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J. L. B.
Jueves, 12 de marzo 2020, 00:20
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VALENCIA. La tauromaquia ha recibido con la suspensión de las fiestas de Fallas y Magdalena uno de los varapalos más duros de los últimos tiempos. Las dos ferias, Valencia y Castellón, son las dos más importantes del inicio de temporada. Más allá de la desilusión que a buen seguro produce en los aficionados que acuden a ambos cosos, los efectos negativos recaen sobre empresarios, ganaderos y toreros además de la influencia en el sector servicios. Hay que tener en cuenta que en los últimos estudios de ANOET, asociación empresarial, el impacto económico de las corridas falleras en la ciudad era de más 15 millones de euros y de más de cinco en Castellón. Ante la gravedad del asunto la Fundación del Toro de Lidia ha pedido entrevistarse con el ministro de Cultura para estudiar medidas compensatorias.
En lo artístico, la suspensión, cuya necesidad no ha sido cuestionada, destroza las estrategias e ilusiones de toreros que habían depositado en sus hipotéticos triunfos la esperanza de firmar contratos para el resto de temporada. Los novilleros valencianos, así como matadores de menos cartel como Jesús Duque, Juan Leal, David de Miranda o Román al calor del público, confiaban en dar un impulso a sus carreras que, así, tendrá que esperar. Las ferias francesas, entre las que destaca Arles, donde estaba prevista la reaparición de Alejandro Talavante el Sábado de Gloria, y las dos primeras novilladas de la temporada de Madrid, tampoco se podrán celebrar. Ahora las miradas apuntan a la Feria de Abril, cuyo primer festejo es el Domingo de Pascua.
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