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Una mesa electoral en las elecciones del domingo. IRENE MARSILLA
Presidente  por un día

Presidente por un día

En una mesa de un instituto del barrio de Benimaclet transcurre una votación caracterizada por la tranquilidad y por las anécdotas de los vecinos La jornada electoral en primera persona

A. CERVELLERA

VALENCIA.

Martes, 28 de mayo 2019, 00:30

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Son las 8 de la mañana del 26 de mayo y todo está preparado en el IES Francesc Ferrer i Guàrdia para las elecciones europeas y municipales. En muchos rostros se refleja el cansancio al haber tenido que madrugar un domingo pero también la felicidad tras la victoria del Valencia frente al Barcelona. Puntuales, llegan los funcionarios y comienzan a pasar lista para constituir las seis mesas electorales que están presentes en el centro.

Tal y como estaba previsto, me toca presidir la mesa 21A, que cubre a los 542 electores de una manzana limítrofe del distrito de Benimaclet. Junto a mi, se encuentran de vocales Santiago Guillem, ingeniero residente en Reino Unido pero aún empadronado en Valencia que ha decidido cumplir con su deber y presentarse, y José María Guijarro, director de la escuela de postgrado de la Universidad Europea.

Una vez rellenada el acta de constitución y cobrar el cheque de 65 euros tan sólo queda revisar el colegio electoral y son varios los apoderados de los principales partidos que se han acercado al local para ayudar a preparar las papeletas y tener las cabinas de votación listas. A las 9 se abren las puertas donde ya aguardan varias personas y arranca la votación. La jornada se celebra con tranquilidad y poco a poco se presenta más gente. Desde las 12 30 hasta las 14 horas es cuando más afluencia hay en el colegio y acuden personas relevantes del barrio como el investigador Avelino Corma, el exconcejal popular Silvestre Senent y hasta cinco sacerdotes, una vez han oficiado la misa claro. A partir de aquí la asistencia cae y los miembros de la mesa nos dividimos para hacer pequeños descansos.

Pasadas las 17 horas vuelve a animarse la cosa y entonces se dan los primeros incidentes. Una mujer latinoamericana acude al local pero no se encuentra en ningún registro. Otra señora deposita por error el voto de las elecciones municipales en la urna de las europeas. También llegan al IES la más veterana de la manzana, una mujer de nada menos que 96 años, y un joven que se estrena en la mayoría de edad.

En la última hora se nota como aumenta la participación y es que son muchos los que apuran para votar. A las 20 horas se cierra el colegio y comienza el recuento de las europeas. Los apoderados se ofrecen a colaborar y es cada presidente el que acepta o no su ayuda. Como es habitual, en una primera ronda los números no cuadran pero poco a poco se van encontrando pequeños fallos. Tan sólo tenemos un desfase de un sufragio y decidimos contarlo como voto en blanco y rellenar las actas. Al completar uno de estos papeles transcribimos mal un número y las cuentas se van por el aire, la funcionaria nos avisa de que el programa no deja registrar los votos y estamos un buen rato buscando el fallo. Al fin, encontramos el error. Habíamos aumentado el número de papeletas socialistas como si fueran las populares. Seguimos adelante.

Cuando terminamos el proceso de las europeas repetimos los pasos para las municipales. En nuestra mesa el PP gana los dos comicios y acudo a la Ciudad de la Justicia a entregar los resultados. Una vez realizada la entrega, miro el móvil y observo como el resultado en el consistorio está muy ajustado. Parece que cualquier mesa podría haber decantado el color del Ayuntamiento.

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