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LAURA PAVIA
Domingo, 18 de agosto 2019, 16:26
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Poca oferta, lugares demasiado pequeños o instalaciones anticuadas son los principales inconvenientes de las oficinas disponibles en el corazón del cap i casal. Ante esta escasez de espacios, las inmobiliarias demandan obra nueva o reformas, pero falta suelo y las licencias para rehabilitar tardan años.
Mientras la demanda de espacios continúa incrementándose en número y superficie, la disponibilidad sigue en descenso y cerró el año pasado con sólo un 10,27% de oficinas ofertadas, según un informe sobre la contratación de oficinas en Valencia publicado por la consultora inmobiliaria CBRE. Así, la oferta de estos espacios sigue la tendencia iniciada hace seis años, en 2013.
¿Eso quiere decir que no hay oficinas vacías en Valencia? No. Sí que las hay, pero están desocupadas porque no encuentran empresas que las quieran alquilar por sus características. Este fenómeno genera una situación paradójica. Ya que, aunque la demanda es mayor que la oferta, los precios no suben, sino que bajan. Como consecuencia, la rentabilidad de poner en alquiler un espacio destinado a oficinas desciende, ya que los propietarios se ven obligados a ajustar sus precios para encontrar inquilinos interesados. Así lo refleja un informe publicado por Idealista sobre la rentabilidad de los alquileres.
Según la directora general de Olivares Consultores, Yolanda Lozano, el mercado de oficinas es «realmente limitado», ya que «venimos de un momento en el que se ha consumido la oferta y no tenemos la calidad de oficinas que solicitan las grandes empresas». Por ello, desde Olivares Consultores ven la construcción de nuevos edificios como una posible solución, pero «no podrá ser en el centro porque no hay suelo disponible que cumpla con las características que se buscan».
Lozano apunta que algunas empresas se establecen en «inmuebles singulares, como naves rehabilitadas» o edificios con plantas bien comunicadas «para espacios de co working de empresas que estaban en varios lugares y quieren reubicarse para consolidarse en uno solo». En este sentido, según el informe de CBRE, entre las exigencias del 40% de la demanda en 2018 se incluía que la superficie de estos espacios fuese superior a 500 metros cuadrados.
Debido a la dificultad para localizar oficinas con la superficie necesaria y «un nivel de calidad óptimo, sobre todo en aquellos que superan los 1.000 metros cuadrados», según apunta la consultora, se optaba más a menudo por soluciones alternativas como «modificaciones en el uso de los edificios de carácter industrial o residencial, que tomaban un nuevo camino».
Según la directora general de Olivares, la consultora tiene «unas cuatro demandas de más de mil metros, algunas incluso de seis mil metros, pero no encontramos ubicación para estos inquilinos».
Un ejemplo que ayuda a entender el panorama que se vive en el alquiler de oficinas y que se une a la problemática con la que se encuentran ofertantes y demandantes fue la decisión de Grupo Santos, los dueños del Hotel Las Arenas, de convertir en hotel la Finca del Porquero, el edificio que hace esquina entre las calles María Cristina y San Vicente en la plaza del Ayuntamiento. Esto supuso que las empresas que hasta ahora ocupaban las doce plantas del edificio ya no pudieran renovar sus alquileres. Menos oferta para la creciente demanda.
A pesar de que la oferta de oficinas es menor que la demanda, los precios descienden. Esto se debe a que los espacios disponibles no encajan en las necesidades de las empresas que buscan dónde instalarse. Como consecuencia, la rentabilidad para los propietarios de poner en alquiler oficinas está bajando. Así lo muestran los datos del informe de Idealista, que registra el paso de un 6,3% en el segundo trimestre de 2018 a un 5,3% en el mismo periodo de este. Mientras, Alicante registró un beneficio del 7% y Castellón, del 6,9%, tras permanecer estables.
En 2018, la contratación de oficinas en Valencia superó los 49.000 metros cuadrados, alcanzando su mayor cifra en los últimos diez años, según los datos recogidos en el informe elaborado por CBRE. Su directora de oficinas en Valencia, Belén Patiño, señala que «el futuro del mercado de oficinas en Valencia pasa por la renovación y transformación de inmuebles para adaptarlos a la demanda» que, según Patiño «es cada vez más exigente en prestaciones, calidades y eficiencia energética», por lo que «se encuentra con dificultades a la hora de encontrar espacio acorde a sus necesidades».
No obstante, la consultora inmobiliaria prevé que «algunos proyectos de rehabilitación de edificios en zonas céntricas aumentará la superficie de oficinas disponible». Por su parte, la demanda de los locales comerciales está concentrada en la compra y no en el alquiler, pero los propietarios «no están dispuestos a deshacerse de un producto tan seguro y escaso», señala Lozano. En este sentido, la directora general de Olivares apunta que «muchos inversores con capacidad de comprar están interesados en Valencia», lo que aumenta los precios.
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