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JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ
Jueves, 27 de noviembre 2014, 00:04
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valencia. Enmarcados en el programa de fiestas en honor a la Inmaculada Concepción, patrona de la localidad, el tradicional Bou en Corda de Ontinyent centrará este fin de semana la atención de los aficionados. Más de treinta mil personas se espera que ocupen el casco histórico de la ciudad al reclamo de unos festejos de ascentral tradición, que tienen fechado su origen en 1662. Más de 350 años de historia los contemplan por tanto.
La familia Machancoses -fijos desde hace muchos años- y el hierro de La Paloma serán los ganaderos que corran sus reses, enfundadas como marca la tradición para cumplir el edicto de la Reina Isabel la Católica firmado en 1494, tras presenciar un festejo con toros en el que perdieron la vida dos hombres.
El proceso de proteger las astas recibe el nombre de Embolá y se realizará mañana viernes a las 15:30 horas, un ritual al que puede asistir el público y cuyas normas no escritas estipulan que debe ser realizado por parejas en las que uno de sus integrantes sea veterano -tiene que haber realizado al menos en tres ocasiones la embolà- y uno joven, que de esta manera aprende a realizar la minuciosa labor en la que un cilindro metálico es recubierto con cuero y un complejo entramado de pequeñas cuerdas.
En este acto se preparan todos los toros que saldrán a las calles durante las jornadas de sábado y domingo, que son trasladados hasta los corrales instalados en el Camí dels Carros, punto de partida de un recorrido que incluye la Cantereria, las plazas de Baix, de l'Escurà i Major, el carrer del Regall y el resto de calles del centro urbano.
Miguel Eulalia es uno de los más activos aficionados de Ontinyent. Fundador en 2007 y presidente de la asociación Bou i corda hasta 2013, manifiesta que «los festejos los organiza la Sociedad de Fiestas de la Puríssima pero implican a todo el pueblo, que se echa a la calle para vivirlos intensamente. El Ayuntamiento colabora además de manera impecable en la instalación de todas las barreras, así como en la coordinación de todos los dispositivos de emergencias y seguridad», explica Miguel Eulalia antes de afirmar que para este año esperan tener «un gran fin de semana, como siempre, esperando que el tiempo nos acompañe. Aquí el bou en corda se vive en familia y entre amigos; es curioso ver cómo la gente que trabaja o estudia fuera se lo arregla para no faltar a la cita con este festejo taurino. Y por supuesto, es obligado, casi sagrado, reunirse en torno a un arroz al horno el sábado, que es nuestro plato típico».
Conducir con una cuerda un toro bravo entre miles de personas no es tarea sencilla. «Hay que estar fuerte y preparado», afirma Miguel. Aunque en principio son un grupo de ocho o diez personas los designados para hacerlo, la «realidad es que se acaban cogiendo de la cuerda muchas más. Lo hacen todos con el ánimo de ayudar, muchos de ellos lo consiguen, lo que sí hay que tratar es que no se coja gente que no está capacitada para ello».
El toro, ensogado con dos cuerdas de una longitud de entre treinta y cuarenta metros, una para guiarlo y otra para retenerlo ante cualquier accidente, está en la calle alrededor de media hora recorriendo todo el recinto, aunque los cohetes que anuncian su salida suenen cada hora.
Corredores jóvenes
Tres toros son exhibidos el sábado por la tarde y otros tantos el domingo, dando comienzo ambos espectáculos a las 15.30 horas, mientras que en la mañana del sábado, a las 12, se suelta un novillo que se conoce como la 'vaquilla', manteniendo así la tradición ya extinta de soltar este tipo de animales para los corredores más jóvenes.
Es curioso comprobar cómo en el programa oficial de fiestas se siguen anunciando los festejos taurinos como 'Festa Popular', algo que tiene una explicación. «En tiempos de la dictadura querían prohibir los toros. Había que llevar el programa de fiestas a Gobernación y para que lo aprobaran, el bou en corda se anunciaba como festa popular, ellos qué sabían la fiesta que era.», afirma entre risas Miguel, quien razona que los ganaderos, «especialmente Machancoses que es fijo todos los años, ya sabe perfectamente el tipo de toro que tiene que traer para el recinto de Ontinyent. Siempre se ha hecho con toros de corro porque así lo ha marcado la tradición y porque seguramente con un toro cerril sería muy complicado desarrollar nuestro festejo tal y cómo lo entendemos ahora», explica
Un centenar de personas repartidas entre voluntarios, Protección Civil, Cruz Roja y cuatro puestos sanitarios velarán por la seguridad e integridad de los participantes. La normativa de Bous al Carrer, una de las más estrictas de España, se cumple con rigor, así como una premisa fundamental para los organizadores de los espectáculos, que el animal no sufra.
Serán decenas de miles de personas, según explican fuentes oficiales, las que durante tres días dinamizarán la economía de la bella ciudad bañada por el río Clariano que verá colgar el cartel de completo en todos sus hoteles, restaurantes y comercios por un gentío que dejará un impacto económico cercano al millón de euros. «Los días del toro es imposible sentarse a comer en un bar en Ontinyent sin reservar mucho antes, los comercios hacen la caja de un mes en este fin de semana. Nos sentimos orgullosos de tener una fiesta tan popular y de recibir al visitante con una sonrisa», manifiesta Miguel Eulalia.
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