¿Qué pasa si descubro una cámara oculta en el piso turístico que he alquilado?

En algunos casos, la motivación de los propietarios parece ser controlar el número de personas en la vivienda o la realización de actividades que van contra las normas, como en el caso del hombre detenido en Fuengirola en el verano del pasado año tras llamar la atención de sus inquilinos por una ocupación excesiva del inmueble. Otros, sin embargo, han llegado a utilizar las imágenes para chantajear a los inquilinos o para difundir imágenes íntimas a través de internet.

Estas grabaciones obtenidas son aún más sensibles si se tiene en cuenta que el propietario dispone además de determinados datos personales de sus inquilinos, como pueden ser su nombre, su dirección o número de teléfono.

La normativa sobre protección de datos y seguridad privada permite la instalación de cámaras de vigilancia cuando se hace con el fin de preservar la integridad de la propia vivienda y sus bienes, siempre y cuando se tengan en cuenta consideraciones, como que la grabación se limite al interior de la vivienda y no capte imágenes de la vía pública o de otros domicilios. Además, la legislación prohíbe en cualquier caso la grabación de imágenes en baños y zonas de descanso, aun con esta finalidad.

Las plataformas de alquileres turísticos prohíben también la instalación de cámaras en estos lugares privados de la vivienda, y en cualquier otro espacio común de la casa (como el pasillo, la cocina o el salón) si no se ha comunicado previamente a los inquilinos. Para ello, exigen como requisito que el anuncio de alquiler informe de la existencia de cámaras en el inmueble, que deberán estar ubicadas de forma visible.

Sin embargo, están a la orden del día los casos de inquilinos que han denunciado la existencia de cámaras ocultas en pisos turísticos, que van en contra tanto de las normas de las plataformas de alquiler como de la legislación.

La instalación de cámaras ocultas en un piso turístico puede llegar a considerarse un delito de descubrimiento y revelación de secretos, que lleva aparejadas penas de prisión de uno a cuatro años y multas de doce a veinticuatro meses. Cuando, además, se da la circunstancia de que las personas grabadas son menores o personas con discapacidad, o si esas imágenes se difunden o si se utilizan también los datos personales de la víctima, las penas pueden ser aún mayores.

Dada la gravedad que pueden suponer este tipo de grabaciones, es necesario denunciar la instalación de este tipo de cámaras ocultas cuando se descubre su existencia en un piso turístico, en la comisaría de Policía o la comandancia de la Guardia Civil más cercana.

Si la vivienda ha sido alquilada a través de una plataforma de alquiler de pisos turísticos, se deben comunicar los hechos a la misma y la existencia de una denuncia, para que el propietario sea expulsado de este servicio. Además, es recomendable, siempre que sea posible, buscar un nuevo alojamiento para no permanecer en la vivienda.

Aunque este tipo de dispositivos pueden esconderse fácilmente en cualquier lugar de la casa, existen formas de detectar su presencia, desde las más rudimentarias a las más sofisticadas. Algunas permiten encontrarlas con la simple observación, como puede ser descubrir objetos que no cuadran que se encuentren en una estancia, o cables que a primera vista no se sabe adónde dirigen o qué finalidad tienen.

Algunas de estas cámaras emiten una luz que, de noche, ha servido a algunos inquilinos para descubrir su presencia. Con una linterna también puede comprobarse si la luz que se enfoca a los diferentes objetos de la casa refleja en la lente de alguna cámara.

Existen, además, aplicaciones que detectan los diferentes dispositivos conectados a una misma red wifi, que pueden servir para descubrir que una de estas cámaras está conectada.