Se tambalea Evergrande, la segunda mayor promotora inmobiliaria de China

La compañía debe 1,97 billones de yuanes. 260.000 millones de euros. Y su liquidez es casi nula. Eso ha provocado que, en menos de diez días, la calificación de su deuda haya caído en dos ocasiones y que diferentes medios especulen con la posibilidad de que no sea capaz de hacer frente a los intereses que debe abonar la semana que viene. En un año, suman 33.000 millones de euros. Así, en lo que llevamos de 2021 sus acciones han caído un 75%. Y para los clientes que esperan una de sus viviendas, el temor es que no vaya a poder concluir su construcción. No son pocos: Evergrande tiene en cartera casi un millón.

Todas las cifras relacionadas con la promotora son superlativas: emplea directamente a 200.000 personas e indirectamente 3,8 millones de trabajadores dependen de ella en China, el año pasado vendió inmuebles por valor de 669.000 millones de yuanes (88.000 millones de euros), y tiene inversiones en todo tipo de sectores, desde el fútbol hasta los lácteos, pasando por productos financieros que ahora no puede abonar. Su fundador, Xu Jiayin, uno de los hombres más ricos del país, ha sido capaz de construir un imperio en dos décadas. Pero su desmedida ambición ha convertido a Evergrande en un rinoceronte gris, como se conoce a las empresas que son un gran peligro para la economía y que, sin embargo, reciben poca atención hasta que es demasiado tarde.

Ahora, aunque Evergrande ya ha comenzado a deshacerse de los negocios en los que no tendría que haberse metido para reducir la deuda y poder volver a acceder al mercado de capital, los consumidores tienen miedo y pueden provocar que un retroceso en las ventas de viviendas le dé la puntilla. El verdadero peligro está en que la promotora provoque un efecto dominó en el sector de la construcción, que supone un 17% del PIB de la segunda potencia mundial y que podría tener repercusión a nivel global. Al fin y al cabo, al lado de Evergrande, Martinsa Fadesa es una micropyme.