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Grupo de matrimonios de los equipos de Nuestra Señora en una de sus reuniones de formación. :: AVAN
La Iglesia invita a los laicos a ser más protagonistas

La Iglesia invita a los laicos a ser más protagonistas

Aumenta la presencia de fieles que dan la comunión, pronuncian homilías, presiden entierros y matrimonios

LAURA GARCÉS

Lunes, 10 de noviembre 2014, 11:30

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Ministros extraordinarios que dan la comunión, catequistas, diáconos casados que presiden matrimonios y también entierros, familias que parten a misiones, matrimonios que se dedican a labores de apostolado o sencillamente laicos dispuestos a implicarse en la misión de la Iglesia y en hacer presente su condición cristiana en la sociedad. El número de seglares que afrontan responsabilidades en la Iglesia aumenta. Es la propia jerarquía quien los llama porque «cada vez se les necesita más», aunque algún sacerdote puntualiza que participan por derecho propio, «no solo porque se les necesite, la Iglesia somos todos».

Hace unos días fue el propio arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, quien puso el acento sobre la importancia de contar con ellos. En su intervención en el Simposio 'Iglesia, Laicado y Laicidad' celebrado en la Facultad de Teología, el purpurado dirigió «a todos los cristianos laicos una llamada urgente a que se unan sin ningún temor a la obra de evangelización». La contundente invitación se concretó cuando dijo que sin la mediación de los fieles «es imposible evangelizar» y reconoció que «llegan, con toda naturalidad donde no podemos ni llegaremos nunca los obispos o los sacerdotes».

Habrá creyentes que ante esta invitación se decidan por prestar sus servicios a la Iglesia, pero son muchos los que ya llevan tiempo vinculados a cometidos que no solo los sacerdotes o religiosos pueden realizar en las parroquias. Miguel Esquerdo tiene 50 años y es ministro extraordinario de la comunión en San Juan de la Ribera de Valencia. Lo hace «por amor a la eucaristía y a los hermanos». Su cometido consiste en acercar la comunión a quienes no pueden ir a la Iglesia y la solicitan. Cada domingo, cuando acaba la misa de 12, «el sacerdote me entrega la forma y yo voy a casa del enfermo para que comulgue». Recuerda que antes «del Concilio Vaticano II esta figura no existía».

Defensor de la participación de los seglares en las funciones de la Iglesia hace hincapié en que no se puede olvidar «que en una parroquia que atiende a entre 20.000 y 30.000 habitantes el sacerdote no puede acudir a todo». Él como ministro extraordinario se ha formado y sabe muy bien que su labor comprende llevar la comunión y la «escucha activa: hablar poco y escuchar mucho». Puede tener cierto papel de intermediario, pero «hay cosas que sólo puede hacer el párroco».

Esta puntualización no le aparta de desvelar su apuesta en favor de que el laico «se tiene que implicar» al mismo tiempo que «el sacerdote tiene que dejar que se implique». Este hombre, padre de familia que cada día acude a su trabajo, reconoce que la presencia de los laicos es cada vez mayor, «incluso se están fomentando los diáconos».

Ahí está Enrique Ten para dar testimonio de ello. Tiene ahora 65 años ingresó en el diaconado permanente y está al servicio de la parroquia San Isidoro Obispo. Enrique es seglar, casado y padre de siete hijos, de ahí que su condición sea para siempre. Otros diáconos son seminaristas en puertas de la ordenación sacerdotal y, por tanto, su diaconado es de carácter temporal.

Homilías y matrimonios

Enrique puede «dar la comunión, pronunciar una homilía, bautizar, presidir un matrimonio y también un entierro». Qué duda cabe de que es un gran apoyo para las parroquias, pero él va más allá. Recuerda que el diaconado existe desde los orígenes de la Iglesia y que el sentido de este orden «es el servicio» para cuya prestación reciben completa formación. El diácono de San Isidoro reconoce que su presencia, como les ocurre a otros compañeros, en principio «causa sorpresa», pero «poco a poco la gente se acostumbra a verte en la parroquia». Y con el tiempo, no llamarán la atención. Cada día son más.

El sacerdote José Luis Garrido, profesor de la Facultad de Teología y secretario del mencionado simposio sobre laicado y laicidad, menciona los asuntos que se abordaron en este congreso y refiere que en una primera parte se habló de la presencia pública de la religión en la sociedad. Pero también se analizaron distintas cuestiones en torno a la vinculación del laico en la Iglesia.

Garrido resalta que cuando se habla de los seglares hay que partir de la «igualdad de todos los cristianos, todos son sujetos activos» y considera que debería ser «mayor su presencia», no sólo porque a los laicos «cada vez se les necesite más, sino porque tienen derecho a participar». Plantea una vinculación de los fieles «responsable», de ahí la importancia de la formación, cuestión que reconoce que tal vez durante mucho tiempo «se ha descuidado». Pero en los últimos tiempos Valencia ha reforzado este ámbito.

Primero fue el Instituto de Ciencias Religiosas, que ya lleva muchos años activo en la diócesis. Después, tres cursos atrás, llegó el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, dos ejemplos del interés por conceder un espacio a los laicos, de ofrecerles la capacitación para que ganen protagonismo.

Salen cada año entre 25 y 30 alumnos «muy bien preparados». Dirigen sus pasos a la gestión parroquial en los consejos de pastoral o los económicos. Se centran en Cáritas, otros apuestan por convertirse en familia misionera o vincularse a movimientos dedicados a extender los valores de su fe.

Mercedes Gómez Ferrer y Alberto Pérez Bueno son un matrimonio de los Equipos de Nuestra Señora, movimiento «integrado exclusivamente por laicos», aunque cuentan con la colaboración de sacerdotes como consiliarios.

Mercedes y Alberto son ahora responsables de los equipos en el ámbito nacional y destacan que en la diócesis están muy activos, no solo en Valencia, también en varios pueblos. Celebran dos tipos de reuniones, una de carácter formativo que fundamentada en los valores cristianos en el matrimonio y otra como «encuentro de amistad».

El domicilio de todos ellos es el lugar de la cita, claro ejemplo del peso que conceden a su condición de seglares, sin olvidar que es una «muestra de acogida».

El tiempo puede que conceda mayor peso a los fieles. Habrá que esperar para ver los resultados, si bien, como apunta el sacerdote y profesor de la Facultad de Teología José Francisco Castelló, en el seno de la Iglesia «la mayoría son laicos».

Cuando el sacerdote habla de fortalecer su presencia apuesta por considerarla «hacia dentro y hacia fuera».

De hecho, considera que la principal misión del laico «no está en el ámbito parroquial, sino en el mundo», en llevar los valores cristianos allá donde vaya cada uno.

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