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REDACCIÓN
Lunes, 28 de julio 2014, 00:02
Los acuíferos «están al límite» en amplias zonas de España, según ha asegurado a Efe el coordinador del Observatorio de Políticas Públicas del Agua de la Fundación Nueva Cultura del Agua, Francesc La Roca, quien ha criticado la falta de previsión y los supuestos excesos del uso y consumo en determinados procesos productivos, señalando en especial al regadío, del que dice que gasta el 80% de los recursos hídricos del país.
Sin embargo, cálculos realizados durante los últimos años demuestran que el regadío español ya no emplea ese 80% tópico de antaño, sino que se ha bajado del 70%, incluso hay estudios recientes que apuntan al 65%. Todo ello gracias a las cuantiosas inversiones de modernización y racionalización de regadíos, privadas como públicas.
Por otra parte hay que recordar que durante los últimos años han sido muchas las voces técnicas y oficiales que han destacado el buen comportamiento exportador del sector agroalimentario español, siendo de los que mejor han soportado los embates de la crisis. Y dentro de lo alimentario, líder en el mercado exterior es la producción hortofrutícola, que en su grandísima mayoría es de regadío, porque sin agua no habría manera de cultivar y producir, y si no llueve sólo queda regar. A pesar de que muchos lo sigan obviando o incluso ignorando y criticando. Al final, el agua es producción, es comida para la población y es empleo y riqueza.
La Roca ha recordado que a medida que los ríos agotan su capacidad de renovación en el ciclo hidrológico se ejerce «una mayor presión sobre los acuíferos», que están al límite porque «se extrae más agua subterránea de las que se recarga». Y esta situación, añade, tiene «efectos colaterales» como el deterioro de los ríos, que no pueden mantener poblaciones piscícolas; su eutrofización, al no ser capaces de depurar el agua por sus procesos naturales, y la pérdida de otros usos como el abastecimiento de agua potable o el baño debido a la escasa calidad de los ríos por contaminación.
Para el representante de la Nueva Cultura del Agua «es preciso cambiar la actual visión política del agua en España», que considera que está sólo al servicio de la producción y el desarrollo económico a corto plazo, porque se presta «escasa atención a la recuperación del buen estado de los ecosistemas acuáticos y la gestión sostenible para disponer de suficiente agua de calidad en el futuro».
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