Lanzadera convierte 12 años de experiencia en un algoritmo que 'receta' la aceleración de cada startup
La aceleradora impulsada por Juan Roig estrena una plataforma propia que diagnostica el estado de cada startup y prescribe un plan de aceleración con seguimiento periódico
Lanzadera, la aceleradora impulsada por Juan Roig y eje de Marina de Empresas, ha decidido encapsular en software 12 años de aprendizaje con emprendedores. Desde septiembre de 2025, cualquier startup que entra en el programa encuentra un nuevo punto de contacto digital: una plataforma propia que diagnostica su estado, prescribe un plan de trabajo y permite seguir la ejecución mes a mes. La directora general de Lanzadera, Marta Nogueras, lo resume: «Es un salto muy importante meter esta capa de digitalización. Creemos que estamos en un punto de madurez capacitado para sostenerla y hacerla crecer».
No es un capricho tecnológico, sino la culminación de un proceso de ordenación interna. Tras más de 1.700 startups aceleradas, Lanzadera había generado una «inteligencia» tácita —métodos, métricas, patrones— que el equipo lleva dos años metodizando y testeando. El resultado es una herramienta que añade rigor y escala a un modelo que sigue teniendo corazón humano. «La herramienta nos ayuda a diagnosticar y a dar una prescripción, pero todo lo supervisa una persona: el director de proyectos, que es como el médico de cabecera de cada empresa», explica Nogueras.
Diagnóstico con datos, receta con método
El recorrido comienza con una radiografía exhaustiva. Al entrar, la startup aporta datos de negocio: facturación, clientes, plantilla, crecimientos, inversión en marketing, gobernanza y liderazgo, estructura societaria, capital y financiación. Con ese input, el «cerebro» de la plataforma posiciona a la compañía en distintas variables y emite un diagnóstico de punto de partida. A partir de ahí, activa un plan de aceleración basado en prescripciones claras: qué formaciones y mentorías priorizar, qué recursos de Lanzadera consumir y en qué secuencia.
Los ejemplos aterrizan el concepto: si una empresa depende de un único cliente, la plataforma empuja a diversificar la base de ingresos; si no existe pacto de socios, activa el ordenamiento societario; si falta talento clave, prescribe fichajes concretos. Todo con seguimiento mensual y trazabilidad de avances. «Voy a ir viendo mes a mes cómo se va ejecutando y si va evolucionando la startup en los puntos que hemos detectado: firmar un pacto de socios, captar más clientes o fichar a más talento», detalla la directora.
Aunque Lanzadera valorará métricas para seleccionar proyectos, Nogueras enfatiza que no renuncian a su criterio fundacional: «La dedicación máxima al proceso de selección es analizar al equipo fundador y al líder». La plataforma ordena y acelera; el factor determinante —la ejecución del equipo— sigue siendo humano. «La fórmula del éxito la marca el propio emprendedor. Lo que marca la diferencia es la ejecución del equipo fundador», afirma.
Un producto propio
El camino hasta el desarrollo interno no fue lineal. La aceleradora ha pasado años operando con licencias y un mosaico de herramientas para cubrir tramos de sus programas de aceleración. La conclusión: no había en el mercado una solución ajustada a la complejidad y particularidad de su método. «Nos hemos visto necesitados de hacer una herramienta propia porque no la encontrábamos en el mercado», reconoce Nogueras.
El software se encuentra en piloto y ya lo utilizan las 150 startups que han entrado en septiembre. El objetivo es ampliarlo progresivamente para acompañar el crecimiento del propio programa y de Marina de Empresas, que prepara nuevas instalaciones, como la de base Alinghi. La visión es ambiciosa: más calidad de seguimiento, más claridad para el emprendedor y más capacidad para escalar sin diluir el valor. «La idea es que podamos ayudar a más empresas y tener mucha más claridad tanto nosotros como los emprendedores; está herramienta está muy orientada a los emprendedores para que ellos sepan cómo van dentro de Lanzadera», apunta.
La herramienta no es un viraje al remoto, sino un complemento al modelo presencial que, según Lanzadera, comprime en seis meses el progreso que un equipo lograría en dos años por su cuenta. Mentorías, formaciones, proveedores especialistas, vinculaciones con corporaciones y acceso a inversión (a través de Angels Capital) mantienen su epicentro en Valencia. «El foco está aquí. Somos capaces de acelerar en formato presencial y nuestro compromiso es que lo que tardarían dos años fuera, aquí lo hagan en seis meses», subraya Nogueras. La plataforma sirve como panel de control compartido, cadencia de contacto y evidencia de ejecución.
Validación continua y adaptación a cada negocio
Aunque septiembre marca su «puesta de largo», el desarrollo viene acompañado de validación temprana con emprendedores para minimizar fricciones. Habrá ajustes —«vamos a tener que hacer correcciones»—, pero no alterarán el núcleo: medir el desarrollo en aceleración y prescribir el plan. La personalización es clave: no se acompaña igual a un retailer con tiendas físicas que a un desarrollador de software, ni a una startup que opera en España que a otra que vende en Lituania. Aquí la tracción histórica de Lanzadera aporta un diferencial. «Hay una base de conocimiento muy grande tras apoyar a muchos emprendedores que son muy representativos ya del crecimiento del emprendedor español. Tenemos la capacidad de tenerlo muy adaptado al mercado español y de entender la realidad de cómo tienen que ir creciendo», explica.
En selección, Lanzadera empuja cada vez más hacia compañías con ingresos —«el programa se activa mucho más cuando tienen negocio desarrollado»—, pero sin abdicar de su apuesta por equipos con hambre, resiliencia y humildad para iterar. «Que tengan dedicación plena, mucha hambre, que sean resilientes, que tengan la humildad para escuchar y evolucionar, y capacidad de adaptación», enumera. La herramienta, en este sentido, no sustituye al criterio: lo hace auditable, repetible y más rápido.
Valencia, entre la ambición y el anclaje local
El movimiento encaja en un momento dulce del ecosistema valenciano, impulsado por citas como el Valencia Digital Summit y por el crecimiento de iniciativas tractoras. Nogueras identifica fortalezas y retos: «El ecosistema emprendedor valenciano tiene muchísimo talento, es joven y se está trabajando cada vez más cohesionados. Eventos como el Valencia Digital Summit permiten poner a Valencia en el mapa». La asignatura pendiente: atraer más inversión internacional y corporaciones que miren a Valencia como plaza de innovación. «Tenemos que ser atractivos para inversores internacionales, que vengan cada vez más corporaciones y que se fijen en lo que hay aquí. Si ya estamos empezando a atraer emprendedores de fuera, en unos años veremos que el nivel ha subido y que el talento se ha retenido», proyecta.
Con 300 startups al año entre sus programas, Lanzadera mira a ampliar capacidad sin perder la esencia: acompañamiento cercano y disciplina operativa. La nueva plataforma es la pieza que faltaba para escalar con rigor. Digitaliza el método sin deshumanizarlo y convierte la intuición acumulada en un sistema prescriptivo. En una industria donde abundan los dashboards, Lanzadera propone algo más exigente: una receta accionable, medible y supervisada. O, en palabras de su directora, «un apoyo muy importante» para que cada empresa sepa dónde está, qué tiene que hacer después y cómo demostrar, con datos, que avanza en la dirección correcta.