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Las primeras fallas salen de Fira Valencia. FOTO: Iván ARLANDIS | vídeo: JCF

Los ninots pisan la calle de nuevo

Comisiones de Valencia trasladan las primeras figuras a sus demarcaciones | Varias fallas, incluida una de Especial, sacan las piezas de Feria Valenciao de los talleres y los barrios las reciben entre la esperanza y la sorpresa

Álex Serrano

Jueves, 19 de agosto 2021, 09:02

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En el año del simbolismo, los gestos continúan siendo más importantes que la realidad. Por eso, cuando ayer en Jesús, Campanar, Benicalap, Ruzafa, Olivereta o Pla del Remei vieron llegar a lo lejos las góndolas y descargar en sus demarcaciones los ninots de las comisiones más madrugadoras, los recibieron entre la esperanza de que su llegada significara la luz al final del túnel y la sorpresa de quien ve que la vida, al final, se abre paso. Fueron las comisiones San José de Pignatelli, Sagunto-San Guillem, Jacinto Labaila, Tomassos-Carles Cervera, Pintor Stolz, Escultor Gracia-Puerto Santa María, Grabador Esteve y Sueca-Literato Azorín las que decidieron, o les tocó, salir las primeras a la calle en una lluviosa mañana de (sí) mediados de agosto.

«He llorado», reconocían en San José de Pignatelli, mientras el presidente de la comisión embridaba las vallas que protegían los primeros ninots. Ellos fueron quienes abrieron las puertas de Feria Valencia, tanto para sacar figuras como para meterlas, en aquellos oscuros días de marzo de 2020. «Se me pusieron los pelos de punta cuando nos llamaron para ir a por los ninots», reconocía Miguel Ángel Redolat. Simbólico, por tanto, que a las 8 de la mañana sus piezas ya estuvieron camino de su demarcación, dado que fueron las primeras en ser guardadas. Los vecinos, encantados. «Tienen ganas. Nos han preguntado al ver llegar los ninots», explicaba el dirigente fallero.

En Benicalap ayer no se hablaba de otra cosa. En un horno cercana, en la red social más antigua del mundo en que se convierte la cola para comprar el pan, los residentes se sorprendían. «¿Has visto que ya están sacando las figuras?», preguntaba una cliente. «¿Ya? ¿Pero al final hay Fallas», le retrucaban. Ella asentía: «Eso parece». Silencio al otro lado del mostrador. La dependienta se encoge de hombros. «Bueno». Resignación, parece, pero reconoce instantes más tardes que no, no es eso. «Es que sorprende que la cosa vaya a tirar para adelante. Lo hemos pasado tan...», dice. Y de nuevo, el silencio, para completar la frase.

Algo similar ocurre en el entorno de Jacinto Labaila. Los ninots ocupan buena parte de la calle Manuel Simó, que conforma la otra vía de la comisión del barrio de Jesús. Y hay más espacio reservado porque han de llegar más piezas. «¿Esto es la falla?», pregunta un vecino. Otro le contesta que sí, que ha llegado esa misma mañana. «Me parece bien que las hagan, pero que tengan cuidado. No queremos volver a encerrarnos», cuenta Manuel, que es como se llama el residente. «No causan muchas molestias, a ver, depende del día, pero no mucho. El caso es que este año no sé si es lo mejor, porque... bueno, por el bicho», explica, aunque su rechazo no necesita mucha concreción. En definitiva, está a favor de la fiesta: «Que se diviertan, sí, mientras puedan». Suena a amenaza, pero es aviso. Las continuas olas han terminado por minar la fortaleza de quienes ya peinan canas y han vivido en sus carnes el terror de la pandemia más que nadie.

El recorrido por las demarcaciones con figuras lleva de nuevo hacia el norte, en concreto hacia el barrio de Sagunto. La comisión es Sagunto-San Guillem, a tiro de piedra de San Pedro Nolasco y del río. Un barrio muy fallero donde la comisión ya ha vallado parte del monumento, que está en la calle desde la mañana de ayer. Demasiado tiempo, si se le pregunta a uno de los dos presidentes de la falla, Juan José Barberá. «Van a estar muchos días fuera», dice. Quedan 16 días hasta la Cremà. «Preguntamos si no podían salir más tarde pero nos han dicho que no», lamenta. Con todo, reconoce que el sentimiento es «agridulce». «Es escalofriante verlas fuera en agosto, pero están en buen estado. Estaban muy bien precintadas, aunque las hemos vuelto a empapelar con plástico por si acaso», admite el dirigente fallero. «Estamos muy contentos porque vemos que esto va para adelante pero también preocupados por la situación general», indica Barberá. La responsabilidad de las comisiones, que saben que tienen por delante una fiesta que se mirará con lupa no sólo en Valencia sino también en el resto de España e incluso del mundo.

Cerca de la plaza donde se encuentran las piezas hay una placita donde en la mañana de ayer descansaba un grupo de jóvenes. ¿Ellos tienen ganas de Fallas? Encogimiento de hombros. «No entendemos muchas cosas...», dice una chica. ¿Qué cosas? «Mira, nosotros entendemos que la cosa está muy mal. Pero no sé por qué nosotros no podemos salir por la noche y ellos pueden montar fiesta. No nos parece justo. Nosotros nos hemos quedado sin viaje de fin de curso...», dice la joven antes de que sus amigos le digan que no cuente nada más.

Fallas grandes

Las de Vicente Llácer para Sueca-Literato Azorín y Paco Giner para Grabador Esteve-Cirilo Amorós son las dos fallas más grandes que ayer empezaron a salir a las calles. Ambas, además, tuvieron que ser 'desplantadas' en 2020, por lo que el traslado de ayer tenía un importante componente sentimental. El busto que corona el monumento de Primera llegó a la demarcación en torno a las 18 horas, cuando tenía la hora prevista de salida de Feria Valencia, a las 13.30 horas. La figura fue un símbolo de la 'desplantà', y su retorno a las calles, de la normalidad que va recuperándose poco a poco.

Llácer también empezó a llevar piezas a Sueca-Literato, donde también tuvo que 'desplantar'. Él las tenía en sus talleres, por lo que comenzó a trasladarlas cuando él lo consideró, sin necesidad de coordinarse con Junta Central Fallera.

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