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DEL TALLER A LA GERENCIA

DEL TALLER A LA GERENCIA

El empresario cambió las aulas por la fábrica al acabar Bachillerato y tomó las riendas del negocio familiar cuando su padre se jubiló Javier García Consejero delegado de Micuna y presidente de Fevama

INÉS HERRERO

Sábado, 23 de marzo 2019, 23:56

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valencia. «Cuando no sepas qué hacer, trabaja, y si tienes dudas, sigue trabajando y las cosas ya se irán clarificando con el tiempo». Con esa filosofía de vida, Francisco Javier García Martín (Valencia, 1972) fue escalando posiciones en el negocio familiar de fabricación de muebles al que, desde pequeño, dedicaba fines de semana y veranos.

Confiesa que siempre tuvo «más interés en trabajar que en estudiar» y al terminar el Bachillerato, dio el salto definitivo a Micuna, tras «dos años trabajando por el día y estudiando por la noche». Progresó «sin trato de favor» alguno, a base de trabajo, constancia y formación continua, como acredita un curriculum que incluye múltiples cursos como el de Dirección y Administración General de Empresas de la Escuela de Negocios Lluís Vives o un Executive MBA+ impartido por Inede Business School y APD.

En 1992 se incorporó a la plantilla, inicialmente en fabricación. Del taller al equipo comercial, pasando por todos los departamentos y funciones, en una época que le «sirvió para valorar en su justa medida el trabajo y esfuerzo» necesarios para obtener un producto de calidad. Uno de sus primeros hitos fue la implantación de maquinaria de control numérico. Ahí despertó su interés por la parte técnica y su «ilusión al ver los resultados» de la incorporación de tecnología al negocio que fundó su padre en los años 70, cuando dejó su trabajo de tallista para montar un pequeño taller en un bajo de Silla, en el que trabajaba toda la familia. Comenzó a fabricar taquillones para la entrada de casa y con el nacimiento de su primogénita, única mujer de cinco hermanos y hoy a cargo del área de Producto, Marketing y Comercial de Micuna, se lanzó a hacer cunas de madera. La primera para su hija María Eugenia, después para sus sobrinos y, cuando se corrió la voz, por encargo. Más cálidas que las metálicas, pronto se hicieron hueco en tiendas de muebles, colchones, juguetes e incluso bicicletas, donde se consolidaron al incorporar requisitos de seguridad e innovaciones tecnológicas.

Su hijo Javier, que «a los 25 años trabajaba hasta de noche», lideró las sucesivas transiciones desde «un negocio artesanal, en el que los planos se hacían a mano», hasta «una empresa de alta producción, con oficina técnica, departamento de compras e innovadores programas para organizar la producción».

Los cinco hermanos García Martín pasaron por la empresa, que cuenta con una plantilla de 85 personas y en la que hoy continúan la mayor, María Eugenia; el pequeño, Jorge, a cargo de Producción, Compras y Logística; y Javier, que en 2007 fue elegido sucesor y tomó las riendas cuando su padre, a los 65 años, decidió que se jubilaba y lanzó el primer protocolo familiar para promover una sucesión ordenada. Tras varios años en la dirección adjunta, en 2009 fue nombrado consejero delegado y le tocó lidiar con una crisis que impulsó la oferta de bajo coste o de segunda mano, hasta copar ya un tercio del mercado. «A la caída de la natalidad se sumó que los padres tuvieron que sacrificar compras y preferían ahorrar en la parte que se quedaba dentro de casa, como la cuna que, a diferencia del carrito, no se veía», explica García.

Micuna facturaba 23 millones en 2008, frente a los 7,5 actuales, después de tres años con las ventas estabilizadas gracias a la internacionalización. Para sobrevivir, fue clave la enseñanza del fundador de «ser muy conservadores en el endeudamiento: primero pagar y después gastar». Hoy apuestan por la internacionalización, la productividad y la innovación, para diferenciarse del 'low cost' con cunas conectadas vía wifi a aplicaciones, que se mecen al detectar el llano o controlan la temperatura y la humedad, y les abren las puertas de mercados como Estados Unidos, Rusia y Asia. Un tercio de la facturación procede de la exportación.

El empresario, afincado en Silla, preside la Federación Valenciana de la Madera y el Mueble (Fevama) desde hace algo más de dos años. Compaginar sus labores institucionales con el día a día de Micuna le exige «muchas horas», por lo que el tiempo libre, salvo tres huecos semanales para ir al gimnasio, es para estar con su familia y amigos. Javier García admite que le encantaría que su hija de ocho años y su hijo de once pudiesen trabajar en la empresa, «siempre que sea lo que les gusta» y lo vivan como él, que la considera «parte de la familia».

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