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Isabel Sanchis: Del ordenador a la aguja

Isabel Sanchis: Del ordenador a la aguja

La diseñadora de alta costura dejó su trabajo en una oficina para abrir una academia de confección, pero fue con la crisis cuando lanzó su atelier internacional

E. RODRÍGUEZ

VALENCIA.

Domingo, 7 de abril 2019, 00:20

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«Estaba en una oficina de El Corte Ingles pero me di cuenta que no me gustaba y me fui para montar una academia de corte y confección. Con la crisis decidimos dar el salto al mundo y entonces fuimos a París». Así resume la diseñadora valenciana Isabel Sanchis su historia como emprendedora. Aunque se remonta a treinta años atrás, fue con la crisis de 2008 cuando el negocio se transformó en lo que es hoy en día. Con el apoyo de sus hijos, inició la internacionalización de una marca que tiene sus mejores clientes en Oriente Medio y América.

Precisamente, en el pasado mes de febrero, Sanchis y su hija, Paula Maiques, exhibieron cerca de un centenar de vestidos en la última Semana de la Moda en París. Con esta edición, suman ocho años yendo a la ciudad de la Torre Eiffel dos veces al año, una cita que recuerda a la emprendedora valenciana sus pinitos en las pasarelas. «Empecé confeccionando trajes a mis amigas y vecinas. Una de mis clientas dijo 'esto es bueno' y me presentó a algunas tiendas», relata la empresaria remontándose a sus primeros años de carrera.

En concreto, su atelier facturó cuatro millones de euros en 2018, aunque matiza que en el año anterior registraron una cifra de negocio superior por el mejor comportamiento de los países árabes. «Este año hemos entrado en China y esperamos crecer», cuenta Sanchis, quien añade que cuenta con un equipo de once personas en diseño y de cuarenta en taller, una cifra que se eleva hasta los sesenta empleados en época de mayor carga de trabajo.

Si algo destaca Sanchis sobre la empresa es su carácter familiar. «Trabaja mi marido, dos de mis cuatro hijos y mi nuera», explica. En concreto, su hija Paula estudió Bellas Artes y desde pequeña se ha interesado en el diseño, mientras que su hijo Francesc se encarga de la parte comercial. «Son grandes trabajadores», manifiesta, orgullosa, la empresaria. Con sus hijos, Isabel Sanchis dio el salto internacional y lanzó su página web. Con ello, han conseguido multiplicar sus ventas y hacerse con una cantera fiel de compradoras amantes del estilo de esta diseñadora que cuenta con una fábrica propia.

Tal y como recuerda Sanchis, la crisis económica de 2008 supuso un punto de inflexión para el negocio ante la amenaza de cerrar la fábrica y acabar con el trabajo de decenas de personas. Entonces, la clave de la supervivencia estaba en salir al exterior. «Mis hijos, que además de tener conocimientos fueron muy valientes, me animaron a mover la marca en el extranjero», indicó a la agencia Efe en París durante la celebración de la Semana de la Moda.

«En el extranjero se da más importancia a la alta costura: Emiratos, Arabia Saudí, Singapur... le dan muchísima importancia a las prendas hechas en talleres artesanales, el 'hecho en España' es muy valioso para ellos», asegura. En España, dice, se valora menos, pero hay gente que busca ropa buena, patrones bien hechos y «una flexibilidad» de tallas, lo que les ha dado otro hueco. «Nos centramos mucho en las prendas de costura, intentamos que el patronaje sea perfecto, y nuestra característica es la feminidad. Incluso cuando investigamos un poco en tejidos diferentes, mantenemos siempre un carácter que se adapte a todo tipo de cuerpos», explica su hija Paula.

Calidad ante el 'low cost'

Ante la amenaza en auge de las falsificaciones y la moda 'low cost', Sanchis tiene clara su estrategia de valor añadido. «Muchas gente no compra nuestros trajes porque hay moda más barata. Pero nosotros tenemos flexibilidad de tallas, de servicio, vigilamos las prendas extenuadamente, invertimos en tejidos, en patronaje y eso es lo que más nos está ayudando. Además, es muy importante el trato personalizado. Si tenemos que tener el traje en dos días para que esté en EE UU, lo tenemos», indica la empresaria.

Cabe añadir que la marca valenciana tiene un sello claro en sus diseños. «Casi siempre marcamos cintura, intentamos aportar volúmenes en algunas partes del vestido que estilicen, que den juego a cada tipo de cuerpo», señala esta emprendedora internacional.

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