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El Júcar a la altura de Cullera. En la imagen, el azud de la Marquesa, donde nace el trasvase. :: f. garcía
El agua, ese caudal de votos sin freno

El agua, ese caudal de votos sin freno

Solo el PPCV se acuerda en su propuesta electoral de los trasvases del Ebro y del Tajo-Segura

José Vicente Pérez Pardo

Domingo, 10 de mayo 2015, 00:44

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Las cuestiones hídricas han pasado a un tercer, o cuarto, lugar en la agenda política de la legislatura. Las tensiones que provocaban hace ocho años se han diluido en buena medida por el acuerdo labrado por la Conselleria de Agricultura, dirigida por el alicantino José Císcar, y plasmado en el memorándum del trasvase Tajo-Segura. Este documento, firmado por todas las comunidades autónomas afectadas y el Ministerio, asegura la continuidad de los desembolsos a pesar de que, a cambio, se haya tenido que aumentar el caudal ecológico del río cedente a 400 hectómetros cúbicos.

No obstante, sí se ha producido cierta agitación con los regantes del Júcar por la terminación de la obra del trasvase al Vinalopó, aunque desde la Generalitat Valenciana aseguran que el acuerdo está próximo y que se firmará la paz en el territorio autonómico sin que ninguna de las comunidades de regantes se sienta agraviada. Esta infraestructura es fundamental para la provincia de Alicante, puesto que con su puesta en marcha se frenará la sobrexplotación de acuíferos, sobre todo en el Alto Vinalopó.

Aunque políticamente el tema ha quedado relegado del debate, el agua es un elemento fundamental para la economía alicantina, máxime en este período de sequía decretada por el Gobierno central. La llegada de caudales en cantidad, limpios y baratos es imprescindible para continuar con las industrias hortofrutícolas alicantinas, entre otras.

Desalinizadoras

Y la instalación de las desalinizadoras producto del Programa Agua, impulsado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, no ha servido para paliar el déficit por alto precio del precio cúbico que los agricultores tienen que pagar. De ahí que las millonarios inversiones en estas instalaciones estén infrautilizadas, cuando no abandonadas como en Torrevieja. Saber como amortizar los millones de euros gastados por la Administración también es uno de los retos pendientes en esta materia.

Tras la baja intensidad en el debate político, los partidos políticos ya no consideran el tema del agua como uno de sus aspectos más relevantes en el programa para estas elecciones. Tan solo el Partido Popular recuerda la necesidad de crear un Plan Hidrológico Nacional, con la construcción de un trasvase desde el Ebro, como la solución al déficit hídrico estructural que sufre la Comunitat Valenciana.

Los populares consideran los trasvases como el pilar fundamental de su política en materia hídrica. No solo el del Ebro, vieja reivindicación ahora parece que caída en saco roto, sino también el Tajo-Segura y el del Júcar-Vinalopó.

Respecto al primero, nombran su mantenimiento en las condiciones que marca el memorándum; sobre la transferencia interna, mencionan su «consolidación definitiva». El último documento estaba ya en el Ministerio de Agricultura para su visto bueno definitivo.

El PSPV-PSOE, por su parte, también recoge la necesidad de acabar las obras del postrasvase y ponerlas en marcha. Consideran que esta infraestructuras permitirá reducir la sobrexplotación de acuíferos, para los que redactarán unas normas que permitan recuperarlos.

Del resto, todas las formaciones mantienen tres palabras clave en materia hídrica: depuración, ahorro y modernización. Todos los partidos apuestan por la modernización de regadíos para evitar perder caudales en la transferencia y la depuración para que las aguas se puedan reutilizar.

Tan solo el PP pone cifras a un proyecto: 230 millones de euros en reutilización y depuración de aguas, incluyendo tratamiento terciario en todas las depuradoras.

Por su parte, los socialistas proyectan crear un nuevo organismo que denominan Agencia Valenciana del Agua, que reorganice todas las competencias: actuaría como ente regulador en «la ordenación y modernización de competencias entre las diferentes administraciones», como reza su programa. Aparte, habría otro Observatorio del Agua abierto a «representantes de la sociedad, la ciencia y la política» para tratar estos temas.

También son los únicos que se acuerdan de las desalinizadoras y prometen ponerlas en funcionamiento «con criterios de eficiencia y a un coste adecuado».

Nueva cultura

Compromís y Esquerra Unida (que todavía no ha colgado esta parte del programa en su página web) se basan en la 'nueva cultura del agua' para la depuración, ahorro y modernización. La formación de Mónica Oltra propone también elaborar todos los planes cuenca, incluyendo el Júcar, y establecimiento de caudales ecológicos en todos los ríos del Estado. Una competencia más del Estado.

También proponen impedir la emisión al mar de vertidos, aunque sea a través de emisarios.

Por su parte, EU se basa en los principios ecologistas para aumentar el catálogo de zonas húmedas de la Comunitat Valenciana y ampliar la protección de acuíferos.

De quienes no se sabe nada en esta materia es de Ciudadanos ni de Podemos. Las únicas referencias hacia una política hídrica las realizó el presidente de la formación naranja en un diario de Aragón, en las que rechazó los trasvase que no sean para consumo humano, «para caprichos», dijo Rivera sobre el uso productivo.

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