Algarra, a por su séptimo indulto

En este caso, la escena lleva por nombre 'Vents nous' y el artista juega con los valores de la tradición, la modernidad y el cambio de costumbres de las nuevas generaciones.

El conjunto, como en el pasado año, son dos los personajes que salen a escena. Se trata de una mujer que mira de forma tierna a su nieta mientras la niña se presenta en una posición pensativa, ya que no acaba de entender las ocurrencias de su abuela.

Como explica Algarra, «la mujer está tuneando un abanico que ya tiene años con el fin de que llame la atención a su nieta». Y añade que «en esa escena la abuela está poniendo abalorios de colores y dibujos infantiles al abanico para tratar de continuar la tradición de usar este elemento que siempre se ha creado en los pueblos de l'horta».

Mientras, como prosigue el artista, «la nieta está meditando y un poco distraída porque no entiende el interés de su abuela por reciclar este abanico, ya que ella está usando un aparato moderno, un ventilador de mano que le refresca al instante».

Según Algarra, «he querido también jugar con la idea de que la niña, que forma parte de la nueva generación, sigue la ley del mínimo esfuerzo y prefiere apretar un botón para conseguir aire que le refresque en una tarde de calor de verano, que tener que impulsar el abanico para que le llegue algo de fresco».

En la escena se ha cuidado el suelo de la casa, que imita al pavimento hidráulico que conservan muchos mayores en sus casas. Una lámpara con luz dirige la mirada del espectador hacia el abanico y deja ver la perfección de las arrugas de la anciana. Y sobre la mesa, un pequeño costurero y los abalorios de ricos colores completan el bodegón.

Otro de los elementos que contribuyen a marcar la escena costumbrista es el mueble para depositar los platos y mostrar elementos decorativos de cerámica, «ya que es un mueble muy específico que estaba en muchas casas de personas mayores y la llave de paso para encender la luz, que imita lo antiguo, al igual que el techo de la casa con vigas antiguas», añade Algarra.

Si bien el año pasado fijó la atención en un primer plano con un tierno osito de peluche y un perrito con un chupete en la boca -escena que logró 12.097 votos-, este año este papel lo cumple un gato siamés que intenta cazar el pompón de lana que lleva un ratón costurero.

El artista de la falla que preside Vicente Fuster explica que «ya llevamos en Almirante seis ninots indultats, los últimos cuatro años de forma consecutiva. Siempre buscamos transmitir la ternura y la complicidad para cautivar a los que visitan la Exposició del Ninot».

En el caso de Barrio Beteró, que el año pasado ganó el ninot indultat infantil con el retrato del último velluter, ya ha presentado su apuesta de este año de Sergio Gómez. Se trata de la escena de un nacimiento, con cigüeña incluida, del Valencia CF en la puerta del bar Torino hace cien años.