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Vista de la sede de la Bolsa en Madrid. Efe
La volatilidad de la Bolsa se contagia a la deuda

La volatilidad de la Bolsa se contagia a la deuda

La desaceleración y los bancos centrales están poniendo en problemas a la deuda de las empresas, pero aún puede haber oportunidades

Cristina Vallejo

Sábado, 1 de diciembre 2018, 21:41

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La Bolsa ha estado muy volátil, pero la renta fija corporativa también ha sufrido. Quizás los inversores están muy pendientes de la renta variable y menos de la deuda, cuando según Félix López, de Atl Capital, uno de los fenómenos del último mes o mes y medio ha sido la ampliación de los diferenciales de todo tipo de deuda privada, desde la más segura hasta la de alto rendimiento. Este fenómeno implica que los inversores están aplicando una mayor prima de riesgo a la deuda privada.

Los inversores han vendido Bolsa y también bonos. Según BofA Merrill Lynch Global Research, ha habido salidas de dinero de fondos de renta fija corporativa de alta calidad en quince de las últimas dieciséis semanas y los productos que invierten en títulos de alto rendimiento han registrado salidas de dinero en las ocho últimas semanas. La deuda corporativa americana ha liderado esta tendencia negativa, seguida de la europea.

Chris Iggo, de AXA IM, explica así las causas: «Los diferenciales se están ampliando en respuesta a cómo el deterioro de los fundamentales macro (expectativas de crecimiento más bajo y tipos de interés más altos) impacta en los balances de las empresas y a cómo los inversores valoran el riesgo de crédito». Iggo cree que es acertado ser cauteloso con la renta fija corporativa: «Con el Brexit, la guerra comercial, Italia, la desaceleración china y precios del crudo más bajos aún en la agenda, es difícil ver al proceso de incremento de los diferenciales parándose ya».

David Ardura, de Gesconsult, que coincide con que este escenario ha contribuido a los últimos movimientos que se han visto en la deuda corporativa, también apunta otras razones que han llevado a las ventas de títulos: venimos de unos diferenciales muy bajos por la acción de los bancos centrales. Y éstos se están retirando del mercado. En ello insiste Enrique Lluva, de Imantia: «Venimos de vivir diez años muy buenos para la renta fija, y este gran ciclo está llegando a su fin por la retirada de los estímulos de los bancos centrales: la Reserva Federal está drenando liquidez y el Banco Central Europeo va a acabar con las compras de deuda en diciembre. Los precios tienen que reflejar que el BCE va a desaparecer como comprador».

Esto último, según Lluva, impacta no sólo en los títulos corporativos no financieros y grado de inversión que son los que ha comprado el BCE en los últimos años, sino también en los financieros y el 'high yield' que no ha adquirido, puesto que los inversores, al ver cómo se encarecía la deuda corporativa bajo efecto del Eurobanco, en su búsqueda de mayores retornos, compraron la que estaba al margen de su actuación y, con ello, también los tipos de la deuda más arriesgada cayeron con fuerza.

¿Oportunidades?

En este contexto también es posible que puedan aflorar oportunidades. Antes de entrar en ellas, la advertencia que lanza BofA Merrill Lynch: comprar en las caídas no ha funcionado y parece que nadie quiere coger el cuchillo cuando está cayendo.

Desde Dunas Capital Inverseguros José María Lecube sostiene que si bien en crédito en su firma han estado muy defensivos esperando esta apertura de los spreads, ahora los bonos parecen ofrecer más valor, por lo que creen que ésta puede ser ya una buena oportunidad para meterlos en cartera. Lecube explica que buscan bonos con cupones que den soporte a las carteras, pero también con valor intrínseco, es decir, que puedan ver reducidos sus spreads.

Jonathan Harris, de Schroders, coincide en la posibilidad de que pueda haber oportunidades, pero avisa de que puede haber grandes diferencias en el comportamiento de las distintas emisiones, por lo que el análisis 'bottom-up', es decir, compañía a compañía, bono a bono, será fundamental. En el caso de los inversores particulares, la clave estará en apostar por un buen fondo que invierta en renta fija corporativa. Los gestores consultados comparten algunas de las claves en las que se están fijando a la hora de escoger sus inversiones.

Ardura señala que las oportunidades podrían estar en los cortos plazos, inferiores a un año, puesto que ahora tienen tipos positivos. Y ésa es también la apuesta de Félix López, aunque avisa de que los diferenciales pueden continuar subiendo. Ante esta posibilidad, Ardura aconseja mantener una posición de liquidez de un 30% de la cartera, porque de ese modo se tendrá la posibilidad de rotar la cartera y de aprovechar las oportunidades que surjan.

Opciones sectoriales

Ignacio Victoriano, de Renta 4, comenta que apostando por duraciones cortas y emisiones líquidas, se puede sacrificar un poco la calidad, lo que significa que se pueden tomar más riesgos en los sectores que se escogen. Aunque Victoriano, en principio, se mantendría precavido con la banca y apostaría por compañías industriales y las empresas menos ligadas al ciclo, como las 'utilities'. Propone, por lo tanto, una estrategia defensiva, tanto por los plazos que plantea como por los sectores.

Ardura sí apuesta por la banca: cree que todo tipo de emisiones de Santander, BBVA y Bankinter son una oportunidad. Y también las de Lloyds, debido a que se ha visto afectado por el Brexit. Y en esta apuesta por la banca coincide Lluva: a su favor argumenta que la economía va a continuar creciendo, aunque se vaya a desacelerar, y que el precio oficial del dinero va a subir y, en este escenario, el negocio de los bancos suele funcionar bien. Con vistas al próximo año se podría apostar por su deuda senior o por la senior non-preferred, que da algo más de rentabilidad. Lluva cree que tienen interés las titulizaciones hipotecarias, porque el papel que hay es escaso y se ha emitido a tipo flotante, lo que protege de la inflación y de la subida de los tipos de interés. A las emisiones bancarias, Ardura suma las energéticas, que se han visto castigadas por la caída del precio del petróleo, y señala el interés de una de Pemex de cercano vencimiento con una rentabilidad del 0,8%.

López se inclina por lo más cíclico: ni 'utilities' ni 'telecos' han corregido. Aunque avisa: «Nos esperaríamos a tipos más altos para entrar en los sectores que nos gustan».

Ojo a los ratings

A la hora de entrar en la renta fija corporativa, no sólo hay que tener en cuenta el plazo de la emisión, el sector y la compañía en concreto, también hay que evaluar la calidad, es decir, el rating. Harris destaca cómo en los últimos años, las emisiones dominantes son las de menor calidad. Y, por tanto, las más vulnerables.

En un contexto de desaceleración económica y riesgo de que se acerque una recesión, el peligro está en que haya rebajas en las calificaciones crediticias. En opinión de Ardura, las más vulnerables, las que más pueden sufrir son las 'BBB-', porque es el último escalón antes de bono basura. Rebajas en emisiones con ese rating pueden provocar severas ventas y, por tanto, fuertes caídas: hay fondos de inversión, aseguradoras y planes de pensiones que no pueden tener ese tipo de bonos en cartera. Según Ardura, este fenómeno es más probable que pase en Estados Unidos que en Europa, porque las compañías americanas están más endeudadas.

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