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E. RODRÍGUEZ
Domingo, 17 de febrero 2019, 00:09
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Anticipación. Con esa palabra podría definirse la línea de trabajo de Mandriladora Alpesa, una empresa valenciana que, tras más de 25 años fabricando mandriles, tubos, cantoneras y anillas, se encuentra sumergida en el desarrollo de dos productos que se antojan determinantes en el sector del embalaje y el transporte y, sobre todo, en la lucha contra el abuso del plástico y la madera. Se trata de su palé de cartón, Úpalet, por el que ha sido galardonado con el premio Liderpack a mejor embalaje de logística y, por otro lado, está la siguiente versión, Úpalet Box, un sistema de carga indivisible que la compañía acaba de presentar en Europa.
La visión de futuro ha sido el valor clave de la empresa en todos estos años, según indica Sergio Altur, director de Nuevos Desarrollos Sostenibles de Alpesa. «Lo que nos interesa es escuchar al mercado y creo que hemos acertado. Partíamos de la base de que el sector del plástico tendría problemas, como se está viendo ya en los supermercados, que apuestan cada vez más por lo ecológico. Estamos alineados 100% con los objetivos medioambientales europeos», explica Altur, quien confiesa que, por lo pronto, los palets de cartón todavía no han hecho sombra a los convencionales. «Hay negocio, pero hasta el momento no ha habido ninguno en el mercado que sea eficaz. Nosotros hemos hecho varios prototipos buscando mejoras y creemos que con nuestra patente se puede conseguir», afirma el directivo, quien confía en que su desarrollo rompa con esas barreras que encuentran actualmente. «Hemos tardado 13 años en desarrollar el palé de cartón y a raíz de eso vamos innovando. Úpalet Box puede ser revolucionario. El siguiente paso es ir a Chicago para proponerlo al mercado americano», añade Altur.
Madera de empresaria
La historia de Mandriladora Alpesa es la de una empresa familiar que surge en 1991 en Tavernes de la Valldigna de la mano de Pilar Sánchez y su marido, Antonio Altur. Pese a que no tenían formación ni experiencia en esta industria, Sánchez vio un nicho de mercado potente. Y acertó. La emprendedora empezó tras comprar una máquina de segunda mano para fabricar mandriles de cartón. La empresaria fue reconocida en 2005 por la Cámara de Comercio de Valencia por liderar el despegue de la compañía gracias a su trabajo comercial. Posteriormente, Pilar y Antonio cedieron el testigo a sus hijos Javier y Sergio.
Durante estos 25 años de crecimiento, Mandriladora Alpesa se ha convertido en la sexta compañía europea en producción de tubos de cartón y el mayor fabricante de tubos, mandriles, anillas, cantoneras y perfiles de cartón de la Península, según destaca la propia mercantil. Entre sus hitos, subraya el año 1998 porque fue cuando obtuvo la certificación AENOR, lo que la convirtió en una de las empresas pioneras en conseguirla.
Por lo que respecta a las cifras de la compañía, en el terreno de producción se ha pasado de las 23.000 toneladas producidas en el año 2013 a las cerca de 34.000 del ejercicio 2017. Del mismo modo, su equipo humano ha crecido de los 107 empleados en 2013 hasta los más de 165 actuales. En cuanto a la facturación, la compañía registró 26 millones de euros en 2018 y para 2019 prevé alcanzar los 30 millones, un 13% más. Hace seis años, las ventas estaban en los 16,5 millones.
En concreto, la compañía cuenta con tres fábricas ubicadas en Tavernes de la Valldigna, (Valencia), Puente Genil (Córdoba) y Martorelles (Barcelona), pero es en el primer municipio donde tiene su sede principal y una nave de más de 20.000 metros cuadrados.
Para acabar de entender la trayectoria de Alpesa, es fundamental hablar de sostenibilidad, ya que, según Sergio Altur, ha sido clave en su desarrollo. «Somos 100% sostenibles. No cortamos árboles. Lo más importante es que no producimos ningún residuo y que el cartón es muy fácil de revalorizar», explica el responsable empresarial.
En este sentido, la firma utiliza materias primas renovables, reciclables y biodegradables. Además, en 2016 se unió a las empresas certificadas por el Instituto para la Producción Sostenible (IPS), un sello que acredita que tanto la producción como el producto son sostenibles.
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