Obreros en lo alto de un andamio. EFE

La falta de albañiles desborda a las constructoras valencianas en plena crisis de la vivienda

La falta de mano de obra, que la patronal cifra en 40.000 profesionales, lastra la edificación de casas y desborda a las empresas valencianas del sector

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:41

Salir del laberinto de la vivienda sigue siendo un imposible. A pesar de los intentos por encontrar una vía de escape que permita aflojar los ... precios disparados, tanto de compra como de alquiler, apenas hay señales que indiquen cuál es el buen camino. Construir más casas se ha convertido en la panacea común de todo el espectro ideológico —aunque algunos abogan por regularla y otros prefieren dejarla al albur del libre mercado—, pero esta solución está atascada en un cuello de botella. Las miles y miles de casas proyectadas tanto por el Gobierno como por la Generalitat no encuentran profesionales que las construyan. La falta de mano de obra es omnipresente.

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Ingenieros civiles, aparejadores, jefes de obra: escasean. Cristaleros, tabiqueros, fontaneros: no se encuentran. Albañiles, electricistas, operadores de maquinaria: no dan abasto. Ni una de las profesiones relacionadas con la construcción se libra; todas necesitan más personal, en mayor o menor medida. Alrededor de «40.000 trabajadores» faltan en el sector, según las estimaciones del presidente de Federación de Empresas de la Comunidad Valenciana Contratistas de Obras de la Administración (Fecoval), José Luis Santa Isabel.

La urgencia por la falta de mano de obra se evidencia también en la última encuesta del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), donde la construcción de edificios se sitúa como la primera actividad económica en la que más difícil es encontrar profesionales. En concreto, los técnicos en electricidad, los peones de las industrias manufactureras y los albañiles son los tres perfiles dentro de la construcción que más falta hacen.

En la misma dirección apunta el observatorio inmobiliario del BBVA Research de junio de este año, donde se señala la «insuficiencia de recursos humanos» como una de las principales barreras para la construcción de viviendas. «El número de vacantes sin cubrir se ha multiplicado por cuatro en los últimos ocho años», se advierte en el estudio, mientras que otros aspectos como la falta de materiales o las restricciones financieras no son tan problemáticos.

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Agravamiento por la dana

Si el cuello de botella ya venía estrechándose durante los últimos años, la dana lo ha dejado raquítico. El déficit ha pasado «de 30.000 profesionales de la construcción a 40.000» tras la riada que destrozó miles de viviendas y locales en buena parte de la provincia de Valencia, según indica el presidente de Fecoval.

También el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles, Daniel Montesinos, fija la riada del pasado 29 de octubre como un punto de inflexión que ha agravado la situación. «Antes de la dana teníamos falta de mano de obra, pero ahora ya es una locura», detalla. Por ello, explica, no acepta ningún trabajo para «antes de marzo», lo que refleja la saturación del sector y la dificultad para responder a la demanda del mercado.

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Las secuelas de la crisis económica desencadenada en 2008 a raíz de la burbuja inmobiliaria de principios de los 2000 todavía siguen latentes en el sector de la construcción. El abrupto corte en la creación de casas y edificios dejó a miles de profesionales en el paro y generó un estigma entorno a la profesión que todavía se arrastra en la actualidad. «En esa época, muchos trabajadores decidieron pasarse a otros empleos de hostelería o de supermercados, mientras que otros optaron por jubilarse», indica Santa Isabel.

Además, se abrió una brecha generacional que ha dejado a las distintas profesiones sin apenas relevo. El informe del BBVA Research señala que el 55% de los trabajadores en la construcción tiene más de 45 años, cinco puntos porcentuales más que en la media del resto de sectores. «Nos falta personal y, el que tenemos, está envejecido», lamenta Santa Isabel. En la misma dirección apunta la presidenta de la Federación de Asociaciones de Instaladores de Fontanería, Calefacción y Climatización (Ficoval), Magdalena Verdú, que percibe la inexistencia de relevo generacional como uno de los dramas del sector. «La Formación Profesional (FP) siempre se ha visto como una opción a la que acudían los que les costaba estudiar y los padres preferían empujar a sus hijos a que fueran a la universidad. Hay que hacer un trabajo de pedagogía para revertir esta situación, porque el trabajo está bien remunerado», argumenta Verdú, y agrega que están «desbordados de trabajo» y que tienen que renunciar a ofertas por falta de personal. Pero, aunque a medio y largo plazo, la FP es la vía adecuada para incorporar más personal al sector, el presidente de Fecoval remarca que se necesitan alternativas urgentes para hacer frente al problema lo antes posible. Por ello, están realizando itinerarios de formación «con cursos de 60 horas avalados por el Ministerio de Educacación para obtener especialistas con un nivel suficiente y sin esperar cuatro años».

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Además de los más jóvenes, otro de los sectores en los que pone el foco el presidente de Fecoval es en las mujeres. Ellas representan alrededor del 11% de los trabajadores de la construcción, según los datos de Fundación Laboral de la Construcción. En total, hay más de 160.000 mujeres afiliadas a la Seguridad Social en el sector a escala estatal, una cifra que ha aumentado un 3,5% respecto al año anterior. Sin embargo, el número de trabajadoras es relativamente bajo si se compara con la media a escala europea, que está «en torno al 20%», según indica Santa Isabel.

Apuesta por los migrantes

Más allá de la captación de jóvenes, que parece más complicada, hay otro nicho de población por el que la construcción lleva años apostando: los migrantes. Uno de cada tres empleados en el sector son de nacionalidad extranjera, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) referentes a 2024. Así, mientras que hay poco más de un millón de trabajadores que han nacido en España, la cifra de los migrantes es de 351.000. En concreto, la mitad de estos provienen de América Latina. Los datos del INE también confirman la penetración de extranjeros en el sector, ya que, hace apenas un lustro, estos representaban el 20% del total.

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El presidente de Fecoval confirma la necesidad de integrar a esta parte de la población en el sector y considera que es una alternativa factible a la falta de atractivo para los jóvenes. «El sector está dispuesto a formar a los que estén en situación irregular, a darles trabajo y a que, de esta manera, obtengan la residencia», explica.

El informe del BBVA Research también indica que «la migración podría actuar como factor compensatorio frente al envejecimiento estructural de la mano de obra» y confirma la tendencia con los datos, ya que se ha incrementado el número de ocupados de entre 30 y 44 años procedentes de otros países.

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Para deshacerse del estigma que arrastra el sector desde 2008, el presidente de la Asociación de Empresas de Instalaciones Eléctricas, Telecomunicaciones y Energías Renovables de Valencia (Aselec), Rafael Castillo, reivindica los atractivos de la profesión que representa. «La empleabilidad es total, los salarios son buenos e incluso muchas empresas están dando facilidades para trabajar en horario de mañana, de 7 a 15 horas», enumera, y Verdú añade que «está bien remunerado y tiene futuro».

Sea como fuere, la falta de mano de obra está ralentizando la necesaria construcción de vivienda y rehabilitación. O se amplía el cuello de botella o la salida del laberinto seguirá siendo un imposible.

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El sector se topa con la falta de relevo generacional

Una de las principales trabas con las que se está encontrando el sector de la construcción a la hora de suplir la falta de mano de obra es la inexistencia de relevo generacional.

Las profesiones aparejadas a la construcción no son atractivas para los más jóvenes, que prefieren decantarse por otras opciones, según indica el presidente de la Federación de Empresas de la Comunidad Valenciana Contratistas de Obras de la Administración (Fecoval), José Luis Santa Isabel.

Así lo apuntala el informe del BBVA Research, en el que se detalla que el 55% de los trabajadores en la construcción tiene más de 45 años, cinco puntos porcentuales más que en la media del resto de sectores. Una situación que se agravó a raíz de la burbuja inmobiliaria de principios de siglo y la posterior crisis de 2008, donde los oficios relacionados con la construcción quedaron denostados. Buena parte de los trabajadores tuvo que cambiar de sector para no caer en el paro.

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Precisamente esta falta de juventud en los oficios de la construcción es la que también ha notado la presidenta de la Federación de Asociaciones de Instaladores de Fontanería, Calefacción y Climatización (Ficoval), Magdalena Verdú, que considera necesario hacer «un trabajo de pedagogía» para atraerlos. «Estamos desbordados de trabajo y tenemos que renunciar a ofertas por falta de personal», detalla la representante del sector valenciano de la fontanería.

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