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Cinco años después de la tormenta

El plan de reestructuración de Bankia redujo su volumen para recuperar la solvencia | Tras desinvertir, restringir el crédito, reducir plantilla y cerrar oficinas, el banco vuelve a beneficios y gana recursos gestionados en la Comunitat

Á. MOHORTE

VALENCIA.

Martes, 5 de diciembre 2017, 00:52

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Sólo unos días separan el anuncio del inicio de juicio oral por el caso Bankia y el quinto aniversario el pasado martes de la presentación del plan de reestructuración que redactó junto a su equipo José Ignacio Goirigolzarri. Mientras unos están apunto de responder de las irregularidades que se hubieran podido producir durante su periodo al frente en la entidad, los otros recogen los fruto de los cinco años que cambiaron Bankia.

La dieta a la que se ha sometido desde 2012 a la mayor entidad que cayó víctima de la crisis financiera ha dejado en el conjunto de España y en la Comunitat Valenciana un rastro de 6.533 y de 834 despidos, respectivamente. Esto ha significado un recorte de plantilla del 32,6% a escala nacional y del 25,6% en el territorio valenciano. Tras unas intensas negociaciones y un plan de prejubilaciones y ceses, la banco perdió fuerza laboral, lo mismo que cerro un 44% de sus oficinas en el país y un 36% en las provincias valencianas, según los datos facilitados por Bankia a LAS PROVINCIAS.

La entidad que asumió José Ignacio Goirigolzarri en mayo de 2012 y a la que recetó su tratamiento medio año más tarde, tras sacarla de la UCI, contaba con un volumen de créditos a escala autonómica de 23.664 millones de euros, con una contundente sobreexposición hipotecaria pese a los ajustes del rescate. Hoy tiene concedidos 15.434 millones en la Comunitat, un 34,7% menos. De un porcentaje similar ha sido la caída de los activo totales gestionadas en España, reducidos en un 36,5% desde 2012.

Por delante tiene la fusión con BMN, el proceso de privatización y la devolución de las ayudas

Desde la entidad se advierte que el descenso del crédito se explica por motivos internos, como los derivados de la disminución del tamaño de la entidad; y también de otros externos, como el comportamiento del mercado, que, por la crisis de sobreendeudamiento en la que se estaba, durante estos años los agentes económicos han ejercido un desapalancamiento general.

Además, después del trabajo de desbrozar el terreno, los árboles más relevantes del bancal han empezado a dar sus frutos. Ese es el caso de los recursos gestionados en la Comunitat Valenciana que ya son 21.197 millones entre depósitos y fondos, un 10,1% superiores a los de 2013. De hecho, si sólo se miden los depósitos a la vista, han crecido en 2.510 millones de euros, un 29,1% frente a diciembre de 2012.

El resultado pasó de registrar unas pérdidas de 19.056 millones hace un lustro a unos beneficios al completarse el tercer trimestre de este año de 739 millones. La rentabilidad (ROE), una vez se estuvo en beneficios en 2013, quedó en el 5,61% y hoy es del 8,10%. La eficiencia mejoró al pasar del 55,7% al 48%. La relación entre los préstamos y los depósitos del banco era en 2012 de un 142%, siendo hoy del 100,1%. La solvencia ha pasado del 4,94% al 15,81% y la morosidad bajó del 13% al 8,8% actual.

Todos estos parámetros hicieron que el Gobierno consideraba ya apropiado que la entidad fagocite a Banco Mare Nostrum (BMN), el otro banco que continúa en manos del Estado y con el que se espera que complete un proceso de fusión por absorción en 2018.

Sin embargo, está todavía por ver qué porcentaje se recuperará de los 22.424 millones públicos inyectados en su día para evitar la quiebra. A 31 de diciembre de 2016 sólo se ha devuelto 9.260 millones, quedando 13.164 millones pendientes, según el Banco de España. Para ponderar la situación, el propio Goirigolzarri advierte que si el Fondo de Garantía de Depósitos hubiera tenido que entrar a la entidad, sólo habría garantizado 100.000 euros por clientes, y aún así elevaría el precio del rescate a 60.580 millones, el triple de lo que costó.

Por último queda por ver cómo se procederá a su privatización, si se vende a bloque, se fracciona y sobrevive en solitario. Esa cuenta atrás ya está en marcha y expira en un año.

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