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VICENTE LLADRÓ
Sábado, 4 de abril 2020, 00:34
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valenciA. La falta de mano de obra en el campo se está agudizando por momentos y desde todo tipo de organizaciones, empresas y entidades agrarias se insiste ante las Administraciones públicas en la necesidad de que se arbitren fórmulas novedosas para tratar de minimizar la problemática situación. Una de las propuestas que empiezan a manejarse es la de legalizar a inmigrantes 'sin papeles' para que puedan trabajar en el campo.
La realidad es que bastantes actividades de todo orden, incluidas algunas agrarias, descansan en parte sobre operarios ilegales. Sin embargo, en estos momentos, esta 'masa' laboral irregular ha desaparecido de la circulación. Las personas que se encuentran en España en situación ilegal y que se ganaban la vida como podían -un buen porcentaje en el campo- se han visto obligadas a sumergirse aún más a raíz de declararse el estado de alarma. Ahora es mucho más probable que paren a cualquiera en alguno de los muchos controles policiales, y si puede ser complicado, o al menos incómodo, demostrar la razón de estar en la vía pública, imaginen lo que puede representar para alguien 'sin papeles'. Mejor no salir, por si acaso, y evitar complicaciones.
Esta situación, que como es fácil comprender debe afectar a bastantes miles de personas, plantea a corto plazo un problema humanitario, porque se trata de trabajadores que normalmente marchan 'al día', ganando lo justo cuando trabajaban, y ahora que están condenados a no poder ganarse la vida atraviesan graves penurias.
De modo que, por un lado, tenemos a muchas personas que podrían estar trabajando pero como están en situación irregular no pueden, ni se atreven a intentarlo, y ahora mismo están sin dinero y con muchas carencias para resistir; y por otro, una necesidad apremiante de mano de obra en múltiples sectores agrarios, que se va a agravar en las próximas semanas, conforme vayan entrando nuevas producciones hortofrutícolas con demanda de mano de obra para recolectar.
Lo lógico sería juntar la oferta con la demanda: personas paradas con personas o empresas que buscan a quién emplear. Los desempleados 'en regla', desde luego, pero se supone que esta línea de actuación no será suficiente. En consecuencia convendría flexibilizar el movimiento de temporeros que ahora está frenado por las restricciones en fronteras. Y también haría falta legalizar a los 'sin papeles'. Se resolverían así varias cosas a la vez: facilitar trabajadores para que no se pierdan cosechas y se asegure el abastecimiento alimentario, dar trabajo a quien busca ganarse la vida, proporcionar una manera firme de acreditar el necesario 'arraigo' social y laboral para su regularización definitiva, y aflorar al mismo tiempo una parte de la economía sumergida.
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