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Quema del pelele que representa a Puigdemont, en Coripe (Sevilla) EFE/Vídeo: Atlas

Pintadas amarillas en la sede del PSC por la quema de un pelele de Puigdemont en Sevilla

Acusan a los socialistas de no condenar la incineración y los disparos efectuados contra el muñeco que representaba al expresidente catalán

Agencias

Barcelona/Sevilla

Lunes, 22 de abril 2019, 09:37

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La sede del PSC en Barcelona ha amanecido este lunes con pintadas amarillas en las que se puede leer 'Coripe Arde Vergüenza' en referencia al pueblo sevillano donde se disparó y quemó un muñeco que representaba al expresidente Carles Puigdemont.

Otra de las pintadas que ha aparecido junto a ese mensaje en las puertas de la sede de los socialistas catalanes es 'PSC calla Iceta baila', y además, han lanzado huevos de pintura sobre la fachada y sobre el lazo morado del 8M que pende sobre ella.

En un apunte en Twitter del secretario de organización, Salvador Illa, ha lamentado que se insinúe que el PSC ha callado ante la quema del muñeco en Coripe. «Hemos condenado y seguiremos condenado todos los actos de intolerancia y hoy denunciamos los que hemos sufrido nosotros. Así nos hemos encontrado el casal socialista Joan Reventós esta mañana», ha lamentado.

Sin embargo, al trascender las imágenes de Coripe, la ministra de Política Territorial y candidata del PSC a las generales por Barcelona, Meritxell Batet, condenó en la misma red social «todos los actos de intolerancia que se producen en esta campaña». «Quemar la imagen de una persona, impedir actos electorales o cualquier otro tipo de comportamiento intolerante. Los socialistas lo rechazaremos siempre», concretó.

Por su parte, el propio Puigdemónt censuró el domingo la quema del muñeco que le representaba. «Es un mensaje de odio con toda la voluntad de generar odio», subrayó en la redes sociales Puigdemont, unos hechos que consideró que forman parte de la «orgía de violencia desatada contra lo que represento». «Lamento mucho que el PSOE participe de un acto de odio tan visceral e inhumano», dijo.

Pueblo dividido

«Ni éramos racistas el año pasado ni tenemos nada contra Cataluña ahora». Puede ser el resumen de lo que afirman los vecinos de Coripe (Sevilla) tras el revuelo que se ha armado por representar a Carles Puigdemont en la Quema del Judas, la fiesta que cada año multiplica su población en el Domingo de Resurrección.

En el pueblo están divididos entre los que quieren dejar correr el tema, los que se lo toman con humor o los que incluso han recibido amenazas, porque es raro encontrar un negocio donde el teléfono no haya sonado esta mañana para recibir una amenaza, e incluso han desconectado el buzón de voz del Ayuntamiento por este motivo.

Una situación que ha rechazado el alcalde, el socialista Antonio Pérez: «Ni el año pasado éramos racistas por quemar un muñeco con la figura de Ana Julia Quezada, ni este somos anticatalanes por hacer lo mismo con Puigdemont», y ha puntualizado que «la gente no entiende que esto no deja de ser un teatro, incluso le dan los tintes políticos, pero es un teatro, una parodia, una sátira, es como las fallas, que se queman muchos personajes y nunca hay esta polémica».

El alcalde pone el acento en que «nadie en el pueblo tiene nada en contra de los catalanes ni de Puigemont ni de nadie», y recuerda que personajes como Toni Blair, Sabrina, Felipe González, Aznar, Toni Blair o Pinochet han pasado por este «trance», sin que haya habido polémica alguna.

Al lado de la plaza donde el alcalde ha atendido a los medios, Ana Pastor, que gestiona un bar con su apellido, defiende «a muerte» a su pueblo, poniendo siempre en mayúsculas que «es una fiesta, no es política», mientras el teléfono de su bar no para de sonar para recibir llamadas no siempre agradables, y normalmente desde cabinas: «Saben que así no se les localiza la llamada, pero pierden el tiempo».

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