Una empresa valenciana crea un buscador de 'influencers'

Según explicó Lorena Cava, responsable de marketing de la firma, se trata de automatizar la búsqueda del prescriptor más afín en base a filtros demográficos, de género, ubicación o relativos a los seguidores, para medir su grado de interacción, impacto en una zona concreta o detectar perfiles falsos. Todo ello, antes de pagar unos 300 euros por campaña a 'influencers' con 10.000 seguidores, hasta mil euros por foto a quienes rondan los 500.000 o disparar la inversión con famosos, cifras aportadas como aproximación genérica y sujetas siempre al ajuste cualitativo, no solo al dato de seguidores.

En la jornada celebrada este martes en Valencia se dieron a conocer dos casos de éxito. La arquitecta valenciana Macarena Gea (@macarenagea) repasó su trayectoria en el mundo digital, por el «método de prueba y error», desde que en 2007 abrió un blog «casi por casualidad» para vender los complementos que diseñaba durante su etapa como becaria. Actualmente cuenta con 195.000 seguidores en Instagram, gracias a una oferta de contenidos sobre decoración y 'lifestyle' que evoluciona al ritmo de su propia vida. La bloguera e 'influencer' realiza colaboraciones con marcas que encajan con su público y convenientemente identificadas como publicidad, según explicó en la jornada, en la que reivindicó la profesionalidad de quienes ejercen ese oficio con seriedad y honestidad.

Por su parte, la también valenciana Cristina Calatrava (@ criscalatrava) relató cómo fue sumando suscriptores a medida que subía fotos de diferentes 'looks', primero hechas con su propio móvil a cambio de ropa y después, de mayor calidad al comprobar que «se podía ganar dinero» con esa actividad en redes sociales. En su caso, sin ocultar que se trata de colaboraciones con marcas de las que incluso es embajadora, aboga por ser «cuanto más sutiles, mejor», para obtener una mejor respuesta entre sus 81.400 seguidores en Instagram.

Isabel López, consultora de la agencia de publicidad Increnta, valoró asimismo la progresiva profesionalización del sector y remarcó que la clave es «tener capacidad de prescripción y de generar contenido interesante, más allá de la herramienta que se utilice» para difundirlo. Además, destacó las ventajas de la tecnología a la hora de diseñar estrategias de influencia.

Según señalaron diversos expertos jurídicos de Garrigues, en las acciones junto a 'influencers' los riesgos para la marca dependen del mayor o menor control que acuerde tener sobre los contenidos difundidos por el prescriptor, que podrían dañar su reputación y conllevar indemnizaciones o penalizaciones, e incluso del posible incumplimiento de obligaciones fiscales por parte de «influencers amateurs».