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Terraza en un bar de Sevilla. R. C.
Una de cada diez empresas cerrará y la mitad entrará en pérdidas

Una de cada diez empresas cerrará y la mitad entrará en pérdidas

El año cerrará con el doble de negocios con problemas de solvencia, sobre todo entre las de hostelería, restauración, ocio y transportes, lo que elevará la morosidad ante la banca

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Martes, 1 de diciembre 2020, 13:26

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La pandemia del coronavirus se llevará por delante hasta un 10% de las empresas si persisten los efectos de la crisis económica durante mucho más tiempo, después de que la mitad de esos negocios finalice este año en pérdidas. Son las dos grandes previsiones realizadas por el Banco de España con los datos obtenidos hasta ahora de las empresas no financieras en la Central de Balances presentada esta mañana, donde se dibuja un panorama desolador para la actividad empresaria.

El documento apunta que prácticamente un 50% de los negocios llegarán a final de año con unas cuentas de resultados en números 'rojos'. El supervisor ha elaborado una simulación del cierre del ejercicio en el que constata que «la mitad de las empreas presentarían una rentabilidad negativa», según ha señalado el el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce. Incluso «se produciría un deterioro de esa rentaiblidad que se situaría próximo a cero en las pymes, más acusado que en las grandes corporaciones».

En el caso concreto de las empresas más impactadas por la falta de actividad por el coronavirus, como las ligadas al turismo, el deterioro de sus cuentas sería aún mayor. Un 75% de los negocios de ese colectivo tendrá rentabilidad negativa en 2020, según los cálculos elaborados por el supervisor.

A partir de ahí, los empresarios afrontarán un 2021 en el que casi uno de cada diez negocios puede ser inviable si se materializa la previsión del escenario «más negativo» posible en el que la actividad empresarial siga arrastrando el impacto del desplome de ventas de este ejercicio durante muchos meses.

Estos cálculos dibujan un panorama sombrío sobre todo para los pequeños negocios que se verán abocados a quebrar e incluso cerrar si la crisis se enquista. Incluso considerando el mejor de los casos, el de un contexto en el que la recesión actual no dejara rastros en la actividad de las empresas a partir de enero, hasta un 6,6% de las empresas también serían financieramente inviables.

Ante esta situación, Óscar Arce ha señalado que habrá «un aumento de la morosidad» de las compañías con sus bancos ante los créditos que han asumido y cuyo pago puede verse en peligro si finalmente tienen que clausurar su actividad por la insostenibilidad de los negocios.

La radiografía que avanza la situación de las empresas a partir del próximo año no es nada halagüeña ni siquiera para las que consigan salir adelante. La simulación elaborada por el Banco de España sostiene que casi un 19% de los negocios entrará en situación de insolvencia, esto es, dificultades para afrontar sus compromisos financieros. Así será en el peor escenario posible de la economía, según el supervisor. Y de materializarse esta realidad, supondría casi duplicar el colectivo de empresas insolventes con respecto a las que había a finales de 2019, cuando el coronavirus aún no había dado señales en España. Incluso en un escenario más benigno, la insolvencia afectará a un 14,5% de los negocios, lo que revela las dificultades por las que atravesarán muchos empresarios para pagar sus deudas y, a la vez, mantener su actividad.

El impacto de estos problemas será my distinto en función del sector empresarial que se trate. Por ejemplo, las insolvencias dañarán considerablemente a la hostelería, la restauración y el ocio, donde hasta un tercio de los negocios podrían entrar en esa situación en un contexto de crisis enquistada (un 20% en el caso de una recuperación ágil); también a las actividades vinculadas al motor, con insolvencias que alcanzarían al 30% de las empresas (un 23% en un escenario benigno); y al comercio, con un impacto de hasta un 25%.

Los efectos de esta crisis también se dejará notar de forma heterogénea dependiendo del tamñaño de las empresas. Afectará en mucha mayor medida a las pequeñas y medianas (pymes), donde la insolvencia alcanzará a casi una de cada cinco compañías, frente a las grandes corporaciones, con un impacto estimado sobre el 15% del total.

Óscar Arce también explica que el impacto de situaciones de insolvencia y no viabilidad es más moderado en empleo (afectaría a empresas que representan un 10% del empleo en España) y deuda (un 20% del total) porque las firmas grandes absorben mayor proporción relativa de empleo y deuda.

En cualquier caso, la caída de la actividad de las empresas por la crisis ha hecho que se eleve la proporción de empresas cuyos ingresos son insuficientes para cubrir los gastos financieros derivados de sus deudas, lo que ha generado un déficit de liquidez. La información más reciente evidencia que la deuda financiera consolidada del sector empresarial (préstamos bancarios y valores de renta fija) se ha elevado cerca de un 5% entre febrero y octubre, para cubrir una parte de sus mayores necesidades de liquidez, lo que, junto con el posible retroceso de los beneficios futuros, se habría traducido en un deterioro de su solvencia, entendida esta como su capacidad para devolver la deuda contraída con los resultados futuros generados. De acuerdo con los ejercicios realizados, el porcentaje de empresas con presión financiera elevada aumentaría en casi 27 puntos porcentuales entre 2019 y 2020, hasta situarse en el 40%.

Recuperación en el verano

El informe de la Central de Balances recoge los datos actualizados de la situación económica por la que atraviesan las compañías no financieras hasta septiembre. Hasta ese momento, la crisis ha provocado «descensos acusados de los excedentes ordinarios, del empleo y de los niveles de rentabilidad en esta muestra de empresas».

Los gastos e ingresos atípicos (los que se materializan por una venta puntual, por ejemplo, u operaciones relevantes concretas como un ERE) ejercieron un impacto negativo sobre el resultado final, debido al reconocimiento del deterioro en el valor de inversiones de naturaleza financiera, lo que, junto con los pagos por el impuesto de Sociedades, llevó a pérdidas en el resultado neto final, hecho que no sucedía desde 2002. Expresado en porcentaje sobre el valor añadido bruto (VAB) de la compañía, el resultado final se situó en un -16,1%, frente al 19,4% registrado en el mismo período del ejercicio precedente.

Entre enero y septiembre el valor añadido bruto se redujo, en términos interanuales, un 22,5%, evolución que contrasta con el aumento del 0,7% registrado un año antes.

Los ingresos financieros también descendieron con fuerza, un 33,3%, como consecuencia tanto de los menores dividendos recibidos (-37,1%) como de los intereses cobrados (-20,1%), en tanto que los gastos financieros siguieron disminuyendo, un 8,1%, debido, sobre todo, a los menores costes medios de financiación soportados por las empresas.

No obstante, Arce ha constatado una recuperación «muy notable» desde el tercer trimestre tanto de la actividad como del empleo, y ha indicado que las políticas económicas aprobadas han sido «notablemente eficaces» hasta ahora, pero la presión sobre solvencia empresarial constituye uno de los principales retos para las autoridades estos meses.

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