«Los inmigrantes enriquecen nuestra cultura con su experiencia de vida»
Redacción.
VALENCIA
Miércoles, 3 de mayo 2023, 00:12
La cooperativa Cotasa nació a finales de 2013 promovida por la Asociación Valenciana de Solidaridad con África (AVSA). La asociación venía colaborando desde principios de este siglo XXI con el colectivo de inmigrantes subsaharianos para lograr su integración socio-laboral. A raíz de la convivencia diaria con ellos «nace la inquietud de poner nuestro 'granito de arena' para que dicha integración sea real y se produzca desde la óptica de la defensa práctica de los derechos humanos y no desde una desigualdad basada en prejuicios racistas o xenófobos», señala Ezequiel Boy, presidente de Cotasa.
-¿Cuáles son las principales reivindicaciones que realizan para despertar las conciencias?
-Las reivindicaciones son muchas. Pero cabe poner el foco en tres. La primera es la regularización administrativa, sin la cual difícilmente pueden lograrse el resto. La segunda y la tercera son el acceso al trabajo y a la vivienda. A partir de ahí, no estaría mal que la sociedad dejara al lado los estereotipos y que fuéramos capaces de reconocer que ellos 'nos necesitan', pero que nosotros los necesitamos a ellos tanto o más.
No vienen a quitarnos el trabajo como algunas ideologías racistas pregonan. Vienen porque los occidentales llevamos décadas expoliando sus países obligándoles a huir de ellos para buscarse una vida digna. De hecho están aquí, ya hace años; ocupando puestos de trabajo que 'los españoles' no queremos en sectores como la agricultura, la construcción, el cuidado de mayores y enfermos, etcétera.
-¿Cómo fueron esos inicios de la asociación y, luego, de la cooperativa?
-Fueron años complicados con poca experiencia real de su situación, su cultura, sus necesidades... y, desde luego, con muy pocos recursos. Sin embargo, sentíamos que no nos podíamos quedar de brazos cruzados ante la escandalosa realidad de un colectivo que malvivía literalmente 'bajo de un puente' en la zona del antiguo cauce del Turia. De hecho, incluso eso se les negaba y eran 'desalojados' porque iba a llegar la visita del Papa, la Copa América, la F1... y había que dar 'buena imagen' de Valencia.
Poco a poco, conseguimos crear primero AVSA y, posteriormente, Cotasa. Con la ayuda de los socios y voluntarios podemos decir orgullosos que hemos colaborado a que más de 120 personas y sus familias hayan logrado 'los papeles', lo que les ha permitido una integración social y laboral real.
-Fuisteis precursores de la venta de productos de comercio justo ¿Cómo aunar los productos del campo y los del comercio justo?
-Apostamos por el comercio de proximidad, el llamado 'km-0' y de temporada, no solo por el comercio justo, sino también por cuestión de principios éticos, ecológicos, de defensa del territorio y de nuestros agricultores, etcétera. Estamos convencidos de que son mejores los tomates o las naranjas de La Costera o La Ribera cultivados de forma tradicional y madurados en el campo que los que tratan de vendernos las grandes superficies repletas de químicos y conservados durante semanas en cámaras frigoríficas. Por otro lado, nuestra razón de ser es la integración del colectivo migrante.
Aunando estas dos realidades, la apuesta por el comercio justo es la lógica. Si queremos que los pequeños agricultores valencianos obtengan un precio justo por sus productos, lo coherente es que deseemos que los agricultores de Bolivia o de la India también lo perciban y el Comercio Justo es la vía para lograrlo.
-¿Qué tipo de productos ofertáis?
-Ofrecemos cuatro líneas de productos/servicios. La primera es la de frutas y verduras de temporada que nosotros mismos cultivamos en los campos que socios de AVSA han puesto a disposición de la entidad o que adquirimos a pequeños agricultores de la zona. Mención especial hay que hacer de nuestro excelente Aceite de Oliva Virgen Extra, prensado en frío en una almazara tradicional, elaborado con olivas cultivadas de forma sostenible en pequeños campos de la Costera y la Vall d'Albaida y cosechadas por nuestra cooperativa.
La segunda es la de productos de proximidad de pequeñas empresas valencianas que fabrican mermeladas, vinos, licores, etcétera.
La tercera es nuestra gama de productos de Comercio Justo como el café, panela, infusiones, chocolates...
Por último, tenemos la posibilidad de colaborar en trabajos de poda, jardinería, cosecha de campos, albañilería, pintura, mudanzas, etcétera. Contamos con años de experiencia en múltiples y diversas tareas.
-¿A quién ayudáis y cómo realizáis esa ayuda?
-Trabajamos habitualmente con un colectivo de unos 40 inmigrantes subsaharianos. Les brindamos una atención integral que va desde el facilitarles una vivienda semi-tutelada hasta la colaboración para conseguir ofertas de empleo con las que poder iniciar su proceso de regularización. Cada año 10-15 de ellos consiguen 'los papeles' y ceden su puesto a nuevas personas con las que volvemos a comenzar el proceso. Se les ofrecen además clases de castellano, valenciano, matemáticas, talleres de formación en agricultura tradicional, en permacultura o en bioconstrucción.
Para ello, contamos con la inestimable colaboración de un grupo de unos 30 voluntarios y trabajamos en red con diversas entidades como Escoles Solidàries, Caritas Diocesana de Valencia, Fundación Novaterra, Cepaim, CCPV-COAG, entre otras.
-¿Qué buscáis conseguir, cuál es el objetivo?
-El objetivo fundamental que perseguimos es la integración socio-laboral de los inmigrantes subsaharianos con los que colaboramos y con ella el brindarles la oportunidad de tener algo tan básico como una vida digna.
-A lo largo de estas décadas de vida de la asociación y la cooperativa, muchas habrán sido las historias. ¿Hay alguna que os haya marcado más especialmente?
-Cuando 'les pones cara', los inmigrantes dejan de ser un número. Son personas con nombre y apellidos, como todos nosotros. Con familias, con sueños, con miedos y esperanzas, cuyo 'delito' es haber nacido al otro lado de la valla. Año tras año mueren cientos de personas tratando de llegar a nuestras costas y eso sin contar los miles que se calcula que ni siquiera salen en las estadísticas porque fallecen en mitad del desierto, según el propio testimonio de los que sí logran llegar. Eso es terrible y nos debería avergonzar a todos. Cada uno de ellos tiene su propia historia de superación, con el único fin de lograr un futuro mejor.
-¿Qué es lo que recibís de las personas a las que ayudáis?
-Recibimos, en la mayoría de los casos, más de lo que aportamos. Enriquecen nuestra cultura y sociedad con sus experiencias de vida, con sus ganas de labrarse un futuro, con su alegría vital por el mero hecho de estar vivos. Nos ponen delante del espejo y nos hacen ver que somos unos auténticos privilegiados y que por complicado que sea nuestro día a día, en comparación al suyo, 'nos quejamos de vicio'. Nos hacen ser conscientes. Esto hace que cambies de mentalidad, que relativices los problemas que puedas tener y que pongas en valor lo que realmente es importante. Es decir, las personas y no las cosas.
-¿De qué forma las personas a las que ayudáis logran integrarse y alcanzar una vida mejor?
-Asisten a clases de castellano, de valenciano, de cultura popular, etcétera. Esto lo que les permite es conocer nuestra realidad y nuestros idiomas. Visitan centros educativos en los que contando sus propias experiencias vitales, colaboran en la educación y sensibilización de los jóvenes logrando prevenir así problemas de racismo y xenofobia. Además, participan en numerosas actividades en los municipios en los que viven creando lazos con los vecinos. En definitiva, hacen todo lo que está en sus manos. No debemos olvidar que son personas que buscan integrarse y alcanzar una vida mejor aquí entre nosotros como miles de españoles lo buscamos cuando emigramos a Francia, Alemania u otros países.