictos armados simultáneos: las guerras carlistas, la sublevación cantonal y la Guerra de los diez años en Cuba. En una sociedad cuya fragmentación se antojaba insostenible, emerge la figura de Cánovas del Castillo, quien desde 1873 se convirtió en el principal valedor político de la causa borbónica.

En sendas cartas enviadas a la ex reina Isabel y al príncipe Alfonso informó que su propósito era crear una nueva imagen de la dinastía para facilitar la coronación de Alfonso. Su objetivo iba por buen camino. El 1 de diciembre de 1874 Cánovas finaliza un breve manifiesto que firma Alfonso de Borbón desde Inglaterra, con objeto de presentar la legitimación del príncipe como aspirante al trono, y por extensión, a la jefatura de Estado. Este texto no sería publicado en España hasta el 27 de diciembre. Pero ese mismo día, era Cánovas quien recibía una carta enviada por el general Arsenio Martínez Campos, quien intuía que iba a ser desterrado por el gobierno, pues era conocido su interés por la insurrección.

«Naranjas en condiciones»

Dos días antes del levantamiento militar saguntino, el general le prevenía sobre lo que iba a ocurrir, rogándole que en caso de éxito, fuera el propio Cánovas quien dirigiera el gobierno: «Cuando reciba usted esta, habré iniciado el movimiento a favor de don Alfonso XII. No me arrojo por amor propio ni por derecho; lo hago por la fe y convicción que tengo: lo hago porque ustedes aseguran que la opinión está hecha. No me mezclo en política: exijo, sí, que si el movimiento triunfa en Madrid, sea usted el que se ponga al frente del gobierno».

La carta no especificaba el lugar en el que se producirían los hechos. Martínez Campos decidió trasladarse a Sagunto, ciudad que contaba con muchos partidarios monárquicos. Allí convocó un importante escuadrón militar procedente de Segorbe, a las órdenes de Luis Dabán, cuya misión era, además de prestar sus batallones, alertar de la idoneidad del momento y lugar para esa proclamación. Dabán envió un telegrama explícito: «Las naranjas están en condiciones». La madrugada del 29 de diciembre, en el espacio que ocupa hoy el cruce de las carreteras A-23 y V-21, y ante la atenta mirada de más de 2.000 soldados dispuestos en formación en cuadro, pronunció un discurso mediante el cual proclamó la reinstauración de la monarquía y la devolución del trono de España a su heredero el príncipe Alfonso. Su alegato finalizó con las palabras: '¡Viva el rey Alfonso XII!'. Las tropas se dirigieron a Valencia, donde la noticia se recibió con júbilo.

El general Martínez Campos compartía con Cánovas la intención de restaurar la monarquía, pero a diferencia del militar, el político pretendía el procedimiento democrático. En términos humanitarios el pronunciamiento militar fue un éxito, pues no produjo derramamiento de sangre, en buena medida porque el gobierno, entonces en manos de Serrano, no se opuso. Cánovas asumió la tutela del estado en aquellos días que transcurrieron hasta el regreso del exilio de Alfonso, desde entonces Alfonso XIII.

Sagunto fue la primera población que reconoció a Alfonso como monarca, y en agradecimiento, el rey le devolvió el título de ciudad que había perdido durante la Edad Media. Una moderna y casi invisible escultura conmemora el lugar del levantamiento, en el cruce de las citadas carreteras. Pero no siempre fue así. En 1876 se decidió erigir un espectacular monumento que por diversas vicisitudes no se realizó hasta 1927. Conmemoraba la restauración borbónica y el fin de las guerras carlistas. Con más de 30 metros de altura, estaba rematado por una alegoría de la Paz, a cuyos pies se figuraban cuatro cabezas de leones. Reducido a ruinas en la Guerra Civil, dos de esas cabezas, hoy en el museo saguntino, son el único eco de aquella proclamación de Alfonso XII.

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